El Ejecutivo prevé un crecimiento de 2%, 2,5% y 3% del Producto Interno Bruto (PIB) para 2017, 2018 y 2019, respectivamente, y una mejora de muchos de los indicadores económicos, como el salario real, el consumo y el empleo, según consigna el informe económico financiero presentado junto a la Rendición de Cuentas de 2016.

La mejora en las expectativas de crecimiento económico respecto del informe presentado junto a la Ley de Presupuesto (de 1,5% en total, ver gráficos), asegura el documento, “no responde en su mayor medida a factores externos sino a mejores determinantes domésticos, mayor confianza de los agentes económicos y aumento de la demanda interna”. También el gobierno espera una mejora en la evolución del déficit fiscal, que en 2016 cerró en 3,9%. El Ejecutivo aspira a bajar en seis décimas porcentuales este indicador para fines de este año, y en cuatro en los dos restantes, para llegar en 2019 a 2,5% y cumplir uno de los objetivos que se había propuesto en la campaña electoral.

Entre las mejoras, el texto describe que se espera que el consumo privado, que se desaceleró en los dos años anteriores, retome su actividad en 2017 y en los años venideros, gracias a “la trayectoria descendente de la inflación, un mayor crecimiento del salario real y una moneda uruguaya más apreciada en el marco de un debilitamiento del dólar a nivel internacional y regional”.

También se espera un mayor crecimiento del gasto del gobierno, “aunque a un menor ritmo que en el pasado, en línea con el mantenimiento de una política fiscal más restrictiva que conduzca a la reducción del déficit fiscal”. Respecto de la inflación, se sostiene que se “estabilizará en niveles similares a los actuales”, y que tenderá hacia el centro del rango meta para 2019.

El salario real crecerá 3% este año, se sostiene, en base a los incrementos acordados en la Sexta Ronda de Negociación Colectiva, a los otorgados a los trabajadores públicos cuyo empleo es considerado prioritario, y a la ya mencionada inflación en descenso. “En este sentido, se estima que el nivel de empleo comenzará a crecer a partir de 2018 resultado del mayor crecimiento de la economía”.

Justamente, el nivel de empleo es uno de los indicadores que más preocupan al Ejecutivo. “Durante el último año se continuaron verificando progresos a nivel social, como se detalla a lo largo de este informe. Sin embargo, la recuperación económica en marcha no ha impedido el surgimiento de señales negativas en el mercado laboral. Es particularmente preocupante la pérdida de casi 40.000 puestos de trabajo [ver gráfico sobre empleo] en los últimos dos años y el aumento de la tasa de desocupación”, dice el informe, que sin embargo sostiene que el aumento de los salarios reales ha permitido que la masa salarial haya continuado creciendo.

“En un contexto de menores tasas de crecimiento de la economía, en los últimos años el mercado laboral perdió dinamismo. En este contexto, la tasa de empleo cerró 2016 en 58,4%, lo que significó una pérdida de 7.700 empleos respecto de 2015”, se señala a continuación. Según el Ejecutivo, no obstante, “es necesario tener presente que nuestra sociedad, al igual que el resto del mundo, enfrenta el desafío de la automatización así como del creciente impacto de la incorporación de tecnología en las formas de producción”.

También se destaca que el crecimiento de los últimos dos años “no fue generalizado”, ya que “sectores de actividad como comercio y reparaciones, construcción, transporte, y servicios personales, registraron caídas en su nivel de actividad, lo que probablemente explique además la disminución del empleo”. Se espera que el crecimiento económico alcance un “mayor grado de generalización”, lo que permitirá aumentar los niveles de empleo.

Todo esto ha tenido como resultado un aumento en la cantidad de beneficiarios del seguro de desempleo: unos 39.173 trabajadores percibieron este beneficio, 2% más que en 2015. Pero a pesar de esta situación, mediante el análisis de “contribución a la tasa de desempleo según relación familiar” el gobierno concluye que su incremento “responde principalmente a ‘otro’ integrante del hogar distinto al ‘jefe’, figura asociada al principal perceptor de ingresos del hogar”. Además, se informa que la “duración media del desempleo” (el tiempo durante el que se busca trabajo, hasta obtenerlo) se encuentra “relativamente estable desde 2015, en el entorno de las ocho semanas”.

También se destaca que el Índice de Gini, que mide la concentración de la riqueza, volvió a mejorar en 2016, luego de haber sufrido un “leve retroceso” en 2015. “La evolución de este indicador guarda estrecha relación con la implementación de políticas públicas explícitas que promueven mejoras en la distribución del ingreso”, asegura el texto.