La cadena británica ITV publicó ayer una encuesta realizada por la empresa Survation en la que los conservadores aparecen con una intención de voto de 41,5% y los laboristas de 40,4%, una diferencia de menos de 2%, muy distante de los más de 20 puntos de ventaja que tenían los conservadores cuando fueron convocadas las elecciones anticipadas, en abril. Los laboristas están acercando a los conservadores desde el comienzo de la campaña y, según analistas, los dos atentados que sufrió Londres en ese período perjudicaron a los tories.

Los ataques fueron tomados como punta de lanza por el candidato laborista, Jeremy Corbyn, quien responsabilizó por ellos a su principal contrincante, la primera ministra Theresa May. Varios líderes opositores recordaron que May, antes de ser electa para este cargo por el Parlamento, era la ministra del Interior de David Cameron, por lo que era responsable de la política de seguridad. Fueron varias las críticas que May recibió por esto, incluso de ex aliados: Steve Hilton, ex asesor de Cameron, manifestó en redes sociales que May es responsable de los “fallos de seguridad” que permitieron los últimos atentados.

Por su parte, Corbyn dijo que durante la administración de Cameron, May “no debería haber recortado el número de policías”. A su vez, el líder del Partido Liberal Demócrata, Tim Farron, dijo que “menos policías cumpliendo con su deber significa menos conversaciones, menos información recibida y menos conocimiento sobre quién es quién y qué individuos deben ser vigilados”.

Para Corbyn, este “error” de la primera ministra debe ser penalizado con su salida del cargo, algo que debe ser dispuesto por los británicos en la votación de mañana. May “estuvo todo este tiempo en el Ministerio del Interior”, pero recién ahora dice que hay un problema y hay que endurecer las penas, criticó Corbyn, después de que la jefa de gobierno anunciara una serie de medidas dirigidas a establecer normas más estrictas en el control policial sobre las personas sospechosas de estar involucradas en actos de terrorismo.

Sin hacer autocríticas de su gestión como integrante del Ejecutivo desde 2010, May anunció las nuevas medidas en un discurso en el que también acusó a Corbyn de no haber respaldado las políticas de seguridad de los anteriores gobiernos. “En esta elección hay un candidato que se ha vanagloriado de haberse opuesto a todas las leyes antiterroristas, y una que ha sido responsable de hacerlas aprobar; un líder que se ha opuesto a que la Policía pueda disparar a matar, que ha dado cobertura al IRA cuando disparaba y asesinaba a nuestros ciudadanos, y que ahora, en medio de una campaña electoral, quiere hacer todo lo posible por ocultar sus puntos de vista”, dijo. May intentó, rápidamente, volver a focalizar la campaña en el brexit, asegurando que Corbyn “no está en condiciones de negociar un buen acuerdo” para la salida de Reino Unido de la UE.

Pero los intentos de May no han funcionado, y de forma reiterada la política de seguridad volvió a ser el centro de la campaña. Esto volvió a suceder ayer, cuando se supo que la Policía británica investigó a dos de los tres terroristas que realizaron el último atentado, en Londres. Ayer la Policía identificó al tercer atacante como Youssef Zeghba, de 22 años, un italiano hijo de un marroquí que, según informó el Corriere della Sera, había sido vigilado por las fuerzas de seguridad italianas, que advirtieron sobre él a las británicas en marzo de 2016.

El lunes se había confirmado que otro de los atacantes, Khuram Shazad Butt, británico nacido en Pakistán, había sido denunciado en repetidas ocasiones por su extremismo e incluso había sido filmado en un documental sobre yihadistas en territorio británico. Ante estas denuncias, la Policía consideró que ninguno de los dos casos representaba una amenaza inminente a la seguridad británica, una conclusión que ahora se revela como inadecuada.