“Huaicos” es la palabra de origen quechua con la que los peruanos denominan los deslaves que arrastran todo a su paso. Son muy comunes en algunas zonas de Perú, ya que las características geográficas favorecen el desprendimiento de capas de tierra cuando las lluvias son muy copiosas. La destrucción que dejan a su paso suele ser total, y esto incluye las viviendas, por ejemplo, lo que a su vez incrementa el daño que causan a medida que avanzan y arrastran objetos y materiales.

También es un viejo conocido de Perú el fenómeno de El Niño, aunque en esta ocasión se está presentando con ciertas particularidades que, según especialistas, se deben al calentamiento global. El Niño Costero, tal como se denomina a este fenómeno, incluye un incremento de la temperatura del mar territorial peruano que ahora es superior al de años anteriores y que, a su vez, está abarcando zonas más extensas que antes. Solía limitarse al norte del país, pero ahora llega al centro, incluso a Lima, con incrementos de temperatura, que han alcanzado los 11 o 12 grados, cuando usualmente eran de unos cinco, según explicó al medio digital Perú21 el vocero del Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (COEN), el general Jorge Chávez.

El portavoz dijo que los únicos antecedentes de este fenómeno son de 1925 y 1957, y que, de acuerdo con los pronósticos oficiales, la situación se va a mantener hasta fines de abril, aunque irá disminuyendo su intensidad de forma progresiva. El director del Centro Internacional para la Investigación del Fenómeno de El Niño, con sede en Ecuador, Rodney Martínez, dijo que no se observaba esta intensidad en el calentamiento del mar territorial de Perú desde hace 18 años. “Es un calentamiento inusual, poco esperado y fuerte en el norte”, agregó en declaraciones a la cadena BBC. El fenómeno también afectó a Ecuador, donde en las últimas semanas las inundaciones y los deslaves causaron la muerte de 14 personas y dañaron miles de viviendas.

El Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología de Perú anunció ayer que en los próximos días las lluvias continuarán y se intensificarán, en especial en el norte. “Es muy probable que sigamos teniendo deslizamientos de tierras”, advirtió el primer ministro peruano, Fernando Zavala.

Además de la muerte de 75 personas, los deslaves e inundaciones causaron heridas a otras 263 y 20 siguen desaparecidas. Los daños a la infraestructura son muchos: fueron destruidas más de 12.000 casas, se cayeron cinco puentes, y decenas de rutas y caminos están bloqueados. Se estima que unas 100.000 personas perdieron sus hogares y que 630.000 fueron afectadas directa o indirectamente por el fenómeno.

El número de damnificados y los problemas de infraestructura dificultaron también la distribución de las toneladas de ayuda humanitaria que administra el gobierno peruano. A su vez, la situación alteró servicios básicos, como el suministro de agua potable de Lima, debido a que varios aludes cayeron sobre el río Rimac y contaminaron la principal fuente de agua potable de la capital. En las zonas afectadas, algunos comercios quedaron desabastecidos de productos de primera necesidad.