El nivel estimado de recaudación proveniente del agro, descontadas las devoluciones de impuestos indirectos a las exportaciones, tendría en 2016 una reducción de 13 millones de dólares, 4,7% menos que en 2015. El artículo escrito por el subdirector de OPYPA, Adrián Tambler, y la economista Natalia Barboza estima que la recaudación pasaría de 267 millones de dólares a 254 el año pasado, lo que “se explicaría en gran medida por una menor recaudación de los impuestos que gravan a la renta”.

Por un lado, los cambios en la normativa de la Contribución Inmobiliaria Rural realizados por la Ley de Presupuesto Nacional generarían un “fuerte aumento” en la recaudación, de 20,7%, que pasaría a ser de 78,2 millones de dólares. El artículo 681 de la Ley 19.355, de 2015, sustituye al 448 de la Ley 17.296, del año 2000, dejando sin efecto la rebaja de 18% en la alícuota que estaba vigente desde 2001 y aumenta la tasa de la contribución inmobiliaria de 1,025% a 1,25% (22%), a lo que deberá agregarse el ajuste en el valor real de los inmuebles rurales que se realiza anualmente y será de 9,14% para 2016. También elimina la exoneración dispuesta desde 2001 en el pago de las primeras 50 hectáreas para los productores que explotan menos de 200 hectáreas con índice de productividad CONEAT 100 y que no cumplen con la condición de ser familiares, aunque sobre este último punto aún no hay estimaciones.

Por el contrario, el Impuesto al Patrimonio mostraría una reducción de similar magnitud (19,8%), pasando de recolectar 51,3 millones en 2015 a 41,1 el año pasado. En menor medida, también caerían los aportes patronales y la recaudación del Impuesto de Primaria, ya que ambos se cobran y se ajustan en pesos uruguayos. Los primeros caerían 3,8% en dólares, ya que si bien la base imponible (Base de Prestaciones y Contribuciones) registró un aumento de 9,1% en pesos, también hubo un incremento en la cotización del dólar de 13,8% en los meses de pago (enero, mayo y setiembre), mientras que los segundos se contraerían 1% como consecuencia de un ajuste del valor real de catastro en pesos de 9,14% ante un dólar que habría tenido un aumento de 10,3%. Estos distintos comportamientos generarían que la imposición sobre la tierra se mantenga prácticamente incambiada, con un leve aumento de 1,3%.

En tanto, los impuestos a la renta seguirían cayendo en 2016 (-13,7%), debido a una menor rentabilidad sectorial para el caso del Impuesto a la Renta de las Actividades Económicas (IRAE) y una menor producción y precios para el caso del Impuesto a la Enajenación de Bienes Agropecuarios (Imeba). En el caso del IRAE, la caída es de 40,6%, con una recaudación de 9,4 millones de dólares, mientras que en el caso del Imeba sería de 48,8 millones, nivel que supondría una reducción de la recaudación de 9,2%, por una menor facturación de prácticamente todos los rubros, pero principalmente la leche, lana y agricultura.

Aunque de menor significación, los impuestos indirectos también mostrarían un descenso en lo recolectado, de 8,4% en relación con 2015, como resultado de una menor incidencia del Impuesto al Valor Agregado (IVA) que pagaron los productores como Imeba en sus compras de gasoil; si bien se incrementaron en 20%, un menor precio del combustible medido en dólares generó una caída de la recaudación de 7,7%. También cayó la del impuesto de MEVIR (adicional del Imeba) en 13,1% por una recaudación de 6,4 millones de dólares a raíz de una menor facturación en los rubros gravados, principalmente granos y carnes. Por otro lado, se mantuvo estable lo recaudado por tasa de registro -2,2 millones de dólares- como resultado de una faena de vacunos muy similar a la del período anterior.

En cuanto a las detracciones a las exportaciones, que alcanzan solamente a los cueros sin procesar (salados, piquelados y wet-blue), también caería lo recolectado a una cuarta parte del valor de 2015, tanto por la caída de los precios de esos productos como de la cantidad vendida al exterior. Como consecuencia, también caería la devolución de impuestos indirectos a las exportaciones en 9,2%.

A pesar de estas reducciones en las recaudaciones de impuestos sobre tierra, renta e indirectos, la OPYPA estima que la presión fiscal -el “peso” de los impuestos sobre la producción del sector- se habría mantenido en 8,1% en 2016, como consecuencia de una “leve” reducción en el PIB sectorial medido en dólares corrientes. En 2014 había sido de 8,4% y en 2013 de 7,9%.