La reunión de cancilleres de la Organización de los Estados Americanos (OEA) que se desarrolló ayer fue el motivo que llevó a Venezuela a iniciar, el 28 de abril, el proceso para retirarse de ese ámbito internacional. El gobierno de Nicolás Maduro había cuestionado que se convocara, contra su voluntad, un encuentro para hablar acerca de la situación de su país. Por eso sorprendió que Venezuela se acreditara ayer para participar en la reunión. Sin embargo, la agencia de noticias Efe informó que el asiento correspondiente a ese país estuvo vacío durante toda la sesión, que duró varias horas.

Allí se presentaron dos mociones que coincidían en pedir el fin de la violencia tanto al gobierno como a la oposición en Venezuela, donde las protestas llevan ya 60 días y en su desarrollo han muerto decenas de personas. También pedían que se iniciara un nuevo proceso de diálogo e invitaban a Venezuela a reconsiderar su decisión de abandonar la OEA.

Una de las mociones, presentada por Estados Unidos, México, Perú, Canadá y Panamá, incluía críticas al gobierno venezolano, que no estaban presentes en el otro texto, impulsado por los países de la Comunidad del Caribe. Además, incluía la creación de un “grupo de contacto” de países de la OEA para acompañar el diálogo entre el gobierno y la oposición. A varios países no les convencía esa iniciativa. Hacia el final del encuentro, informó Efe, cuando a Uruguay le tocó el turno de manifestar su posición, el subsecretario de Relaciones Exteriores, José Luis Cancela, evitó respaldar la creación de ese grupo y se manifestó a favor de actuar “en el marco de los tratados que nos vinculan y los consensos regionales para contribuir a aplacar la radicalización y el sufrimiento del hermano pueblo de Venezuela”, pero “con estricto apego al principio de no intervención”.

Entre los más críticos con el gobierno de Maduro se encontró el canciller brasileño, Aloysio Nunes, que reclamó “elecciones libres, con calendario fijo que no cambie según les convenga a los gobernantes” y dijo que la convocatoria a una Asamblea Constituyente “sólo exacerba los antagonismos políticos”. También la canciller argentina, Susana Malcorra, que pidió la cancelación de esa convocatoria, y “el cese de las detenciones arbitrarias y del enjuiciamiento de civiles por justicia no civil”. Su par chileno, Edgardo Riveros, llamó “a liberar a los presos por razones políticas y a respetar los derechos civiles y políticos”.

Otros países, en cambio, criticaron a la OEA. Para la representante de Ecuador, María Carola Íñiguez, la reunión de ayer y la voluntad de “imponer soluciones” a Venezuela son algo que “sólo recuerda a épocas oscuras cuando la OEA era un instrumento para imponer agendas” en la región. También fue crítico el canciller de Bolivia, Fernando Huanacuni. “Los países de la región no necesitan de protectorados ni tutelajes. Nada de lo que hagamos será útil sin la participación de Venezuela”, dijo. Además, cuestionó a Luis Almagro y dijo que “abandonó su función de secretario general [de la OEA], convirtiéndose en actor político”.

La decisión de consenso que se tomó ayer, después de un receso, fue la de suspender la reunión y fijar otra, que tendrá lugar entre el 19 y el 21 de junio en Cancún.