Peñarol complicó seriamente sus chances de avanzar a la próxima fase de la Copa Libertadores de América al caer anoche 3-2 con Palmeiras en el estadio Campeón del Siglo. Ahora los brasileños lideran el grupo con 10 puntos, Jorge Wilstermann, de Bolivia, suma 6, Atlético Tucumán tiene 4 y Peñarol 3.

Luego de jugar un primer tiempo perfecto, en el que se fue a los vestuarios ganando 2-0, en el segundo tiempo los verdes brasileños se adueñaron de la pelota, del juego y del partido, que terminaron ganando con total autoridad.

Es difícil explicar cómo un equipo -en realidad los dos- pudo cambiar tanto su desempeño de un tiempo a otro. Peñarol jugó un gran primer tiempo. Los aurinegros salieron a la cancha con la idea fija de jugar en la cancha rival, presionando permanentemente, y lo planificado le salió a la perfección. La intensidad que metió en esos primeros minutos no dejó pensar a Palmeiras, que recién tocó tres o cuatro veces la pelota en campo rival cuando estaba 1-0 abajo, luego del gol anotado por Mauricio Affonso a los 13 minutos. El delantero melense disputó la posición con el zaguero colombiano Yerry Mina, a quien le ganó la posición, y le pegó a la pelota con la zurda tras un preciso centro desde la derecha de Nahitan Nández, la mayor figura aurinegra.

El volante puntaesteño fue el emblema de un equipo mentalizado, que no aflojó y que lastimó mucho a su rival, sobre todo por la banda derecha. Alex Silva anduvo muy bien en la primera parte del encuentro y, junto con el lateral Hernán Petryk, conformó un tándem que le hizo mucho daño a la defensa brasileña. Fue precisamente por una incursión desde la derecha que llegó el segundo gol aurinegro.

Junior Arias recibió un pelotazo a 40 metros del arco, pivoteó y la sucesión de toques llegó hasta Petryk, que le entregó la bola a Alex Silva y picó al área. Petryk peinó el centro de Silva y Arias, que entraba por el medio del área, con una linda tijera la mandó al fondo de la red por segunda vez en la noche. El 2-0 era un marcador que le quedaba bien al partido, y una muestra de la neta superioridad carbonera fue que Gastón Guruceaga prácticamente no tocó la pelota: ninguna jugada de peligro amenazó su tranquilidad.

Pero en los primeros instantes del segundo tiempo se vio que el partido iba a ser otro. El director técnico de Palmeiras mandó a la cancha al delantero Willian y al volante Tchê Tchê. El primero, tras una preciosa maniobra personal dentro del área, marcó el descuento a los 49 minutos.

Seguramente Peñarol haya pagado el precio del enorme desgaste que había hecho en el primer tiempo, mientras que Palmeiras empezó a mover la pelota y a jugar más adelantado. La sensación de que el empate brasileño estaba al caer fue creciendo, y a los 62 llegó con un cabezazo del zaguero colombiano Yerry Mina, luego de un largo centro de Jean. La defensa no cubrió al lungo colombiano, que cabeceó bien abajo y venció la resistencia de Guruceaga. Los carboneros no tenían reacción, y Palmeiras seguía yendo arriba. Por eso no extrañó que en el minuto 72 llegara el 3-2. Otra vez Willian apareció solo, luego de un rebote que dio Guruceaga tras un buen remate lejano del venezolano Alejandro Guerra.

Abajo en el marcador y fundido físicamente, Peñarol echó el resto con el Cebolla Cristian Rodríguez como abanderado. El empuje del lacazino llevó adelante a su equipo, que tuvo alguna chance de empatar, pero la suerte ya estaba echada.

Luego del pitazo final del paraguayo Enrique Cáceres pasó lo previsible: alguna palabra de más generó una generala en la que participaron jugadores y asistentes de ambos equipos.

La bronca se trasladó a las tribunas, donde los hinchas aurinegros y palmeirenses también tuvieron su momento de pugilato, amenazas y lanzamiento de objetos. Seguramente los hechos posteriores al encuentro tengan consecuencias para Peñarol, que anoche perdió algo más que tres puntos.