La falta de personal en la dependencia Fúnebre y Necrópolis, de la Intendencia de Montevideo (IM), lleva a que el trabajo de cargar un cuerpo para ingresarlo en el horno de cremación sea realizado por sólo dos funcionarios, cuando debería hacerse entre cuatro. “Estamos hablando de compañeros que tienen que cargar cuerpos que no pesan 20 kilos. Es un trabajo que en el último tiempo está siendo netamente artesanal”, denuncia Facundo Cladera, secretario general de la Asociación de Empleados y Obreros Municipales (ADEOM). Para Cladera, hace tiempo que la situación “tocó fondo”, porque en el servicio fúnebre faltan “cerca de 20 funcionarios” para cumplir con el trabajo mínimo. “Se está cubriendo a base de voluntades, pero así los servicios no funcionan”.

El secretario de ADEOM dice que la IM planteó la posibilidad de que ingresen tres funcionarios, y que en el correr de la semana quedaron en darles más soluciones. El horario de los funerarios es de seis horas diarias, más las guardias de los fines de semana. Además de los problemas para cargar los cuerpos, Cladera agrega que se producen situaciones difíciles cuando los funcionarios salen a levantar los cadáveres llamados NN (nomen nescio, “nombre desconocido”), porque a veces la muerte se produjo en circunstancias trágicas, en un crimen, o “en contextos bastante complicados”, lo que hace que encuentren resistencia para llevarse al difunto.

Cladera asegura que la situación es “crítica y complicada” y que no se la está “tomando en serio”, porque la IM hace “ecuaciones sobre la productividad del trabajo”, algo que a su juicio es imposible de medir “a menos que salgamos a matar gente para que haya mas muertos en la calle”.

En el Cementerio del Buceo, una de las medidas que se tomaron por el conflicto fue limitar la cantidad de entierros. “Tiene que haber un ingreso de personal, y los tiempos suficientes para que el servicio funcione, considerando la tarea; no están vendiendo figuritas en un quiosco: están levantando muertos y tratando con gente que está en un nivel de angustia muy importante. Muchas veces se generan situaciones complicadas porque la gente que velan ha sido víctima de crímenes o de peleas entre pandillas”, señala Cladera.

A fines de 2015, ADEOM realizó un paro por la muerte de un funcionario en el Cementerio Central. El operario había bajado un cuerpo para hacer una reducción, y cuando subió se le cayó una tapa de mármol -que son antiguas y pesadas- sobre la cabeza. Cladera explica: “En esas condiciones se venía trabajando en Fúnebre desde hace muchos años. La IM tuvo que tomar medidas porque le clausuraron todos los elevadores y tuvo que comprar elevadores. Pero tuvo que morir un compañero. Y así seguimos”.