En poco más de una hora, EI lanzó seis ataques en distintas zonas de Siria controladas por las fuerzas gubernamentales y por las kurdas, y dejó 53 muertos y decenas de heridos. “Seis operaciones de martirio golpearon Damasco, Tartús, Homs y Al Hasaka”, decía un comunicado divulgado unas horas después de los ataques por la agencia Amaq, vinculada con los yihadistas. La nota aseguraba que el objetivo de EI era golpear zonas bajo el control del gobierno y de las fuerzas kurdas.

El ataque más grande tuvo lugar en la ciudad de Tartús, en la costa oeste siria, donde fallecieron 35 personas y otras tantas sufrieron heridas, según fuentes oficiales. La televisión estatal siria informó que se trató de un doble atentado, perpetrado con un coche bomba y por un suicida que detonó su cinturón de explosivos en el puente de Arzuna, en la carretera que une Tartús con Damasco. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos, organización civil opositora con sede en Londres, elevó a 38 el número de muertos en esta ciudad y aclaró que 16 eran soldados de las fuerzas gubernamentales, 14 eran civiles y los demás no habían sido identificados.

Otras ocho personas murieron a consecuencia de la explosión de una moto bomba en una zona de la ciudad de Al Hasaka, en la provincia homónima al noreste del país, controlada por los milicianos kurdos, según la misma organización. Además, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos confirmó a la agencia de noticias Efe que entre los fallecidos hay cinco miembros de las fuerzas kurdas.

También explotó un coche bomba en Homs, en el centro del país, en un barrio que está en manos de las fuerzas de Al Assad, de acuerdo con la agencia de noticias estatal Sana, que citó al director del departamento de Salud de la provincia, Hasan Yundi. En esta ciudad murieron cuatro militares, todos leales al gobierno, según aseguraron la agencia y el observatorio. Sana también reportó la muerte de tres personas por una explosión en Al Sabura, una zona ubicada al oeste de Damasco que es controlada por el gobierno. La sexta bomba estalló en un barrio que está bajo poder de las milicias kurdas en la ciudad de Al Qameshli, en la provincia de Al Hasaka, sin que se registraran muertos o heridos.

En retirada

Esta cadena de atentados llega en un momento en que EI está perdiendo terreno en Siria. El domingo, el grupo yihadista perdió el control de las localidades de Al Qadi y Tel Mizab, las últimas posiciones que le quedaban en la frontera entre Siria y Turquía, luego de combates contra rebeldes sirios respaldados por el Ejército turco. El diario Hürriyet informó el sábado que el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, había enviado 20 tanques, cinco vehículos blindados, camiones y maquinaria pesada para luchar contra EI en esa zona fronteriza. El apoyo turco reforzó a las milicias rebeldes y el domingo los yihadistas se retiraron, y quedaron así sin contacto con el exterior, según informó el observatorio.

El grupo yihadista está perdiendo sus bastiones principales en Siria desde el año pasado. En marzo de 2015, fue derrotado en la ciudad de Kobane, al norte del país, que fue recuperada por las milicias kurdas luego de una batalla de seis meses en la que EI llegó a controlar 60% de ese territorio. En abril de 2016, la ciudad de Palmira, en el sur, fue recuperada por las fuerzas de Al Assad, que después de semanas de combates lograron expulsar a los yihadistas. Hace un mes, EI también perdió Manbij, una ciudad del norte que fue rescatada por las Fuerzas Democráticas Sirias, una coalición de rebeldes creada en diciembre que reúne grupos opuestos al gobierno sirio.

EI recibió otro golpe en Siria el miércoles, cuando su portavoz oficial, Abu Mohamed al Adnani, fue asesinado en Alepo en una operación que se atribuyeron tanto las fuerzas rusas como las estadounidenses. Al Adnani era quien transmitía las órdenes de la cúpula de EI a sus seguidores en internet y coordinaba las operaciones terroristas en el extranjero. Además, era uno de los hombres más cercanos al líder de la organización, Abu Bakr al Bagdadi, por lo que su muerte podría tener repercusiones en la estructura y la jerarquía de la organización. Según el portavoz de Defensa de Estados Unidos, Peter Cook, este hecho es un “golpe” en cuanto Al Adnani era un “arquitecto principal de las operaciones externas de EI”, que “alentaba directamente ataques planeados en solitario contra civiles y militares” y estaba encargado del “reclutamiento” de combatientes.

Nuevas redes

La entrada de Turquía en el conflicto sirio, el 24 de agosto, renovó el mapa de las alianzas que operan en este país. En el fondo, todos los actores tienen una cosa en común y es que quieren derrotar a EI. Sin embargo, los países pelean en otros frentes diferentes. Las fuerzas turcas anunciaron que intervenían en Siria para luchar contra EI y las milicias kurdas, los grupos que “amenazan” a Turquía, según dijo Erdogan en su momento. A pesar de brindar el respaldo a Turquía, Estados Unidos no apoya la ofensiva de ese país contra los kurdos y el viernes instó a Ankara a concentrarse únicamente en la lucha contra los yihadistas.

Rusia se manifestó el miércoles en el mismo sentido: “Llamamos a nuestros socios turcos a elegir de manera selectiva los objetivos de la operación antiterrorista y a evitar ataques contra grupos opositores y étnicos, incluidos los kurdos sirios, que también luchan contra EI”, dijo la portavoz de la diplomacia María Zajarova. El gobierno de Vladimir Putin entró en Siria para apoyar al gobierno de Al Assad contra “el terrorismo” de EI, aunque Estados Unidos lo acusó en varias ocasiones de bombardear también posiciones de la oposición armada.

Estados Unidos, en tanto, lidera una coalición internacional contra el yihadismo y apoya a la oposición armada que combate a las fuerzas del gobierno sirio. De hecho, el presidente estadounidense, Barack Obama, insistió más de una vez en que para poder derrotar a EI es necesario “un nuevo líder y un gobierno inclusivo que una al pueblo sirio en la lucha contra grupos terroristas”. Washington también respalda a los kurdos y a los grupos “moderados”, llamados así por supuestamente no ser “extremistas” como los integrantes de EI o Al Qaeda.

Sin embargo, un informe de Amnistía Internacional publicado en julio revela que estos grupos, lejos de ser “moderados”, han cometido “torturas, violaciones y ejecuciones masivas” en Siria. Las agrupaciones en cuestión recibieron dinero y armamento de Estados Unidos, Turquía, la Unión Europea y algunos países árabes, según señaló la organización internacional.