Sin la presencia de la ministra de Educación y Cultura, María Julia Muñoz, ni del presidente de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), Wilson Netto, ayer el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed) presentó su segundo Informe sobre el estado de la educación en Uruguay, correspondiente a 2015 y 2016. El documento no presenta datos nuevos, sino que sistematiza los de la Encuesta Continua de Hogares, del Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo (TERCE) y del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA, por su sigla en inglés), y presenta información en cuatro ejes: acceso, avance y egreso de la educación obligatoria, logros de aprendizaje, formación, trabajo y desarrollo profesional docente, y los recursos dirigidos a la educación.

A lo largo de los distintos capítulos del informe se hace referencia al ritmo lento de los avances o cambios en educación, y en particular se hace un estudio sobre la posibilidad de que la ANEP pueda cumplir con las metas fijadas para este quinquenio; algunas las considera probables y otras muy poco probables. Por ejemplo, el informe entiende que es “alcanzable” la meta sobre el acceso de niños de tres años a la educación inicial, que implica crecer en cobertura 17 puntos porcentuales entre 2014 y 2020 (y toma como antecedente que se creció 14 puntos porcentuales entre 2006 y 2011). El aumento de la cobertura entre adolescentes de 15 años, que se prevé que crezca de 89% a 96% para 2020, “podría resultar plausible”, mientras que respecto del egreso –la meta de que 75% de los estudiantes de 16 años terminen la educación media básica en 2020–, el Ineed plantea que “es razonable dudar de la plausibilidad” de esa meta, ya que en cuatro años “el incremento fue solamente de cuatro puntos”.

Por otro lado, el informe analiza la cantidad de años de educación obligatoria cursados por distintas generaciones, y llega a la conclusión de que desde 1970 a 2010, el promedio de años cursados varió muy poco, de ocho a nueve años, cuando actualmente la meta es universalizar los 14 años de educación obligatoria, objetivo que “se encuentra lejos de llegar a cumplir”, señala el informe. “Y, mientras no reduzca las fuertes y persistentes desigualdades señaladas, será difícil que logre hacerlo”, añade el Ineed.

En materia de universalizar el acceso y egreso de la educación, Federico Rodríguez, director de la Unidad de Estudios e Indicadores del Ineed, destacó que entre los estudiantes provenientes del quintil más rico de la población sólo 71% logra terminar la enseñanza media superior; el valor baja a 15% entre los estudiantes del quintil más pobre de la población.

Repetidores

En materia de logros de aprendizaje, el informe presenta los principales resultados de las pruebas PISA 2015 y las TERCE 2013. Carmen Haretche, directora del Área Técnica del Ineed, explicó que se buscó estudiar qué factores están asociados o relacionados con buenos desempeños educativos en los estudiantes, e insistió con un concepto que el Ineed ya ha planteado en otros informes: la utilidad de la repetición como práctica educativa. La evidencia, dice el informe, permite sostener que independientemente de las condiciones socioeconómicas de los estudiantes, “quienes han repetido presentan un desempeño claramente inferior del observado entre quienes no han repetido”, y constata que “la práctica pedagógica de hacer repetir un año no parece estar cumpliendo con el objetivo de fortalecer el logro de los estudiantes más desaventajados”.

La socióloga explicó que no se constataron diferencias significativas en cuanto a los aprendizajes tomando en cuenta si los estudiantes eran de liceos públicos o privados, pero que sí se notaron diferencias entre los liceos públicos y la UTU. “La diferencia en los puntajes obtenidos por los estudiantes del Consejo de Educación Técnico Profesional es significativamente inferior al de los liceos del Consejo de Educación Secundaria en todas las áreas de conocimiento”.

Uno de los factores asociados al buen desempeño educativo de los estudiantes es el “clima de aula” en el que aprenden. El concepto se define como “la percepción que tienen los sujetos acerca de las relaciones interpersonales que establecen en el aula –involucrando tanto a los estudiantes como a los docentes– y el contexto o marco en el cual estas interacciones se dan”, y para componer el “índice clima de aula” se incluyen varios componentes: las relaciones positivas entre pares, el apoyo que los docentes brinden a sus alumnos, la existencia y aplicación justa de normas, el grado de desorden o conflicto escolar, los aspectos organizativos y el manejo de las conductas y el trabajo en el aula, entre otros. Si bien la afirmación de que a mejor clima de aula mejores desempeños educativos puede considerarse obvia, el informe del Ineed lo destaca como “un hallazgo”, porque lo evidencia cruzando los datos de encuestas y resultados educativos y porque, además, la incidencia del clima de aula se mantiene aun cuando el contexto socioeconómico de los centros educativos es desfavorable. Esto “indica un camino para mejorar los desempeños de los estudiantes de estos estratos socioeconómicos y reducir las inequidades, tanto entre ellos como con el resto de los alumnos del país”, destaca el informe.

Docentes y recursos

El informe señala que actualmente “los maestros y profesores titulados son insuficientes para cubrir las necesidades de personas de la educación primaria y media”, y da cuenta de que si bien el total de los maestros de primaria pública son titulados, y 94% en educación inicial y primaria privada, sólo 67% de los profesores de secundaria pública y 57% de secundaria privada son recibidos, porcentaje que baja a 41 en el caso de docentes de UTU. El informe también destaca que los salarios docentes crecieron por encima del Índice Medio de Salarios Real (ver gráfico), y que entre 2005 y 2015 creció de 80% a 85% el peso de los sueldos en el presupuesto de ANEP. También estima que actualmente los salarios docentes no reconocen las diez horas de trabajo que, en promedio, realizan los docentes en su casa.

Gráfico

20 años no es nada

El informe recoge un trabajo realizado por el canadiense Richard Wolfe que permite comparar las pruebas realizadas entre 1996 y 2013 en el marco de la Evaluación Nacional de Aprendizajes de Sexto Año. Según el análisis de los puntajes en lengua y matemática “parece indicar que no ha habido mejora en los resultados” desde 1996, e incluso en 2013 disminuyeron levemente, aunque Haretche afirmó durante la presentación del informe que los resultados de la prueba en 2013 había que tomarlos “entre comillas”.