Los vínculos no declarados del gobierno de Donald Trump con el de Rusia volvieron a ser noticia ayer, vinculados, una vez más, a la figura del general Michael Flynn. Este militar fue el principal asesor en materia de Seguridad Nacional del presidente estadounidense hasta febrero, cuando tuvo que renunciar por haber ocultado conversaciones que mantuvo con funcionarios rusos. Las cadenas de noticias CNN y NBC informaron que antes de dejar la presidencia de Estados Unidos, Barack Obama le recomendó a su sucesor que no incorporara a Flynn a su equipo. En respuesta a esa información, el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, dijo ayer que Obama le transmitió a Trump que “él no era exactamente un fan del general Flynn”. Sin embargo, dijo Spicer, si el ex presidente estaba “verdaderamente preocupado” por Flynn, podría no haberle dado autorización para acceder a información clasificada durante la transición de un gobierno a otro.

También ayer, Sally Yates, que ocupó de manera interina, por diez días, el cargo de fiscal general de Estados Unidos, dijo a un subcomité del Senado que ella le advirtió a la Casa Blanca, en enero, que Flynn le había mentido al vicepresidente Mike Pence cuando negó que hubiera conversado con el embajador de Rusia sobre las sanciones de Estados Unidos a ese país. Agregó: “[Las mentiras] eran un problema, no sólo porque los rusos sabían esto y tenían información al respecto, sino porque pensábamos que podía ser utilizado por los rusos para hacer chantaje”.