En mayo de 2013 la BBC transmitió David Bowie: Five Years, un documental que exploraba cinco momentos clave en la carrera del músico; el título, además de jugar con la canción que sirve de apertura al disco The Rise and Fall of Ziggy Stardust and The Spiders from Mars (1972), recalcaba la recurrencia del número cinco en los relatos biográficos sobre Bowie, ya que se habla mucho también de los primeros cinco años desde su debut como un período muy definido y significativo, inaugurado por la aparición de su primer sencillo exitoso, “Space Oddity”, y cerrado por el álbum Diamond Dogs, que marcó la transición entre el sonido glam de discos anteriores y el soul de Filadelfia.

Aquel documental coincidió, además, con una nueva oleada en la popularidad de Bowie, motivada por el lanzamiento, en marzo de 2013, de The Next Day, su primer álbum nuevo en diez años.

Ahora, dos días antes del que habría sido el cumpleaños número 70 de Bowie y cuatro días antes del primer aniversario de su muerte (que se cumple hoy), la BBC volvió a la carga con David Bowie: The Last Five Years, que, como su título lo indica (“David Bowie: Los últimos cinco años”), presenta la etapa final en la vida del biografiado, que ofreció algo así como un “estilo tardío” (en la noción de Theodor Adorno y Edward Said) de una carrera erizada de cambios y desafíos.

El documental arranca con una suerte de prólogo: la crónica del último concierto en la gira que promovió el disco Reality, el 25 de mayo de 2004 en Scheeßel, Alemania, durante el cual la banda notó un evidente malestar en el cantante (“sudaba profusamente”, reportaría la cantante y multiinstrumentista Catherine Russell), que terminó con su desmayo ya fuera de escena. Bowie fue llevado a un hospital,y poco después se hizo público que había sufrido un bloqueo en una arteria coronaria, por lo que debió practicársele una angioplastia; de inmediato fueron canceladas las restantes fechas de aquella gira, y el artista no volvió a ofrecer un concierto masivo. En el relato aceptado en términos generales por sus biógrafos, los problemas cardíacos de Bowie fueron la principal causa de su casi total desaparición de la vida pública durante la primera década del siglo XXI.

Eso cambiaría en 2011, cuando Bowie -junto con el productor de varios de sus mejores discos, Tony Visconti- empezó a reunir ideas para un nuevo álbum; el documental salta a 2012, con las sesiones de grabación de The Next Day, y ofrece un interesantísimo relato de la colaboración entre Bowie y sus músicos. Por primera vez -esto se lo vemos contar al guitarrista Earl Slick-, había un horario establecido, que terminaba irrevocablemente a las 18.00, según se dijo, para minimizar las “presiones”. El documental no lo dice, pero el espectador intuye que Bowie ya estaba afectado por el cáncer de hígado que lo terminaría matando (aunque, según se dijo tras su fallecimiento, le fue diagnosticado algunos meses después).

Otros momentos de interés son los relacionados con los videos de “The Stars (Are Out Tonight)” y “Valentine’s Day”; de este último, se privilegia un momento en el que Bowie esgrime una guitarra en notoria imitación del gesto de Charlton Heston en su discurso “From my cold, dead hands”, cuando el actor levantó una réplica de un fusil y vociferó que sólo podrían quitarle el arma cuando estuviera muerto. Heston hablaba en una reunión de la NRA (Asociación Nacional del Rifle) estadounidense y Bowie se refería, en la canción y el video en cuestión, a un asesino en serie ficticio (el Valentine del título). Si bien la lectura queda en principio autorizada por la letra de la canción, el video sin duda la resemantiza, y se vuelve aun más clara (en otra resemantización) con la evidencia de la parodia visual. En ese sentido, cabe notar que The Last Five Years logra intervenir en la carrera de Bowie para ofrecernos algo así como una clarificación (o alteración) del pasado. ¿Un Bowie, digamos, oficial?

Por supuesto que se habla en abundancia del cáncer. La enfermedad es presentada como el fondo sobre el que el músico creó los que serían sus dos trabajos finales: el musical Lazarus y el álbum Blackstar, en el que muchos vemos una de sus tres o cuatro obras maestras indudables. Valen especialmente la pena los momentos en que comparecen Maria Schneider (coescritora de ese musical) y Donny McCaslin (saxofonista en Blackstar), pero es notoria la ausencia de Iman, la viuda de Bowie, de Alexandria, la hija de la pareja nacida en el 2000, y del cineasta Duncan Jones (Moon, Warcraft), hijo del primer matrimonio del cantante, a quienes no se entrevistó ni se puede ver de manera alguna durante el documental (salvo una breve aparición de Iman, en una secuencia no fechada). Tampoco se habla de la memorable exposición David Bowie Is, que ofreció una muestra sin precedentes de objetos (mayoritariamente instrumentos musicales y vestuario) tomados de la carrera completa del artista, ni se mencionan las últimas composiciones que este dejó como demos o bosquejos, o que llegó a terminar pero no fueron incluidas en Blackstar.

Hay que destacar de este trabajo de la BBC -aunque no correspondan a los cinco últimos años del título- el rescate de videos nunca antes vistos de Bowie tocando con The Hype (una banda que formó en 1970, considerada generalmente la primera irrupción del glam, es decir, de cierta vestimenta y cierto maquillaje, en la historia del rock) y de los primeros momentos de Ziggy Stardust (es decir, cuando Bowie aún no se había afeitado las cejas y todavía sonreía en las fotos).

Otro momento de especial interés es la breve entrevista con Jonathan Barnbrook, el diseñador de la portada de The Next Day (que reformula la de “Heroes”, el disco de 1977, tachada por un gran rectángulo blanco); Barnbrook cuenta sus intercambios con Bowie y de pronto muestra varias opciones para la tapa de aquel disco: una de ellas -ya en la línea que desembocaría en la elegida- retoma la portada de Aladdin Sane (1973) y le impone una estrella negra. La misma estrella que apareció en la portada de Blackstar, sugiriendo una continuidad entre la presentación y el contenido de ambos álbumes.

Lo más emocionante llega cuando Visconti hace sonar la pista vocal original de “Lazarus”; entre los versos se oye la respiración agitada del cantante, que parece luchar contra los músculos de su tórax y su abdomen para acaparar más y más de un aire que parece faltarle.

Seguramente queda poco tiempo antes de que la BBC, o quién sabe qué productora o canal, ofrezca una biografía completa de David Bowie; mientras tanto, The Last Five Years y su predecesor de 2013 representan la mejor manera (aunque incompleta: falta un largo período de 1983 a 2004) de acceder a la vida del músico a través de la visión y el sonido.