El heredero de la revolución ciudadana de Rafael Correa, Lenín Moreno, se convirtió ayer en el nuevo presidente de Ecuador. En su primer discurso como gobernante, Moreno prometió liderar un proyecto “de unidad nacional”, mediante el respeto a la diversidad y la lucha contra la desigualdad. Además, se presentó como “el presidente de todos”, incluso de quienes no lo votaron.

“Sí, juro”, dijo ayer Moreno ante la mirada de una decena de mandatarios extranjeros que viajaron para presenciar la ceremonia, y ante el presidente de la Asamblea Nacional, José Serrano. Minutos después, Correa entregó un informe sobre sus diez años de gestión y le colocó la banda presidencial a su sucesor. Así, Moreno heredó oficialmente el mando de la llamada “revolución ciudadana” que inició el presidente saliente en 2007.

Cuando ganó la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, el 2 de abril, Moreno advirtió que llegaría al poder “con la política de la mano tendida” y que su gobierno sería uno de “continuidad”, respecto del de Correa, en términos de “obra social” y “en disminuir la brecha de desigualdad”, pero con “otro estilo”. Se refería a sus esfuerzos por ponerle fin a la época de confrontación con la oposición que, a su entender, fue necesaria en su momento.

Antes de darle la palabra a Moreno, Serrano le dedicó algunas palabras a Correa, de quien destacó el “coraje, persistencia y entrega” para dirigir el país, además de celebrar los avances en materia política y económica que se lograron durante su mandato. “Recuperó la soberanía y le dio dignidad a la política; son un ejemplo el tema de las becas y el de la salud”, agregó el titular de la Asamblea Nacional.

Después de asumir el cargo, y con Correa ya fuera de escena -antes de irse fue largamente aplaudido y ovacionado por los presentes-, Moreno dijo que Ecuador vive un momento en el que “se une herencia de pasado con el presente y el futuro” y saludó a su antecesor, a quien llamó “hermano querido”.

Desde el principio, Moreno insistió en su idea de la “mano tendida”: dijo que será el “presidente de todos” y aseguró que “absolutamente todos” formarán parte “de un ineludible diálogo nacional”. Por otra parte, hizo un repaso sobre sus principales promesas de campaña, y puso especial énfasis en su plan Toda una Vida, que pretende proteger a la ciudadanía desde el nacimiento hasta la vejez. Los pilares de esta iniciativa son la atención médica a embarazadas, recién nacidos y adultos mayores; el estímulo a los emprendedores; la generación de puestos de trabajo; la construcción de viviendas y el perfeccionamiento del sistema educativo.

Moreno también prometió que librará una “lucha sin cuartel contra el microtráfico de drogas en barrios, escuelas y colegios”, un tema para el que no dudará en decretar “una emergencia nacional”, adelantó. Otras prioridades en la agenda social de su gobierno, agregó, serán la “eliminación de la pobreza extrema”, la “entrega de transferencias monetarias para las poblaciones vulnerables” y la “ampliación de los esquemas de protección social”.

En materia económica, el mandatario aseguró que sostendrá la dolarización, que rige en el país desde el año 2000, y que “no habrá una moneda paralela”, como cuestionaron varios sectores opositores. A su vez, abogó por una “mayor austeridad” y una “mayor productividad” como vía para resolver los problemas económicos, y anunció una “batalla frontal” contra la corrupción. Aprovechó este último punto para exhortar a las autoridades estadounidenses y brasileñas a entregar todas las listas de posibles corruptos en Ecuador relacionados con el caso Odebrecht.

En política exterior, Moreno se comprometió con la integración regional, especialmente en el apoyo a los procesos de paz, y reiteró el respaldo a Colombia en el desarrollo de los diálogos que mantienen desde febrero en Quito el gobierno colombiano y la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional. De hecho, el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, asistió a la ceremonia y agradeció personalmente el apoyo al proceso.

Antes de presentar su candidatura presidencial, Moreno era recordado por los distintos programas para personas con discapacidad que impulsó cuando fue vicepresidente (2007-2013). Gracias a su trabajo en ese ámbito, llegó incluso a ser designado como enviado especial de la Organización de las Naciones Unidas para la discapacidad. Cuando se postuló a la presidencia, esa fue una de sus principales cartas de presentación.

El equipo de gobierno de Moreno fue dado a conocer el martes por el propio mandatario. “Este gabinete tendrá el compromiso de servir, de consolidar el desarrollo nacional, generar empleo digno y avanzar en erradicar la pobreza”, dijo en Twitter. Agregó que está compuesto por profesionales, empresarios de diferentes sectores sociales y políticos y por “militantes de la revolución ciudadana”.

El nuevo equipo del nuevo gobierno del partido Alianza País cuenta con 43 altos cargos, entre ellos 23 ministros, tres secretarios de Comunicación, Gestión de la Política y Planificación, y otros funcionarios de las secretarías Jurídica y de la Presidencia. Del total, 15 provienen de la administración de Correa: algunos mantienen su cargo y otros continúan en el gobierno en otras funciones. A ellos se suma el vicepresidente, Jorge Glas Espinel, que repite mandato y que también asumió ayer, después de Moreno.