La decisión se aprobó anoche con el voto a favor del rector de la Universidad de la República (Udelar), Roberto Markarian, los tres representantes del orden docente y los decanos de Facultad de Ingeniería, María Simon, de Arquitectura, Gustavo Scheps, de Odontología, Luis Calabria, de Veterinaria, Daniel Cavestany y de Agronomía, Jorge Urioste. En contra se manifestaron los tres representantes del orden de estudiantes y los tres del orden de egresados, así como el decano de la Facultad de Medicina, Fernando Tomasina, quien, si bien personalmente estaba a favor de la resolución, votó en representación del consejo de su facultad, que había resuelto oponerse a financiar la obra del Hospital de Clínicas mediante un proyecto de participación público-privada (PPP).

La sala Maggiolo, donde sesiona el CDC, estaba llena. Entre los espectadores había en su mayoría integrantes de la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU), la Agremiación Federal de Funcionarios de la Udelar (AFFUR) y de la Unión de Trabajadores del Hospital de Clínicas (UTHC), y sobre el final la situación se tensó. Cuando se votó la resolución por mayoría, con la molestia de estudiantes y egresados porque no se postergó el tema, los manifestantes se retiraron de la sala, sacaron banderas y comenzaron a cantar, primero fuera y luego dentro de la sala: “Compañeros, compañeros / hoy venimos a luchar / porque el hospital del pueblo / no lo venda Markarian”. Cuando quienes cantaban ingresaron a la sala, Markarian resolvió levantar la sesión.

En discusión

Si bien durante el debate en el Consejo Directivo Central (CDC) nadie argumentó que el mecanismo de PPP sea el adecuado para una obra como la refuncionalización del Clínicas, la resolución determina que el rector comunique al Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) la voluntad de la universidad de inscribir el proyecto como iniciativa pública en el procedimiento de PPP.

La reforma del Hospital de Clínicas se discute desde hace mucho tiempo en la universidad, pero fue en diciembre de 2015 que el CDC resolvió elaborar un proyecto arquitectónico y otro de financiamiento de las obras, a la vez que se manifestó que no existía consenso en el órgano universitario respecto a la propuesta de hacerlo mediante PPP. El proyecto arquitectónico se presentó en marzo, y en mayo, una propuesta de financiamiento, que planteaba pagar los 120 millones de dólares requeridos por la obra (que se realizaría en un plazo de entre cinco y seis años) mediante la exoneración parcial, y por diez años, de los aportes patronales que paga la Udelar (de 19,5% del sueldo, y que no pagan las universidades privadas). Pero en julio la respuesta del gobierno llegó a través de una carta de los titulares del MEF y del Ministerio de Salud Pública, Danilo Astori y Jorge Basso, en la que se rechazaba esa opción por considerar que implicaba un aumento del déficit fiscal. En esa carta, también, el gobierno ratificaba que la única opción para realizar la obra era el mecanismo de PPP, la única propuesta que había presentado en 2015 para concretar la aspiración universitaria.

En vista “del tiempo transcurrido” desde julio, Markarian pidió a los consejeros discutir este tema ayer. Lo hizo en una carta en la que manifestaba su disposición a iniciar el proceso de PPP aun teniendo en cuenta que la aplicación de la ley en obras de salud pública “es complicada, no porque vayamos a perder la autonomía de la universidad, del hospital o el control de nada, sino que el hecho de que sea una obra de gran complicación técnica hace que los financiadores puedan poner muchas complicaciones a los efectos financieros”. Aseguró que eso surge “con total claridad” del estudio de la experiencia internacional, y reconoció que también “es difícil que le pidamos a este gobierno que nos diga cómo va a pagar el gobierno que viene”. Este fue un punto de debate posterior, ya que la ley de PPP (la 18.876) establece que el encargado de pagar por el contrato debe ser la administración contratante, en este caso la Udelar, lo que comienza a ocurrir una vez que la obra está culminada y en funcionamiento, es decir, dentro de varios años y con otro gobierno, que debería asegurar las partidas extras al presupuesto universitario con ese fin.

Pero el rector recordó los pronunciamientos de docentes y no docentes del Clínicas “acerca de la casi imposibilidad de cumplir las diversas funciones” en el hospital (se leyeron dos cartas de la dirección del hospital, de los directores de servicios y de 250 docentes del Clínicas, en ese sentido), y que no hay formas de financiamiento alternativas sobre la mesa. Descartó firmemente las versiones que mencionan la pérdida de autonomía como un problema: “no tengo que dar más muestras, la institución va a mantener su plena autonomía, el control de lo que se quiera hacer”, dijo, y manifestó que cualquier afirmación que sugiera lo contrario la rechazaría “determinantemente. No seré el rector de una universidad que entregue algo respecto de su autonomía”.

