Con el comienzo de 2017, y después de diez años como secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), el surcoreano Ban Ki-moon fue relevado en el cargo por el portugués António Guterres. El viernes Ban agradeció al personal de la ONU y bromeó sobre el fin de su mandato: “Ahora me siento un poco como la Cenicienta. Mañana a medianoche todo cambiará”.

Guterres, al asumir, insistió en la necesidad de trabajar por la paz. “Hoy, día de Año Nuevo, pido a todos que nos hagamos un mismo propósito: hagamos de la paz nuestra prioridad”, dijo. Llamó a lograr un cese del fuego “en los campos de batalla” y a promover las negociaciones “para llegar a soluciones pacíficas”, y agregó: “Los exhorto a todos a que, conmigo, se comprometan con la paz hoy y todos los días. Hagamos que 2017 sea un año para la paz”.

Antes de llegar a la Secretaría General de la ONU, Guterres fue primer ministro de Portugal (1995-2002), electo por el Partido Socialista, y fue alto comisionado de la ONU para los Refugiados (2005-2015). En octubre fue electo sucesor de Ban, con respaldo de todos los estados miembros de la organización que se propone cambiar. “Esta organización es el pilar del multilateralismo y ha contribuido a décadas de relativa paz. Pero los desafíos están superando ahora nuestra capacidad de responder”, había dicho en diciembre. Entre esas transformaciones que se propone llevar adelante se incluye la de lograr que la ONU se centre “más en la gente y menos en la burocracia”, que cuente con paridad de género en los escalafones más altos y que sea capaz de promover acuerdos que resuelvan conflictos. El mandato de Guterres dura cinco años y es posible que se lo renueve en el cargo una sola vez, para completar una década, como ocurrió con Ban.