Sólo con seis votos en contra en 63 (la mayoría del oficialismo brasileño), el Parlamento del Mercosur aprobó ayer una declaración en la que expresa su “preocupación por la grave situación en Brasil”, y en particular su rechazo a la “militarización” y “represión violenta a manifestaciones pacíficas” en ese país. Exhortó a que los problemas de Brasil sean resueltos “sin injerencias” y resolvió conformar una comisión del Parlasur para “acompañar” la crisis en ese país.

La resolución se tomó luego de un largo debate, en el que no faltaron las acusaciones cruzadas y los gritos. No hubo intervenciones de legisladores uruguayos, aunque el diputado uruguayo Pablo Iturralde, del Partido Nacional, propuso discutir sobre la situación de Venezuela y de Brasil. Esta sola iniciativa ya generó polémica, porque los parlamentarios oficialistas de Brasil entendieron que se pretendía comparar la situación de los dos países. Sostuvieron que en Brasil “no hay presos políticos” ni “una dictadura” como en Venezuela. Los parlamentarios del Partido de los Trabajadores (PT) aseguraron que se le dio un golpe de Estado a la presidenta Dilma Rousseff para que no se investigara el caso de corrupción conocido como Lava Jato, y reclamaron elecciones directas. “La situación de Brasil sólo se resuelve haciendo caer a ese gobierno golpista”, sentenció Humberto Costa, del PT.

El diputado Jean Wyllys, del PSOL, aseguró que en ese país “no hay una democracia funcionando plenamente” y que hay presos políticos; afirmó que en Río de Janeiro pusieron preso a un estudiante acusado de portar “armas químicas” porque llevaba un detergente en la mochila. Los legisladores más críticos de Venezuela habían acusado a los partidos de izquierda de la región de defender al chavismo; Wyllys negó que él defendiera la “arbitrariedad” del presidente venezolano Nicolás Maduro. “Al contrario, la denuncio”, sentenció.

Al igual que en otras sesiones del Parlamento del Mercosur, la oposición venezolana llevó carteles denunciando los asesinatos de los últimos meses y la situación de escasez de alimentos y medicamentos en su país. Los legisladores chavistas rechazaron lo que consideran una “injerencia”. “Ya basta de meterse en los asuntos internos de Venezuela, basta de injerencismo”, manifestó el parlamentario Saúl Ortega. Ante la afirmación de un legislador argentino de que no era “de derecha” sino “de democracia” pedir que se respetara a la Asamblea Nacional de ese país, un parlamentario chavista comentó que ahora “la derecha tiene una crisis de identidad y no se quiere llamar derecha”.

Pese a los cruces de declaraciones, el Parlamento del Mercosur finalmente aprobó por unanimidad el envío de una misión de su mesa directiva a Venezuela para que detecte “eventuales violaciones de los Derechos Humanos” y analice el funcionamiento de la democracia en ese país.