La peor pesadilla de los locutores de voz grave y sensual, y de los amantes de “Hotel California”, está por hacerse real en la siempre ávida de experimentos sociales nación de Noruega: el fin de la FM. Desde hoy el país escandinavo es el primero en el mundo que dejará de emitir programas locales en frecuencia modulada. Por supuesto, esto no implica que vayan a desaparecer los programas que se emitían por dicho medio, sino que las emisoras deberán pasarse a la transmisión digital de audio -más conocida por sus siglas en inglés, DAB (digital audio broadcasting), un formato plenamente utilizado en el mundo entero, pero que hasta ahora coexiste con la vieja FM.

El argumento invocado por el gobierno noruego es que ese sistema permite un número mayor de emisoras, es más barato y tiene una mejor calidad de audio. Además, permite transmitir contenidos multimedia y ahorra el trabajo de tener que sintonizar milimétricamente el dial.

La radioemisión de frecuencia modulada fue inventada en Estados Unidos en 1933, y llegó a Escandinavia unos 20 años después, por lo cual tiene una sólida tradición en esa región, y la medida gubernamental no fue realmente bien recibida por los noruegos, según encuestas en las que dos tercios de los consultados se manifestaron en contra del fin de ese tipo de emisiones radiales. El principal motivo de esa oposición está relacionado con los equipos de audio de los autos, que tendrán que ser adaptados al nuevo sistema a un costo que se calcula entre los 100 y los 200 dólares. Pero el Ministerio de Cultura, que viene preparando a la población desde hace tiempo para el cambio, ha insistido en que los costos de mantener un sistema de emisión en FM son mucho mayores, aunque de todos modos destaca que el plan de sustitución será gradual y dividirá al país en seis secciones, comenzando hoy por la ciudad de Bodoe.

A partir de los resultados de la medida noruega, otros países europeos -como Suiza, Dinamarca y Gran Bretaña- han anunciado su intención de hacer lo mismo, en distintos plazos, pero el cambio se anuncia como inexorable, también fuera de Europa, aunque aún no haya comenzado a discutirse en nuestro medio.