“Se puede decir que la confianza a nivel de trabajo, sobre todo en el ámbito militar, no ha mejorado, sino que más bien se ha deteriorado” desde que Donald Trump asumió la presidencia de Estados Unidos, dijo Putin en una entrevista emitida ayer por la cadena Mir TV, en la que aprovechó para responder a ese país y a otros que lo presionan para que deje de apoyar al gobierno del presidente sirio, Bashar al Assad. El presidente ruso volvió a insistir en que el gobierno sirio no fue responsable del ataque químico ocurrido la semana pasada en Jan Shijun, en el que murieron 86 personas. Expuso dos versiones sobre lo que pudo haber sucedido: o el gas tóxico se encontraba en un depósito de las milicias opositoras que fue bombardeado por la aviación siria, o se trató de un boicot orquestado para acusar a Siria de matar a su propia gente con armas químicas.

Además, Putin acusó a los países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) de mostrar una obediencia ciega a Estados Unidos al apoyar el bombardeo del jueves 6 contra una base aérea de las fuerzas gubernamentales sirias. “¿Cómo reaccionaron los aliados de la OTAN [al ataque de Estados Unidos]? Todos asienten, sin analizar lo que pasa. ¿Dónde están las pruebas del uso de armas químicas por las tropas sirias? No las hay”, dijo el mandatario en la entrevista. Agregó: “Lo que hay es una violación del derecho internacional. Es un hecho. Un ataque contra un país soberano sin autorización del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas [ONU]. Y pese a todo, todos están de acuerdo, todos lo aceptan”.

Las declaraciones del presidente ruso se difundieron horas antes de que Tillerson se reuniera con Lavrov en Moscú para buscar una postura común sobre el conflicto sirio. El martes, antes de aterrizar en la capital rusa, el secretario de Estado de Trump había instado al Kremlin a elegir entre Al Assad y una alianza con Estados Unidos y países europeos. Desde Rusia habían adelantado que no cederían a las presiones, que calificaron de “absurdas”, en palabras del portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.

Este tire y aloje se vio finalmente reflejado en la reunión, en la que el canciller ruso fue particularmente apático. “No ocultaré que tenemos muchas preguntas, teniendo en cuenta las ideas extremadamente ambiguas y a veces contradictorias que se han expresado en Washington en todo el espectro de asuntos bilaterales y multilaterales”, dijo Lavrov antes de comenzar el encuentro. “Y, por supuesto, por no mencionar que aparte de las declaraciones, observamos muy recientemente acciones extremadamente preocupantes, cuando se emprendió un ataque ilegal contra Siria”, agregó, en referencia al bombardeo estadounidense contra la base aérea. Finalmente, le pidió a Tillerson: “No nos pongan en la falsa disyuntiva de estar con ustedes o contra ustedes”.

La frialdad se notó también en otros funcionarios. El número dos de Lavrov, Serguei Ryabkov, dijo a la agencia de noticias rusa RIA: “En general, lo primitivo y grosero es muy característico de la actual retórica procedente de Washington. Esperamos que esto no se convierta en la esencia de la política estadounidense”. En tanto, la portavoz de Lavrov, Maria Zajarova, se quejó en Facebook de que los periodistas estadounidenses que viajaban con Tillerson le hacían preguntas a los gritos a Lavrov y se comportaban como si estuvieran en un “bazar”.

Varias horas después del encuentro entre cancilleres, y a pesar de que no estaba inicialmente marcado en la agenda oficial de la visita, Putin recibió a Tillerson. Si bien el Kremlin no dio detalles sobre lo hablado durante esa reunión, se esperaba que el tema central fuera Siria, según había informado hace unos días Peskov.

En una conferencia conjunta que los cancilleres brindaron después, Lavrov bajó el tono. Lo primero que anunció el canciller ruso fue que Estados Unidos “está dispuesto” a apoyar la investigación del ataque químico de Jan Shijun. Por su parte, Tillerson reiteró que el ataque químico fue llevado a cabo por las fuerzas de Al Assad y dijo que se trató de una de las más de 50 veces en las que el gobierno sirio utilizó armas químicas. Por otro lado, el secretario de Estado pidió “poner fin a la permanente degradación” de las relaciones entre los dos países, “para resolver todos los asuntos pendientes”. Agregó que “no es posible” que exista tal tensión “entre las dos mayores potencias nucleares”. Finalmente, Lavrov dijo que durante la reunión con Tillerson, Putin manifestó su disposición a reanudar la cooperación militar en Siria, siempre y cuando Estados Unidos confirme que el objetivo es la lucha contra los grupos terroristas.

Del otro lado del mundo

Mientras tanto, en Nueva York, se caía una resolución presentada por Estados Unidos, Francia y Reino Unido ante el Consejo de Seguridad de la ONU para condenar el ataque químico de la semana pasada y pedir al gobierno sirio que colabore con la investigación. El texto no fue aprobado porque Rusia utilizó su derecho a veto como miembro permanente del organismo. La resolución recibió diez votos a favor, tres abstenciones y dos votos en contra (Bolivia compartió la postura de Rusia).

Antes de la votación, el embajador ruso ante la ONU, Vladimir Safronkov, calificó de “inoportuno” el momento elegido por los tres países para presentar y votar el texto. A su vez, aseguró que la resolución no era necesaria porque Lavrov propuso a Tillerson que los dos países envíen a la Organización para la Prohibición de Armas Químicas un pedido conjunto para que envíe expertos a la zona del ataque químico y a la base aérea desde la que según Washington se efectuó -y que fue después bombardeada por las fuerzas de Trump-.

Un rato antes, la representante estadounidense ante la ONU, Nikki Haley, instó a Rusia a que “apueste seriamente por la paz y deje de ser parte del problema” que, según Estados Unidos, implica apoyar a Al Assad. La diplomática dijo que Rusia se está “aislando de la comunidad internacional cada vez que los aviones de Al Assad lanzan otro barril explosivo sobre civiles o cada vez que Al Assad intenta matar de hambre a otra comunidad”. Y no se olvidó de Irán, al que acusó de “echar nafta a las llamas de la guerra en Siria”.