El gobierno griego y el Fondo Monetario Internacional (FMI) llegaron a un acuerdo que permitirá que los supervisores de los acreedores de Grecia viajen a Atenas para comenzar negociaciones. En esta etapa los supervisores buscarán imponer al gobierno de Alexis Tsipras las condiciones que los acreedores de Grecia consideran necesarias para aprobar la segunda revisión del rescate y también la entrega de un nuevo tramo. Estos supervisores representan al FMI y a los acreedores europeos: la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Mecanismo Europeo de Estabilidad.

Fuentes del gobierno dijeron a la agencia de noticias Efe que Grecia aceptó aprobar, a partir de 2019, reformas adicionales que, según los acreedores, permitirían que el país obtenga un superávit primario de 3,5% del Producto Interno Bruto (PIB) a partir del año siguiente. Estas nuevas reformas no estaban previstas en el rescate aceptado por Grecia, pero, según los acreedores, serán “preventivas” y evitarán que el país vuelva a caer en una crisis en los próximos años.

El presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, dijo que el gobierno griego y el FMI acordaron efectuar “un paquete adicional de reformas estructurales” fiscales, jubilatorias y laborales. Agregó, sin embargo, que “habrá un cambio de rumbo” en las propuestas de los acreedores, que “se alejará de la austeridad y pondrá énfasis en las reformas profundas”.

Mientras estos anuncios se presentaban en Bruselas, en Atenas el gobierno daba señales en el sentido contrario. La ministra de Trabajo, Efi Ajtsioglu, dio una entrevista al periódico Naftemborikí en la que criticó al FMI por aplicar “medidas extremas e ilógicas” y anunció una inversión estatal para crear 78.000 puestos de trabajo. Además, prometió que el gobierno dará marcha atrás con algunas de las medidas adoptadas en los últimos años por la presión de los acreedores, como el retiro de los convenios colectivos de salarios, el aumento de la cantidad de despidos permitidos por empresa y por mes y algunos cambios al sistema de pensiones.

En la misma línea se manifestaba Tsipras semanas atrás: “Tenemos que tener cuidado con un país que ha sufrido el saqueo y cuya gente ha hecho y sigue haciendo tantos esfuerzos en nombre de Europa”.

Las reformas y las políticas de austeridad permitieron que Grecia recibiera desembolsos de sus acreedores, pero la situación social es cada vez peor, según informa una crónica desde Atenas de la agencia de noticias Reuters. Grecia es el tercer país más pobre de Europa, detrás de Bulgaria y Rumania, y además esta situación empeoró cada año desde el 22,2% de personas en la pobreza de 2015. La mayor parte de este porcentaje corresponde a las personas mayores, cuyas jubilaciones se vieron reducidas o que perdieron su trabajo y no consiguieron otro después de que la edad de retiro se elevara a los 67 años. Algunas de ellas comen gracias a comedores barriales y donaciones de vecinos.

En enero Grecia registró la mayor pérdida de puestos de trabajo en el sector privado, casi 30.000. La cifra surge de la diferencia entre los despidos o retiros de enero, que fueron 156.318, y las contrataciones, que fueron 126.501. Los datos, dados a conocer por el Ministerio de Trabajo, también indican que la mayoría de los puestos de empleo eliminados corresponden a jornadas completas, mientras que 53,5% de las contrataciones fueron por medio horario. Grecia terminó 2016 con 23% de desempleo, que afecta principalmente a los jóvenes de menos de 25 años, de los cuales 44% no consigue trabajo.