La primera ministra británica, Theresa May, alcanzó ayer un acuerdo con el ultraconservador Partido Unionista Democrático de Irlanda del Norte (DUP) para que apoye su programa legislativo y le permita así gobernar en minoría, dos semanas después de que su Partido Conservador perdiera la mayoría parlamentaria. A cambio del apoyo, May se comprometió a invertir más dinero en Irlanda del Norte, una decisión que la oposición calificó de “sucia”.

“Celebro este acuerdo que nos permitirá trabajar juntos en interés de todo Reino Unido, dándonos la certidumbre que requerimos para embarcarnos en nuestra salida de la Unión Europea (UE) y ayudarnos a construir una sociedad más fuerte y justa en casa”, dijo May en un comunicado, minutos después de que se firmara el convenio con el DUP en Downing Street. La primera ministra británica y la líder de la formación norirlandesa, Arlene Foster, presidieron el acto, que terminó con las firmas de los negociadores de ambas partes, Jeffrey Donaldson, del DUP, y Gavin Williamson, del gobernante Partido Conservador.

El pacto, que se prolongará durante toda la legislatura, hasta finales de 2022, no implica la formación de una coalición. La idea es que los diez diputados del DUP apoyen a May este jueves en la votación del programa legislativo para los próximos dos años, y le permitan así sacar adelante su gobierno en minoría. El acuerdo también prevé el apoyo de los norirlandeses en asuntos claves como el presupuesto, la legislación sobre el brexit y seguridad nacional. Sin embargo, en cuanto al resto de los temas se decidirá “caso por caso”, según establece el texto de tres páginas.

A cambio de este apoyo, el gobierno conservador hará una inversión adicional en Irlanda del Norte de 1.300 millones de dólares en dos años, anunció Foster en una declaración a la prensa. Estos fondos se suman a otros 500 que ya se habían destinado antes, lo que aumenta la cifra a un total de 1.800 millones de dólares. El dinero extra será destinado a proyectos relacionados con el transporte, con mejoras del sistema público de salud y con el área de la salud mental, la educación y la lucha contra la pobreza. La líder norirlandesa dijo que, además de la inversión económica, May se comprometió a fomentar la agricultura –un sector vital para Irlanda del Norte– y mantener las garantías sobre el incremento de las pensiones, que los tories querían eliminar, así como los subsidios a la energía para los ancianos. Foster aseguró que el espíritu de su partido al negociar este acuerdo fue “favorecer el interés nacional” y afianzar un gobierno nacional “estable” en un momento “clave” para el país. También dijo que, con esta alianza, intentará promover un acuerdo de salida de la UE “que favorezca a todo Reino Unido”.

Los partidos opositores y las formaciones autonómicas de Gales y Escocia no coinciden con esta visión. El líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, reclamó ayer que las otras regiones de Reino Unido reciban fondos como los pactados para Irlanda del Norte y exigió al gobierno que aclare “de dónde vendrá el dinero” y si piensa aumentar la financiación también en Escocia y Gales. A su vez, acusó a la primera ministra británica de velar por “el interés de su partido” y no el nacional. Por su parte, el titular del Partido Liberal Demócrata, Tim Farron, acusó a May de “echar dinero a diez diputados en un intento sucio de mantener a su gabinete de okupa en Downing Street”.

En tanto, la ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, manifestó que “cualquier sentido de la justicia se ha sacrificado en el altar de un acuerdo sucio para permitir que la primera ministra se aferre al poder”. Su par galés, el laborista Carwyn Jones, calificó el acuerdo de “inaceptable” y dijo que “asesina la idea de una financiación justa para las naciones y regiones”. Agregó: “Es escandaloso que la primera ministra crea que puede asegurar su propio futuro político echando dinero en Irlanda del Norte mientras ignora al resto de Reino Unido”.

Algunos dirigentes opositores, además, ven con preocupación la alianza del gobierno británico con una formación que, entre otras cosas, se opone al matrimonio homosexual, al aborto, niega la existencia del cambio climático y ha llegado a tener a un portavoz de Educación que rechazaba públicamente la teoría de la evolución de Darwin y apoyaba las enseñanzas creacionistas.

Pero May insistió en que su partido y el DUP tienen “valores compartidos” y coinciden en “el deseo de ver la prosperidad en todo el país” y “reforzar la unión” de Reino Unido, según declaró a la agencia de noticias británica PA. La primera ministra agregó: “También compartimos el deseo de asegurar un gobierno fuerte, que sea capaz de impulsar su programa y afrontar las negociaciones del brexit y otras cuestiones de seguridad nacional”.