Las copiosas lluvias en Perú, consecuencia del fenómeno El Niño con variantes que las agravan, relacionadas con el calentamiento global, han tenido graves consecuencias que incluyen deslaves (grandes avalanchas de barro, por desprendimientos de tierra de laderas montañosas), destrucción de viviendas y de infraestructura, bloqueo de rutas, contaminación de fuentes de agua potable y diversas dificultades de abastecimiento a causa de los problemas antedichos. Hay 78 muertos, unos 100.000 desplazados, y el total de afectados directa o indirectamente se calcula en torno a los 630.000.