La investigación a cargo del FBI sobre la posible injerencia del Kremlin en las últimas elecciones de Estados Unidos para favorecer al actual presidente, Donald Trump, se alimenta todos los días con nueva información. Esta semana, una de las cosas que salieron a la luz es que los responsables de investigar el caso se interesaron por Nigel Farage, el ex líder del Partido de la Independencia de Reino Unido (UKIP). Según informó ayer el diario británico The Guardian, el político xenófobo se convirtió en “una persona de interés” para el FBI por sus “relaciones con individuos relacionados” con el entorno de Trump y el fundador de Wikileaks, Julian Assange.

La conexión entre estas tres personas radica en que, en marzo, Farage visitó a Assange, por razones que se desconocen, en la embajada de Ecuador en Londres, donde el activista se encuentra refugiado desde 2012. Justamente, Wikileaks fue la plataforma que el año pasado publicó decenas de correos electrónicos que afectaron la campaña de la rival electoral de Trump, la demócrata Hillary Clinton. Una fuente cercana a la investigación dijo a The Guardian que Farage es “la persona que más aparece” cuando se relacionan los términos “Rusia, Wikileaks, Assange y socios de Trump”.

Un portavoz del ex líder del UKIP dijo al diario británico que Farage nunca trabajó con miembros del gobierno ruso y calificó las informaciones al respecto de “histéricas”. En varias ocasiones, Farage ha declarado su admiración tanto por Trump –con quien se reunió pocos días después de las elecciones– como por el presidente de Rusia, Vladimir Putin.

Por otro lado, Clinton rompió el silencio el miércoles y dijo que “sospecha” de que la campaña de Trump orientó a los medios estatales de Rusia acerca de cómo atacarla durante la campaña electoral del año pasado. En un evento en el que participó en Los Ángeles, Clinton aseguró que el Kremlin quería sembrar información falsa sobre ella, pero que “no habrían podido saber cuál era la mejor manera de atacar de no ser guiados por los estadounidenses y por personas que tenían información de los datos y de las encuestas”. Al ser consultada sobre si estaba haciendo referencia a Trump y a su equipo, respondió: “Sí, creo que es difícil no apuntar a él”. Después de lanzar lo que fue una de las acusaciones más graves contra Trump, la demócrata responsabilizó también a Facebook por su derrota, debido a las noticias falsas en su contra que difundió durante la campaña.

En tanto, fuentes del Congreso estadounidense anunciaron ayer que el ex director del FBI James Comey testificará el jueves 8 en una audiencia pública ante el Comité de Inteligencia del Senado, en relación con sus investigaciones sobre la llamada “trama rusa”. Su declaración es uno de los momentos más esperados, ya que Comey, que fue despedido sorpresivamente el mes pasado, habría reportado en informes internos un pedido del presidente para que finalizara su investigación sobre Michael Flynn, el ex asesor de seguridad nacional. Flynn tuvo que dimitir después de que se descubriera que había ocultado información sobre sus contactos con el embajador ruso en Washington, Serguei Kislyak, durante el período de transición presidencial. Flynn y el abogado personal de Trump, Michael Cohen, también están citados a declarar en el marco de la investigación del FBI, confirmó el miércoles el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes.

En paralelo, y en otro de sus intentos de desviar la atención puesta en la Casa Blanca, Trump dijo ayer que respaldaba a los legisladores que pretenden investigar a varios funcionarios de seguridad de la administración del ex presidente Barack Obama, por sospechas de que vigiló su campaña electoral. “La gran historia aquí es la ‘revelación y vigilancia’ de personas que tuvo lugar durante el gobierno de [Barack] Obama”, dijo el presidente en Twitter. El día anterior, varios funcionarios de la CIA, el FBI y la Agencia de Seguridad Nacional fueron citados para hablar de este tema por una comisión del Congreso.