“El camino es este que estamos transitando hoy, el de devolverles a los gurises el derecho a creer que hay futuro”, dijo ayer el intendente capitalino Daniel Martínez en la firma del convenio que prevé capacitar en oficios a 25 jóvenes privados de libertad y/o que cumplan medidas socioeducativas no privativas de libertad. Martínez sostuvo que los jóvenes que están presos “perdieron la noción de futuro, o la sociedad se las robó; sea como sea, no la tienen, viven el día a día, a lo sumo, pensando en la semana que viene. Educar es una apuesta a futuro, tenemos la obligación de colaborar para reinsertarlos”.

La colaboración de la Intendencia de Montevideo (IM) se tradujo en el convenio firmado con el Instituto Nacional de Inclusión Social Adolescente (INISA) y prevé capacitar a los adolescentes en los Centros de Desarrollo Económico Local (Cedel) de Carrasco Norte y Casavalle. El convenio dura un año y podrá ser prorrogable por períodos iguales y consecutivos. El Cedel de Carrasco Norte ofrece cursos en convenio con UTU (electricidad, carpintería, brushing y peinado, jardinería y joyería), el Ministerio de Educación y Cultura (percusión, telar), y organizaciones sociales como El Abrojo (gastronomía). El Cedel de Casavalle ofrece únicamente los cursos de UTU.

Álvaro Viviano, representante de la oposición en el Directorio del INISA, explicó que el programa Inserción Social y Comunitaria, que lleva a cabo la institución, tiene como objetivo “promover el camino de salida del chico a la sociedad” mediante la “inserción educativa y laboral”, y es ahí donde se enmarca este convenio. A su vez, dijo que este tipo de estrategias es “fantástico” y que “seguramente” firmen nuevos convenios con el Municipio CH y el B.

Stella Ledesma trabaja en el Cedel Carrasco desde 2013 en el área social; según contó este convenio es la materialización de años de convenios individuales informales: no es la primera vez que adolescentes privados de libertad iban a capacitarse al Cedel. El primer caso que recuerda ocurrió el mismo año que ella entró; una madre golpeó las puertas del ex Hotel del Lago del Parque Rivera (donde está instalado) y pidió por favor que ayudaran a su hijo a salir de la cárcel; el muchacho necesitaba estar inscripto y empezar a cursar alguna capacitación para conseguir antes la libertad. Así como ese joven, que terminó siendo electricista, pasaron otros 15 antes de la firma del convenio. Sólo los dos primeros casos surgieron por interés de la familia del joven, el resto se gestionó mediante el área social de cada establecimiento del INISA; porque no es que los jóvenes que quieran estudiar se suban a un ómnibus y vayan, sino que deben pedir autorización al juez y contar con “referentes” del centro de reclusión. Ledesma también dijo que hay algunos que al egresar, incluso, continúan vinculados al Cedel y hacen otros cursos.

Los funcionarios del Cedel de Casavalle no están tan acostumbrados a recibir a adolescentes privados de libertad, pero igual tienen algo de experiencia. El director del centro, Milton Gianoni, contó que desde hace al menos dos años un muchacho realizó un curso de electricidad y otro hizo uno de soldadura.

Este año y en el marco del convenio, el Cedel Carrasco recibió la inscripción de 13 adolescentes que están recluidos o con alguna medida socioeducativa gestionada por el INISA; algunos de los cursos comenzarán después de la Semana de Turismo y otros en mayo. El Cedel de Casavalle, por el momento, tiene diez inscripciones; los cursos comenzarán la próxima semana.