Luego el consejero docente Marcelo Cerminara presentó el proyecto de resolución propuesto por la Asociación de Docentes de la Udelar (ADUR) que, con algunas modificaciones, fue el finalmente aprobado por el CDC. En los considerandos se recuerda la importancia del hospital para el país, la falta de inversión que ha tenido en sucesivos gobiernos, el proceso que hizo la Udelar para llegar a tener su proyecto y las respuestas que ha dado el gobierno. Cerminara aseguró que “nadie está contento con la situación” a la que se llegó, que a la vez es “histórica, porque por primera vez contamos con la posibilidad de reformar el hospital”. Reiteró que hay evidencia de que la PPP “no es el mecanismo razonable para financiar un proyecto tan complejo como un hospital”, pero “si eso es así, o no, se va a demostrar en el proceso de estudios en los que hay que avanzar ahora”. En particular se refería a un estudio conocido como “valor por dinero”, que compara los costos de hacer la obra mediante PPP con los costos de la obra mediante la financiación tradicional. ADUR y el rector propusieron que esos estudios los puedan hacer equipos universitarios, de forma “de tener todas las garantías”, y Cerminara, así como otros consejeros, especularon con que los resultados de esa comparación darán “negativo sobre la PPP”. “La ley dice que hay que hacer lo mejor para el país, entonces, si el mecanismo de PPP no demuestra ser el mejor, el gobierno deberá hacerse cargo de la obra”, sugirió el docente.

Entre quienes respaldaron esta visión se encontraba Tomasina, que expresó su opinión personal. A su entender, rechazar la alternativa de la PPP sería “un error estratégico: no debemos ser nosotros los que cerremos la puerta, para que no nos carguen con el lastre de decir ‘la universidad no aceptó el mecanismo que nos ofrecieron para transformar el hospital’”.

Dudas y riesgos

Uno de los encargados de manifestar la visión contraria a la PPP fue el consejero egresado Federico Kreimerman, que comparó los 20 o 30 millones de dólares anuales que requeriría la obra con los 30.000 millones de dólares anuales que significa la deuda pública, para demostrar que la negativa del gobierno no se debe a un “problema de fondos, sino a un tema real de prioridades”. El egresado de Ingeniería aseguró que la propuesta universitaria “fue rechazada sin mediar ningún tipo de negociación” y recordó que en reuniones con el MEF sus autoridades manifestaron que transferir el riesgo al privado, en el marco de una PPP, implica “transferir el diseño del proyecto”.

Se preguntó, además, si se puede creer que el dinero para pagar el canon de la PPP va a estar disponible en un futuro gobierno, y que le parecía “inconsistente hacer una descripción de todos los males de la PPP para después plantear inscribirse”, por lo que no apoyarían la resolución.

Kreimerman fue el primero en motivar aplausos de entre quienes presenciaban la sesión, y cuando le tocó el turno a la consejera estudiantil Valeria Sánchez, varios integrantes de la FEUU levantaron carteles con frases como “Danilo: ¡lo prometido también computa como deuda!”. Sánchez aseguró que era una complicación votar una resolución que podía “poner en un brete a futuro a la universidad, sin saber si contaremos con esos fondos adicionales”. Por otra parte, si bien reconoció que durante el proceso de análisis de la PPP la Udelar puede “legalmente” retirar el proyecto, “nos parece muy complicado políticamente cómo salimos para atrás. ¿Cómo vamos a decir que no? ¿De nuevo sería ‘la Udelar dice que no’?”. En ese mismo sentido se manifestaron integrantes de AFFUR y de UTHC (que participaron aunque no tienen voto en el CDC).

Disyuntivas

Los decanos de Odontología y de Ingeniería también se manifestaron a favor de iniciar el procedimiento, y señalaron que los consejos de sus facultades se pronunciaron en ese sentido. Álvaro Rico, decano de Humanidades y Ciencias de la Educación, manifestó su postura personal, porque el consejo de su facultad todavía no había abordado el tema. Aseguró que en su opinión “influyen mucho los pacientes”, y que es necesario “pensar la política desde la dimensión de los derechos humanos y la salud como tal. Acá la disyuntiva no es la privatización, acá la disyuntiva es el cierre”, aseguró, y recordó las dificultades que ha mencionado la directora del hospital, Raquel Ballesté, en la gestión del hospital. “¿Cuál es nuestra responsabilidad con los pacientes? Desde una dimensión personal y no tanto desde el orgullo institucional es del que algunos de nosotros defendemos las buenas causas”.

Para ese punto habían pasado más de dos horas de discusión y Markarian propuso introducir algunos cambios al proyecto de resolución presentado por ADUR y pasar a votarlo. Estudiantes y egresados plantearon postergar el punto, en vista de que había varios consejos de facultades que no habían tomado posición, lo que se votó en forma negativa, y consejeros de ambos órdenes dejaron constancia de su “asombro” y molestia porque no se hubiera aprobado la postergación.

Markarian puso a votación el proyecto que habilita a la universidad, ahora, a iniciar el proceso de la PPP para el Clínicas, que saldría positivo por nueve votos en 16. Tras las caras de sorpresa de varios de los presentes y los lamentos porque “la Universidad quedó dividida”, vendrían luego los cantos y la suspensión de la sesión.