Los trabajadores de Conaprole pararon ayer de 10.00 a 18.00, en contra de la decisión de la empresa de trasladar a un grupo de operarios del sector subproductos, reemplazados por una máquina de envasar yogur y leche, anunció ayer Telemundo. Reunidos en un plenario, resolvieron comenzar un paro pero, al final de la tarde, levantaron las medidas, a pedido del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) y con el compromiso de crear un ámbito tripartito en la Dirección Nacional de Trabajo (Dinatra), confirmó a la diaria Luis Goichea, dirigente de la Federación de Trabajadores de la Industria Láctea (FTIL).

Carlos Cachón, integrante de FTIL y del Secretariado Ejecutivo del PIT-CNT, explicó a este medio que el reclamo está dentro de las condiciones de trabajo, y que se habían agotado las instancias por intermedio del MTSS. Dijo que allí discutían el tema desde hace tres meses y que ahora la empresa “unilateralmente” quiso aplicar las nuevas tecnologías. Las cláusulas de negociación colectiva establecen que si hay nuevas tecnologías, se debe discutir su incorporación con el sindicato.

En cuanto al suministro a la población, Cachón transmitió que no habrá problemas, aunque sí, tal vez “un simple atraso” en el reparto.

En los últimos tres años la lechería atravesó un mal momento, a raíz de una combinación de una serie de factores: la caída de los precios internacionales, el cese de exportaciones a Venezuela, la sequía de 2015 y el exceso hídrico de 2016, la consecuente merma en la remisión de leche a las plantas y el endeudamiento de los productores. Todo eso repercutió en la industria, así como el cierre de empresas multinacionales que se habían instalados en tiempos en que la lechería era más redituable. Desde 2015 la industria láctea perdió 700 puestos de trabajo con el cierre de las plantas de Ecolat, de Nueva Helvecia, y de Schreiber Foods Inc., de San José. La amenaza sigue latente, con el anuncio del cierre de la planta de Conaprole en Rincón del Pino, San José.