El presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi, ordenó bombardear zonas controladas por grupos yihadistas en el este de Libia horas después de que 29 cristianos coptos murieran en un atentado que fue reivindicado por el grupo Estado Islámico (EI). Se trata del tercer ataque contra esa comunidad religiosa en los últimos seis meses.

“Egipto no dudará en bombardear los campamentos terroristas en cualquier lugar, ya sea dentro de Egipto o fuera”, dijo el presidente Al Sisi el viernes de noche, cuando anunció en cadena nacional el ataque de sus fuerzas armadas a las “bases terroristas” de Libia. Se refería, en particular, a la ciudad de Derna, uno de los bastiones del yihadismo, ubicada al este del país.

Unas pocas horas antes, un ómnibus en el que viajaban cristianos coptos, y que se dirigía al monasterio de San Samuel, en la provincia egipcia de Minia, fue acribillado a balazos por una decena de “hombres enmascarados” que iban en tres autos, según informó el Ministerio del Interior en un comunicado. Como consecuencia, 29 personas murieron y 13 fueron heridas, agrega el documento, que fue publicado por Mena, la agencia de noticias oficial de Egipto. Minia es la provincia que cuenta con el mayor número de fieles de esta comunidad en el país.

El ataque fue reivindicado al día siguiente por EI, en un comunicado difundido en Telegram. Es el tercer atentado contra los cristianos coptos que el grupo yihadista se atribuye en los últimos seis meses, luego de los que tuvieron lugar el Domingo de Ramos en las catedrales de Tanta y Alejandría, y del que se cometió en una iglesia de El Cairo. Con el ataque del viernes, el número de coptos asesinados en los últimos seis meses asciende a un centenar.

Los coptos representan 10% de la población egipcia, que alcanza los 92 millones de personas. Al Sisi dijo el viernes que una de las causas de estos ataques en Egipto es que “EI está siendo derrotado en Siria”, por lo que muchos de los combatientes huyen a Egipto y, especialmente, a los territorios fronterizos con Libia. Allí se ensañan con la gran comunidad de cristianos, a quienes llaman “cruzados”.

Mediante un comunicado, la iglesia ortodoxa copta manifestó su dolor por la muerte de 29 “mártires” e instó a las autoridades a “tomar las medidas necesarias para evitar estos ataques”.

El activista Mina Thabet, integrante de la Comisión Egipcia por los Derechos y las Libertades, dijo a la agencia de noticias Efe que las fuerzas de seguridad de su país no están haciendo los “suficientes” esfuerzos para proteger a los coptos. También consideró que “no hay ninguna estrategia clara del gobierno en la lucha contra el terrorismo”.

Fuentes militares egipcias aseguraron a Mena que la operación aérea en Libia –que empezó el viernes de noche y siguió el sábado– destruyó “por completo” el campo de entrenamiento terrorista de Derna, donde se fortalecieron varias milicias islamistas después de la caída del régimen de Muamar Gadafi, en 2011. Un portavoz del consejo que controla la ciudad aseguró que el bombardeo no causó muertes.

En la operación también participaron aviones de las fuerzas del general libio Jalifa Hafter, un aliado del gobierno de Egipto que intenta ganar terreno en su país combatiendo a las milicias islamistas y a otros opositores.

Libia no tiene un gobierno central desde 2011, cuando cayó Gadafi y el país se sumergió en una guerra civil. Ahora Libia está dividida en dos bloques políticos representados en dos parlamentos: la Cámara de Representantes, considerada “liberal”, respaldada por la rama militar de Hafter, y el Congreso General Nacional, integrado por islamistas –la mayoría de los miembros pertenecen al movimiento de los Hermanos Musulmanes–. En 2015, la Organización de las Naciones Unidas formó el Gobierno de Acuerdo Nacional, un órgano ejecutivo de transición integrado por representantes de diferentes orígenes políticos e ideológicos para dirigir Libia hasta el fin de la crisis. El órgano es reconocido por países como Estados Unidos, Reino Unido e Italia, aunque no por los dos actores principales del conflicto.

Este gobierno provisional libio, con sede en Trípoli, condenó tanto el atentado contra la comunidad copta en Egipto como la respuesta de Al Sisi. “Este odioso crimen viola los principios religiosos y los valores éticos. Reafirmamos nuestra cooperación con los países hermanos y amigos en la lucha contra el terrorismo, que hemos demostrado y seguimos demostrando”, dijo en un comunicado el Consejo Presidencial del Gobierno de Acuerdo Nacional, en referencia al ataque en Minia. “Cualquiera que sea la justificación, rechazamos cualquier acto que viole la soberanía de nuestro país. Deploramos el bombardeo egipcio del territorio libio, que se llevó a cabo sin coordinación con la autoridad legítima del Gobierno del Acuerdo Nacional, reconocido en el mundo Árabe, en África e internacionalmente”, agregó.