Los planes de un teniente del Ejército que ha sido identificado sólo como Franco A causaron suficientes problemas al gobierno alemán como para que la ministra de Defensa, Ursula von der Leyen, cancelara un viaje a Estados Unidos previsto para la semana pasada y anunciara que se dedicaría a investigar qué hay detrás de ese militar.

El oficial, de 28 años, nació cerca de Frankfurt, en la localidad de Offenbach, pero en 2015 se hizo pasar por un inmigrante sirio que solicitaba refugio en Alemania. Aunque no hablaba árabe, argumentó que pertenecía a una supuesta minoría francófona siria, y el trámite siguió su curso. Por lo tanto, se le brindó alojamiento y otros tipos de ayuda social.

Según las autoridades alemanas, que lo detuvieron a fines de abril, buscaba conseguir de ese modo una segunda identidad y utilizarla para cometer un atentado terrorista. De esa manera, su acción sería atribuida a un refugiado sirio, informó la agencia de noticias Efe. Los detalles del ataque que planeaba no fueron divulgados, aunque distintos medios internacionales hablan de que se trataría de un atentado por motivos de odio racial, xenófobo o neonazi.

De acuerdo con la agencia de noticias Télam, algunos posibles objetivos de su ataque eran el presidente alemán, Joachim Gauck, el ministro de Justicia, Heiko Maas, la diputada del partido La Izquierda Anne Helm y un colectivo de activistas llamado Centro para la Belleza Política. Al menos así constaba en una lista que encontraron cuando revisaron sus cosas, entre las cuales se halló también un fusil con una cruz gamada.

Poco antes de que la ministra Von der Leyen cancelara su viaje al exterior, la asociación de periodistas Redaktionsnetzwerk Deutschland informó que existía una pequeña red ultraderechista dentro del Ejército. No se informó si a esa red pertenecía Franco A. En cualquier caso, otros dos militares fueron detenidos como sospechosos de colaborar con él. Uno fue arrestado a fines de abril, y ayer la Fiscalía federal anunció la detención de otro, un teniente de 27 años.

En medios alemanes se publicó que las ideas del teniente eran conocidas y que incluso había expuesto algunas de sus posiciones en una tesina de maestría que presentó en una etapa de su formación militar, en 2014. En ese texto, según el portavoz de la cancillería alemana, Steffen Seibert, el teniente utilizó “expresiones claramente extremistas”, al punto de hablar de un “genocidio” de la población de Europa occidental causado por la inmigración.

“Muchos [en el Ejército] sabían y miraron hacia otro lado”, dijo Von der Leyen, según citó Efe. La ministra se preguntó si no existía “falso espíritu de cuerpo” y un problema de liderazgo entre los militares. Debido a estas frases, fue criticada por la Asociación de Soldados Alemanes y del Defensor del Soldado en el Parlamento. También la cuestionaron, en año electoral, dirigentes socialdemócratas y de izquierda, que acusaron a las autoridades conservadoras de no haber atendido debidamente lo que estaba pasando en filas del Ejército. Después, la ministra pidió perdón a los militares y dijo que ella misma debió haber tomado las riendas del problema.

Seibert dejó claro públicamente el apoyo de la canciller Angela Merkel a Von der Leyen, y si bien elogió a los integrantes de las Fuerzas Armadas, dijo que en 2014 hubo pruebas de que Franco A tenía posiciones de ultraderecha.

No está solo

En lugar de viajar a Estados Unidos, la ministra Von der Leyen visitó Illkirch-Graffenstaden, una localidad francesa, en la frontera con Alemania, donde se encuentra el cuartel al que estaba destinado Franco A. Como para superar las tensiones que mantenía con los militares, la funcionaria declaró allí: “El Wehrmacht -el ejército nazi- no tiene nada en común con el Bundeswehr -el ejército actual-”.

Sin embargo, según informó Efe, Von der Leyen encontró allí una sala con objetos del Wehrmacht, y también se hizo un hallazgo similar en otro cuartel, en Donaueschingen, una localidad del sur de Alemania: una habitación con cascos militares, medallas y armas de la época nazi. Por esos motivos, las autoridades de las fuerzas armadas ordenaron inspecciones en todas las dependencias militares del país con el objetivo de eliminar esos símbolos.

Además, el Ministerio de Defensa informó que los servicios de inteligencia militar están investigando 280 casos de supuestos ultraderechistas que integran el ejército. Por tener una ideología similar, fueron expulsados de sus filas 18 militares entre 2012 y 2016.

También se investigan unos 2.000 expedientes de asilo que ya fueron procesados, para intentar determinar si entre ellos se encuentra otro caso como el de Franco A, cuyo engaño pasó desapercibido.