El ataque de Estados Unidos contra una base aérea de Shayrat, próxima a la ciudad siria de Homs, fue lanzado en represalia por el bombardeo con armas químicas que el martes mató a 86 personas en la localidad siria de Jan Shijun y que Washington atribuye a las fuerzas de Al Assad. “El dictador sirio Bashar al Assad lanzó un horrible ataque químico contra civiles inocentes. Usando un gas mortal, Al Assad terminó con las vidas de hombres, mujeres y niños indefensos. Fue una muerte lenta y brutal para muchos”, dijo Trump el viernes después de confirmar la operación en Shayrat.

Su decisión de intervenir directamente en Siria supone un giro radical en la política que Estados Unidos mantenía y se contradice con la postura no intervencionista que Trump defiende desde hace años. “¡No ganamos nada y sólo nos ocurrirán cosas malas!”, llegó a decir en 2013, cuando el entonces presidente Barack Obama evaluaba responder a un ataque químico que mató a 1.400 civiles en las afueras de Damasco. Fue una posición que Trump mantuvo durante su campaña y que la semana pasada todavía defendía. La prioridad, para él, era vencer al grupo jihadista Estado Islámico (EI) en Siria e Irak. Sin embargo, el ataque químico de la semana pasada hizo que cambiara la doctrina. “Es horrible. Cruzó muchas líneas rojas”, dijo Trump en referencia al presidente sirio.

En su discurso del viernes, Trump criticó la política de Obama en Siria y dijo que no se quedará de brazos cruzados mientras el gobierno de ese país emplea armas químicas. “Años de intentos para cambiar la conducta de Al Assad han fallado de forma drástica. En consecuencia, la crisis de los refugiados se ha ahondado y la región sigue desestabilizada y amenazando a Estados Unidos y sus aliados”, afirmó.

El Pentágono aseguró que el jueves “se adoptaron medidas extraordinarias para evitar bajas civiles”. Las fuerzas rusas que colaboran con el Ejército sirio fueron alertadas antes de la intervención, por lo que ninguno de sus militares murió. Sí murieron siete soldados sirios, informó el gobernador de Homs, Talal Barazi. Los 59 misiles lanzados por Estados Unidos impactaron en depósitos de combustible y de armas, sistemas de defensa aéreos y radares, y destruyeron varios aviones.

Esta podría ser la primera medida de varias que Estados Unidos adoptaría para frenar a Al Assad, según advirtió el viernes la embajadora de Estados Unidos ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Nikki Haley. Ante el Consejo de Seguridad de este organismo, Haley dijo que su país está “dispuesto a hacer más” y que Trump “está listo para actuar” de manera unilateral, algo que -aclaró- dependerá de los pasos que dé el gobierno sirio en el futuro. Ayer, en una entrevista con la cadena CNN, Haley dijo que la salida de Al Assad es una de las prioridades de Washington.

Por su parte, el presidente sirio afirmó que Estados Unidos no logró su objetivo principal con un ataque que, según consideró, buscaba “elevar la moral de las bandas terroristas a las que respalda [ese país], después de las victorias conseguidas por el Ejército Árabe Sirio”. La presidencia de Siria dijo el viernes, en un comunicado, que la ofensiva de Estados Unidos “fortaleció el propósito” del gobierno de atacar a los “grupos terroristas”, “de seguir aplastándolos y de aumentar los ataques con ese fin, donde quiera que estén”.

Los ecos

La ofensiva del jueves encontró el fuerte rechazo de Rusia e Irán, aliados del gobierno de Al Assad. El presidente ruso, Vladimir Putin, y el iraní, Hasan Rohaní, insistieron ayer, en una conversación telefónica, en que las acciones de Washington son “inaceptables” y que están dirigidas “contra un Estado soberano” y “en contra del derecho internacional”. Además, según indica un comunicado del Kremlin, los mandatarios abogaron “por una investigación objetiva e imparcial” del ataque químico en Jan Shijun.

En la misma línea, las fuerzas aliadas al gobierno sirio que integran el Centro de Mando Conjunto -Rusia, Irán y varias milicias sirias favorables a Damasco- advirtieron, según el diario gubernamental sirio Tishrin: “Estamos preparados para responder a cualquier agresión o transgresión de las líneas rojas por parte de cualquiera. Estados Unidos conoce bien nuestras capacidades de respuesta”. En el mismo comunicado que citó el diario, agregan que “la agresión de Estados Unidos en Siria sobrepasa y ataca la soberanía del pueblo y el Estado [sirio]”, y dijeron que el país lleva seis años luchando contra el terrorismo en nombre del resto del mundo. Además, el texto afirma que algunos países y organizaciones tomaron el ataque químico de Jan Shijun como un “pretexto” para atacar Siria. “Seguiremos luchando junto al Ejército Árabe de Siria y trabajaremos con él para liberar el territorio sirio de la abominación del terrorismo”, concluye.

Las buenas relaciones que Trump mantiene hasta ahora con Rusia podrían verse afectadas si Estados Unidos empieza a tener un papel más activo en Siria. Washington y Moscú siempre defendieron posturas opuestas en ese país, pero hasta el fin de semana la acción de Estados Unidos, líder de la coalición internacional contra EI, se limitaba a combatir exclusivamente a los jihadistas.

Para echar más leña al fuego, el gobierno ruso dijo el sábado que el ataque estadounidense “no tiene nada que ver con la política de Washington en Medio Oriente, no es parte de una estrategia ni de un plan”, sino que “se trata de imponerse en el marco de una descarnada lucha política interna en Estados Unidos”, según declaraciones de la portavoz de la cancillería, María Zajárova. En otras palabras, habría sido una maniobra de Trump para ganar el apoyo tanto de la oposición como de los líderes de su propio partido, muchos de los cuales le han dado la espalda desde que llegó a la Casa Blanca.

Podría haberle funcionado, porque el ataque en Siria fue una de las pocas decisiones de la administración Trump que fue respaldada por congresistas republicanos y demócratas, que lo consideraron una respuesta “proporcional” a las atrocidades de Al Assad. También fue aplaudido por Alemania, Francia, Reino Unido, la Organización del Tratado del Atlántico Norte y el Consejo Europeo.

Por otro lado, en su afán de mostrar su fuerza, esta vez ante el gobierno de Corea del Norte, Trump desplegó el sábado, en la península de ese país, un grupo de ataque de la Armada, incluido un portaaviones. Fuentes del Departamento de Defensa estadounidense aseguraron a medios de ese país que el movimiento es una respuesta a las nuevas provocaciones del gobierno del presidente norcoreano, Kim Jongun, que hace poco realizó un ensayo con un misil de alcance medio.