En una entrevista con dos diarios europeos, el alemán Bild y el británico The Times, Trump hizo varias declaraciones referentes a Europa. En una de ellas sostuvo que la canciller alemana, Angela Merkel, cometió un “error catastrófico” al adoptar su actual política de refugiados, porque está aceptando “a todos esos ilegales” que “nadie sabe de dónde proceden”.

En otra, amenazó a la automotora alemana BMW con imponerle un impuesto fronterizo de 35% si instala una fábrica en México y exporta a su país. “Le diría a BMW que se olvide si quiere construir una fábrica en México y vender automóviles en Estados Unidos sin una tasa de 35%”, dijo antes de recomendarle a esa empresa que se instale directamente en Estados Unidos. Esta amenaza se suma a las que Trump ha dirigido a otras automotoras, como General Motors y Ford, a las que pretende aplicar el mismo porcentaje de impuesto fronterizo, aunque no fue anunciada la creación de este supuesto tributo. Durante el fin de semana reiteró su idea en Twitter: “Las compañías de automóviles, y otras, si quieren hacer negocios en nuestro país, tienen que empezar a hacer cosas aquí otra vez”, dijo. Después de estas amenazas, Ford desistió de construir una planta en México, pero BMW mantiene sus planes de hacerlo en 2019, según confirmó un ejecutivo de la firma al diario alemán Bild. Por último, Trump dijo que cree que más países se irán de la UE. “Creo que la gente quiere tener su propia identidad y que otros se van a ir” del bloque, dijo el presidente electo de Estados Unidos.

Las declaraciones de Trump generaron diversas reacciones. Consultado por las críticas a la política de refugiados de Merkel, el todavía secretario de Estado estadounidense, el demócrata John Kerry, consideró “inapropiado” que un dirigente estadounidense “se inmiscuya” en la política interna de otros países “de forma tan directa”. “Tenemos que ser muy cuidadosos en sugerir que una de los líderes más fuertes de Europa y de los más importantes con respecto a hacia dónde nos dirigimos [en referencia a Merkel] cometió un error u otro”, dijo a CNN.

Tanto Merkel como el presidente de Francia, François Hollande, respondieron a las declaraciones de Trump sobre el futuro de la UE. “Nosotros, los europeos, tenemos nuestro destino en nuestras propias manos”, dijo Merkel al ser consultada sobre este tema en una conferencia de prensa en Berlín. Por su parte, Hollande aseguró que Europa “no necesita consejos externos”.

Sin embargo, las mayores reacciones llegaron como consecuencia de la amenaza a BMW, que fue considerada una medida proteccionista en un sector del que depende uno de cada siete puestos de trabajo en Alemania. El vicecanciller y ministro de Economía alemán, Sigmar Gabriel, dijo que un impuesto fronterizo de 35% para BMW supondría un daño para Estados Unidos, que contaría con un mercado “peor, más débil y más caro”, e invitó a las empresas estadounidenses a fabricar “mejores automóviles”. Por su parte, el ministro de Hacienda, Wolfgang Schäuble, dijo a The Wall Street Journal que las medidas proteccionistas son buenas en el corto plazo, “pero siempre resultan perjudiciales en el largo plazo”.

Otras declaraciones

No sólo de Europa llegaron reacciones a las polémicas declaraciones y convicciones de Trump, que están tan presentes ahora, a días de que asuma la presidencia, como lo estuvieron durante la campaña.

Una de las últimas respuestas fue la del líder de la Autoridad Nacional Palestina, quien le envió una carta a Trump pidiéndole que destista de su promesa de trasladar la embajada de Estados Unidos en Israel de Tel Aviv a Jerusalén. En la carta, citada por la agencia de noticias oficial palestina Wafa, Abbas advierte que un traslado de este tipo perjudicaría el proceso de paz, haría imposible la solución de los dos estados para el conflicto y dañaría la estabilidad y seguridad de toda la región.

En una entrevista con el diario francés Le Figaro, Abbas redobló la apuesta y dijo que esta decisión “puede provocar” que Palestina “se retracte del reconocimiento del Estado de Israel”.

La cuestión no es menor; si bien Israel considera que Jerusalén es su capital, la comunidad internacional sostiene que es parte del territorio ocupado por los israelíes. Las embajadas y otras instalaciones diplomáticas no están en Jerusalén sino en Tel Aviv o sus alrededores. Trump anunció un cambio en este sentido durante la campaña electoral y, ya como presidente electo, designó como embajador a David Friedman, quien resapalda esta idea. Además, Friedman defiende los asentamientos israelíes en territorio ocupado, recientemente condenados por el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas.

Abbas no solo envió la carta a Trump, sino que también la reenvió, junto a un pedido de colaboración, a las autoridades de Rusia, China, Francia, Alemania y Reino Unido, así como a varios organismos regionales como la Liga Árabe y la Unión Africana.