La investigación del FBI sobre los vínculos entre la administración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el gobierno de Rusia, en plena campaña electoral, tomó un nuevo giro el viernes. Ese día, el diario The Washington Post informó que Jared Kushner, el esposo de Ivanka Trump y asesor principal del mandatario, quiso establecer un canal de comunicación secreto con el Kremlin para esquivar los servicios de inteligencia estadounidense, en ese momento todavía bajo control del gobierno de Barack Obama. El artículo se basó en interceptaciones telefónicas a las que logró acceder el diario y en entrevistas a funcionarios del gobierno “que tuvieron acceso a informes de inteligencia”.

Según el diario, Kushner abordó la posibilidad de establecer ese canal “secreto y seguro” en las reuniones que mantuvo en la Trump Tower con el embajador ruso en Washington, Serguei Kislyak, durante la transición presidencial.

Trump no se refirió al tema, aunque ayer criticó a los medios que “fabrican” noticias. “Opino que muchas de las filtraciones que salen desde dentro de la Casa Blanca son mentiras fabricadas, inventadas por los medios de comunicación falsos”, escribió el presidente en una catarata de tuits. “Cuando vean las palabras ‘según fuentes’ en los medios de comunicación falsos, y no mencionen nombres, es muy posible que esas fuentes no existan, sino que sean inventadas por escritores de noticias falsas. ¡Las noticias falsas son el enemigo!”, agregó.

En tanto, el secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, John Kelly, consideró ayer que es “algo bueno” que Kushner haya intentado establecer un canal de comunicación secreto, porque “está bien tener múltiples formas de comunicarse continuamente con un país, particularmente con uno como Rusia”.

Por su parte, el demócrata Adam Schiff, integrante del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, opinó que la Casa Blanca debería revisar el grado de acceso a información confidencial que concede a Kushner.