El 22 de enero falleció a causa de una neumonía el músico alemán Jaki Liebezeit, conocido especialmente por su desempeño con la influyente banda alemana Can y destacado como uno de los bateristas más personales del rock de los últimos 40 años. Liebezeit había comenzado su carrera tocando en la escena free jazz alemana junto al trompetista Manfred Schoof. Sus intereses, sin embargo, mudaron hacia el final de la década de 1960 hacia la incipiente escena experimental que desembocaría en la llamada komsische musik -krautrock fue el término popularizado por la prensa inglesa, pero buena parte de los músicos aludidos por la etiqueta prefirieron no utilizarla por considerarla ofensiva (kraut es un término despectivo para referirse a los alemanes)-, que de alguna manera actualizaba el rock y lo fundía con la música de vanguardia, en particular el trabajo de Karlheinz Stockhausen, La Monte Young, Steve Reich y Terry Riley, sin desatender al sonido “psicodélico” que ya se había abierto camino tanto en Estados Unidos como en Reino Unido.

Liebezeit entró en contacto en 1968 con el bajista e ingeniero de sonido Holger Czukay (considerado ahora uno de los pioneros del ambient, del sampleo y de la world music) y el tecladista Irmin Schmidt, dando comienzo a Can. Se les sumaron el guitarrista Michael Karoli y el multiinstrumentista David C Johnson, además del vocalista Malcolm Mooney, aunque los dos últimos pronto abandonaron la banda y Mooney fue reemplazado por Damo Suzuki, seguramente el cantante más emblemático al frente de Can y centro de la formación más clásica de la banda. Con Suzuki, entonces, Can lanzó sus álbumes más exitosos (el seminal Tago Mago, de 1971, Ege Bamyasi, de 1972 y Future Days, de 1973). Más allá de algunos “regresos” puntuales, Can se disolvió en 1979. Ya en los últimos años de la década de 1970, sin embargo, Liebezeit estaba tocando en otros proyectos, especialmente en los primeros cinco álbumes solistas de Michael Rother (otra de las figuras clave del krautrock, fundador de Neu! en 1971, integrante de Kraftwerk y miembro del grupo Harmonia junto a Hans-Joachim Roedelius y Dieter Moebius), entre ellos los bellísimos Flammende Herzen, de 1977, y Sterntaler, de 1978. Ese último año, además, Liebezeit se encargó de la batería en Before and After Science, álbum de Brian Eno lanzado en 1978 y considerado uno de los mejores del músico inglés.

Además de integrar diversas agrupaciones de percusión a lo largo de las décadas de 1980 y 1990, Liebezeit tocó en 1997 en el álbum Ultra, de Depeche Mode, con Bernd Friedmann en los inclasificables álbumes Playing Secret Rhythms (2002), Secret Rhythms II (2005), III (2008), IV (2011) y V (2013).

El estilo de Liebezeit acaso alcanza su exposición más clara en “Halleluhwah”, la tremenda composición que ocupa completo el lado B de Tago Mago. Se trata de un loop repetido minuciosamente (con muy sutiles variaciones) en la batería, sobre el que fueron editadas secciones de guitarra y sintetizadores. Es ante todo la precisión (proverbialmente “mitad humana, mitad máquina”) minimalista lo que aportaría una matriz rítmica luego explorada por otras bandas, acaso más notoriamente en el sonido de Neu! y eventualmente bautizada motorik, que a su vez sería retomada por músicos como David Bowie, Ultravox y buena parte de las escenas new wave y synthpop. Es curioso cómo Liebezeit pasó de la exuberancia asociada al free jazz a su ejecución metronómica en riguroso 4/4: él mismo contó que una noche, mientras tocaba en una de las primeras presentaciones de Can, un desconocido se le acercó y permaneció junto a la batería, escrutándolo seriamente. Terminada la música, el hombre le pidió a Liebezeit que le prestara atención, pero dijo apenas una palabra, “monótono”, de lo que el baterista, impresionado, dedujo que debía reducir su estilo a la expresión más mínima imaginable, porque así, acaso, lograría crear lo que Iggy Pop describiría después como el ritmo perfecto para entrar en trance. Y vaya si lo logró.