Trump explicó ayer, en una conferencia de prensa, cómo hará para gobernar el país sin incurrir en conflictos éticos al tomar decisiones que puedan relacionarse con sus negocios multimillonarios. Lo primero que confirmó fue que renunciará a todos los cargos que tiene en la Trump Organization. Informó que sus hijos Donald Jr. y Eric manejarán la empresa junto a un colaborador, y recalcó: “Puedo manejar mis negocios y ser presidente a la vez; pero no quiero”. Al lado de su atril, había una mesa repleta con montañas de papeles. “Esta es sólo una parte de todas las compañías que quedan a cargo de mis hijos”, explicó señalando la mesa con el dedo. Dijo además que sus hijos no discutirán las decisiones empresariales con él.

Para una explicación más técnica, Trump le cedió la palabra a su abogada Sheri Dillon. Ella recordó que las leyes de conflictos de intereses no se aplican al presidente o el vicepresidente del país, por lo que Trump se “está aislando completamente de sus negocios” de manera “voluntaria”. Además, Dillon dijo que Ivanka Trump, hija del presidente electo, no tendrá ningún cargo en la empresa familiar y que se dedicará a criar a sus hijos en Washington, terminando con las especulaciones que la ubicaban al frente de la empresa o incluso dentro de la Casa Blanca.

La abogada informó, por otra parte, que la compañía de Trump no establecerá nuevos negocios en el extranjero durante su presidencia y que las operaciones en Estados Unidos serán supervisadas para evitar conflictos de intereses. Para esa tarea, la familia creó el cargo de asesor ético independiente. Además, Trump prevé donar todos los beneficios que sus hoteles obtengan de gobiernos extranjeros al Departamento del Tesoro estadounidense, agregó.

Una vez que Dillon terminó de hacer sus aclaraciones, el presidente electo se dedicó a responder a los periodistas. Reiteró que el muro en la frontera con México se construirá y que lo pagará ese país “en impuestos o pagos directos”. Antes, aclaró que no será una “valla” sino “un muro” y dijo que el vicepresidente electo, Mike Pence, ya está trabajando en la iniciativa. “Recuerden esto: vamos a construir el muro y no quiero esperar un año para hacer un acuerdo con México. Quiero hacerlo ahora”, agregó.

Consultado sobre la reforma del sistema de salud, Trump insistió en que el sistema actual, el llamado Obamacare, es “un completo y total desastre” y que “lo más fácil sería dejarlo colapsar en 2017”. Pero una vez que asuma, la normativa será “rechazada y reemplazada” lo antes posible. “Tendremos una salud mucho más barata y de mejor calidad”.

En materia laboral, el presidente electo dijo que él será “el mayor productor de empleos que Dios ha creado nunca” y que en las próximas semanas se anunciarán “grandes noticias” sobre empresas que van a expandir sus operaciones en el país. “No me importa a dónde se vayan [las empresas] mientras sea dentro de las fronteras de Estados Unidos”, dijo el futuro gobernante, antes de agregar: “Los gobiernos anteriores tendrían que haber hecho esto hace tiempo. Hoy tendríamos a más estadounidenses con trabajo”.

Versiones cruzadas

Pero el tema más presente en la conferencia de una hora fue la supuesta interferencia de Rusia en las elecciones que le dieron la victoria a Trump y, particularmente, la noticia que fue divulgada el martes de noche acerca de que el gobierno ruso tiene en sus manos información que podría perjudicar al presidente electo. La noticia surge de datos que habrían sido recabados por las principales agencias de inteligencia estadounidenses, con la ayuda de un ex agente británico, y enviados al mismo tiempo a Trump y al presidente saliente, Barack Obama. Según informó la cadena CNN, las agencias de inteligencia todavía no verificaron esa información recibida. Los datos que supuestamente están en poder de Rusia tienen que ver con asuntos privados y financieros de Trump, y según los medios que informaron al respecto, son “suficientes” como para “chantajear” al presidente electo.

Los informes “nunca tendrían que haberse escrito, nunca tendrían que haberse hackeado y nunca tendrían que haberse difundido”, dijo Trump. Apuntó contra las agencias de inteligencia que él mismo dirigirá en una semana: “Es una desgracia que divulguen públicamente información falsa”.

Unas horas antes, Trump había dicho en Twitter que la filtración de ese informe fue el “último disparo” de la administración Obama en su contra. “¿Acaso vivimos en la Alemania nazi?”, preguntó. También aclaró que Rusia “nunca” intentó chantajearlo con información que podría comprometerlo. “¡No tengo nada que ver con Rusia, ni acuerdos, ni préstamos, nada de nada!”, tuiteó.

Tampoco se olvidó de cuestionar a los medios que difundieron los documentos filtrados: dijo que el portal BuzzFeed es una “basura” y que la cadena CNN difunde “noticias falsas”. Agregó que estos medios tienen que disculparse y advirtió que “sufrirán consecuencias”. De hecho, el republicano ignoró en varias ocasiones las preguntas que le hizo un periodista de CNN en la conferencia hasta que, visiblemente enojado y en un tono agresivo, le dijo: “Vos no, vos no. Tu medio es terrible. Callate, callate. No seas maleducado. No te voy a dar el turno para preguntar. Ustedes dan noticias falsas”.

Durante la conferencia, Trump reconoció que su país está siendo hackeado constantemente “ya sea por Rusia, China o cualquiera”. Sobre el ataque cibernético contra el Partido Demócrata durante la campaña electoral, Trump dijo que “creía” que Rusia estuvo detrás, reconociendo por primera vez la responsabilidad de este país en esas acciones.

El presidente electo afirmó que las agencias de inteligencia son “vitales” y que marcharán mejor una vez que asuma Mike Pompeo, a quien le encomendó la tarea de dirigir la CIA. Agregó que una de las prioridades de su gestión será, justamente, reforzar los mecanismos de defensa contra los ataques cibernéticos.

En tanto, el gobierno del presidente ruso, Vladimir Putin, salió a desmentir el informe de las agencias estadounidenses, que calificó de “absoluta falsedad”. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, aseguró ayer que los datos fueron “fabricados” por quienes tienen interés en “dañar las relaciones bilaterales ruso-estadounidenses”. Agregó: “Hay quien instiga esta histeria, que se sale de la piel para sostener esa caza de brujas”. También dijo que su gobierno “no se dedica a reunir información comprometedora” y que tampoco dispone de datos que puedan afectar a Hillary Clinton, la rival electoral de Trump en las elecciones.

Un jugador difícil

El designado por Trump para ser el próximo fiscal general de Estados Unidos, Jeff Sessions, defendió el martes su candidatura ante el comité judicial del Senado, que deberá aprobar su designación en el cargo después del viernes 20. La sesión se vio interrumpida en varias ocasiones por manifestantes que lo acusaron de “racista”. En los días previos, organizaciones como la Unión para las Libertades Civiles en América mandaron cartas para alertar a los senadores sobre el historial de episodios racistas del senador y su supuesta simpatía por el Ku Klux Klan. “¡No a Trump, no a un Estados Unidos fascista, no al Ku Klux Klan”, gritaron tres manifestantes que fueron sacados del lugar a la fuerza. Otros vestían las túnicas blancas y los sombreros puntiagudos característicos de ese grupo. También había integrantes de la organización pacifista Codepink. En su declaración, Sessions dijo que algunas de las acusaciones que se hicieron contra él son “falsas”, incluida la que lo vincula con el Ku Klux Klan, un grupo que dijo “aborrecer” por “lo que representa” y por “su odiosa ideología”.