Definitivamente, el servicio médico de ANCAP se desmantelará a partir de mañana. “Los actuales usuarios pasarán a recibir las prestaciones por parte del prestador integral de salud que actualmente recibe las cápitas del Fonasa [Fondo Nacional de Salud]”, comunicó ayer el directorio de ANCAP. El prestador que tiene las cápitas es la Asociación Española, mutualista a la que hasta ahora están afilados los 3.200 trabajadores y jubilados de ANCAP que se atienden en el servicio médico del ente. Según el comunicado, ANCAP hizo gestiones para que la Española “tenga especial consideración con los usuarios críticos, asegurando la continuidad de los tratamientos en curso”, y agrega que la mutualista se comprometió “a respetar todas las consultas y tratamientos agendados”. Para apoyar a los usuarios durante la transición, se creó un centro de coordinación integrado por una médica de ANCAP y uno de la Española.

ANCAP continuará brindando un beneficio de odontología, puesto que varias prestaciones que reciben los funcionarios no son cubiertas por el Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS), dice el comunicado; para eso, el ente sugiere a los odontólogos y a su personal de apoyo que trabajan actualmente que se organicen como empresa o como cooperativa, para presentar una propuesta “que será licitada para su contratación”. ANCAP seguirá, además, contratando el servicio de una empresa especializada en certificaciones médicas para justificar ausencias, y por 60 días mantendrá el sistema de emergencia móvil del SEMM.

“El Directorio de ANCAP reconoce que sus funcionarios requieren de un seguimiento de su salud con conocimientos sobre la exposición a agentes ambientales específicos”, expresa el comunicado. Para “capitalizar” los conocimientos que resultan de la experiencia acumulada en los 60 años del servicio, ANCAP, a partir del 1º de julio, creará un área de Salud Ocupacional, dependiente de la Gerencia de Medio Ambiente, Seguridad y Calidad.

El servicio médico emplea a cerca de 130 trabajadores; ANCAP comunicó que a los funcionarios presupuestados y con contrato de función pública les informarán hoy individualmente de “sus nuevas responsabilidades dentro del área de Salud Ocupacional y/o en otras áreas que la Administración entienda conveniente”. A los trabajadores con contrato a término de derecho público que venza mañana les ofrecen “contratar su actividad profesional por un período transitorio de tres meses a partir del 1º de julio que les permita la búsqueda de alternativas laborales”.

El comunicado de ANCAP comienza y termina contextualizando la decisión en el SNIS. Menciona los cuatro decretos emitidos a partir de junio de 2008 para instrumentar la reconversión del servicio médico, decisión que se postergó desde 2010 hasta ahora. Y destaca que con esta resolución se respetan “los derechos de usuarios y trabajadores, alineándose con los fundamentos básicos del SNIS de aportar a la necesaria solidaridad entre todos los uruguayos y asignando recursos adecuados para la prevención de la salud laboral, en línea con las mejores prácticas de la industria”. La última oración del comunicado informa que con “espíritu de solidaridad” se donarán los medicamentos que están en el inventario de ANCAP a hospitales públicos de la zona de influencia de la empresa.

No está para bollos

La Federación ANCAP (FANCAP) “mantiene con fuerza” el paro que hará mañana a partir de las 9.00, dijo, en diálogo con la diaria, Salvador Sprovieri, vicepresidente del gremio. El paro será en todas las plantas de ANCAP. Sobre las 9.30 los funcionarios se concentrarán en las puertas del edificio central de ANCAP, en Montevideo; en la actividad definirán hasta qué hora se extiende el paro, pero prevén implementar guardias gremiales.

“Pensamos que la transición iba a ser un poco más prolija”, lamentó Sprovieri, criticando el cambio abrupto en procesos asistenciales delicados.

El 8 junio el Poder Ejecutivo presentó una propuesta de reconversión del servicio de salud que fue rechazada por la asamblea general de FANCAP. Sprovieri dijo que aquella propuesta contemplaba mantener algunas prestaciones y tiempos de espera inferiores a los que tiene un afiliado común, pero ahora no se incluyen; eso “queda a criterio de la Española”, expresó el dirigente. Deberán pagar los tickets como cualquier otro usuario de la mutualista. Sprovieri no se arrepiente de haber rechazado la propuesta del 8 de junio. “Nuestra concepción de que el servicio siga en manos del Estado sigue firme, y no somos parte del desmantelamiento”, dijo.

“Tenemos que denunciar públicamente que nos están privatizando y de una forma muy extraña, entregándonos de pies y manos a la Española”, rechazó Sprovieri. Sugirió que las autoridades “podrían haber aguantado seis meses más para que, en febrero, cada uno eligiera dónde se quiere atender”. Con esto, la mutualista se asegura mantener 3.200 cápitas, y sumará las más de 1.000 de los funcionarios del Banco Hipotecario del Uruguay y la Agencia Nacional de Vivienda, que también pasarán a engrosar la lista de usuarios de esta mutualista, cuyos números son complicados y en el último corralito apenas logró sumar 1.200 usuarios.

Con el desmantelamiento del servicio médico, ANCAP se ahorrará algunos de los cuantos millones de dólares anuales que cuestan las prestaciones. Los trabajadores rechazan ese argumento, y sacan a relucir las patologías específicas derivadas de la industria petrolera y cementera. En diálogo con la diaria, el presidente de FANCAP, Edwin Villero, dijo el martes que ellos son “solidarios” con el SNIS porque aportan, y recordó que “acá hay colectivos que no aportan: las Fuerzas Armadas no aportan, los policías no aportan. Los trabajadores de ANCAP aportamos”. Reprobó que el sistema de salud “iguale para abajo” y destacó que el Fonasa tiene un déficit de 400 millones de dólares. Dijo que atender las patologías “en tiempo y forma” es parte de la conquista de los trabajadores. “Beneficio es que los directores políticos tengan servicio médico permanente y para siempre. Si tenemos 62 años de servicio médico, ¿cuántos directores existen hoy que tienen un servicio médico permanente, en función de que seguramente no trabajaron nunca en la industria contaminante?”, se preguntó, y se mostró dispuesto a discutir esos “beneficios” de gerentes y directores “que en su vida pisaron ni la industria petrolera ni la industria cementera”.