“Es inocultable y está altamente descripta la inequidad que existe entre la urbanidad y la ruralidad, las brechas y las dificultades que existen al intentar atender, y mucho más al intentar construir salud en el medio rural”, comienza diciendo Ramón Soto, presidente de la Sociedad de Medicina Rural del Uruguay (Someruy). Marcela Cuadrado, presidenta de la Sociedad Uruguaya de Medicina Familiar y Comunitaria (Sumefac), asiente y aporta contenidos a la misma idea. Soto es médico rural; trabaja y vive en Valentín, Salto, desde hace 28 años, y cubre un área que alcanza los 100 kilómetros. Cuadrado está radicada hace 12 años en San Bautista, y atiende a la población de esa localidad canaria de 1.900 habitantes.

Los médicos rurales son, muchas veces, los únicos referentes de la medicina para las poblaciones que cubren, y, pese a que la carga semanal horaria es finita –unas 30 horas semanales–, los imprevistos no tienen hora. Pero, además, la función tiene otras desventajas. “Hace dos años hicimos una investigación en la que preguntábamos a los médicos que se recibían por qué no iban a trabajar al medio rural. Muchos dijeron que no iban por cuestiones como la educación de los hijos, por cuestiones recreativas, de distancia, enfermedades, soledad, depresión. Es un problema de la población general y, en el ámbito médico, un problema para radicarse”, explica Cuadrado. “Veíamos que tratar de interrumpir esa brecha permanente era fundamental para conquistar nuevos recursos y retener a los que ya están”, complementa Soto. Por eso, confían en que el estímulo económico contribuya a la radicación de más médicos en el medio rural, y saludan el acuerdo entre el Sindicato Médico del Uruguay (SMU) y la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) para crear funciones de alta dedicación para medicina rural.

Dedicación rural

Federico Preve, integrante del SMU, recordó que los cargos de alta dedicación en el sector privado y las funciones de alta dedicación en ASSE se crearon en 2012, y que se financian con la meta 4 que paga la Junta Nacional de la Salud a los prestadores.

La novedad es que ahora se incorporó la medicina rural y que, por primera vez, la iniciativa la tomó el sector público. “Es una herramienta de la que dispone ASSE, que el SMU pretende llevar rápidamente a la discusión a la Comisión Asesora Multipartidaria privada del grupo 15 del subsector salud, para tener el mismo marco que el resto de las 30 especialidades”, señaló Preve.

El texto del acuerdo (ver recuadro) se apoyó en el intercambio con Someruy y Sumefac. Soto dijo que hasta ahora la definición del trabajo médico rural se había hecho “con conceptos urbanos, desconociendo la realidad territorial”, porque cada zona rural tiene sus particularidades. Preve agregó que da un marco flexible, para que se ajuste a las realidades de cada lugar, porque incide también si hay un convenio con una institución privada de salud.

El referente del SMU dio cuenta de otro objetivo de los cargos o las funciones de alta dedicación: la longitudinalidad asistencial. “El médico conoce al usuario, su familia, sus costumbres, y da un marco de horas de trabajo destinadas a visitas domiciliarias, a policlínicas, a atención de urgencia, cosas que se daban de hecho, pero que en algunos lados rozaban la explotación”, agregó Preve. Aclaró que la explotación “no se da tanto por los salarios, sino por las condiciones de trabajo”.

Soto calculó que el número de médicos radicados en áreas rurales puede ser de alrededor de 150, y que 100 de ellos probablemente sean de ASSE. Pero, por ahora, la disponibilidad presupuestal sólo permite crear seis cargos de medicina rural. “Consideramos que es ampliamente insuficiente. Tendremos que coordinar estrategias políticas y gremiales con los involucrados para hacer fuerza para que sean muchos más”, dijo Preve. “Es perfectible y es insuficiente la cantidad de cargos que se van a crear, pero es importante para crear un marco regulatorio del trabajo médico rural y empezar a construir una salud de calidad”, evaluó Soto.

El SMU reclama el incumplimiento de ASSE de la meta 4, puesto que, de los 140 cargos que debería haber creado, sólo tiene 20. “Ahora lo que tenemos que hacer es presionar a ASSE, que, de hecho, incumple con la meta 4, para que pase del discurso al hecho, para que pase de decir que le importan el primer nivel y la receptividad y el cambio del modelo asistencial a los hechos”, dijo Preve.

También recordó que la administración pasada tomó como ícono el primer nivel de atención en el ámbito rural, pero que “en los hechos se hizo poca cosa”.

Gustos y disgustos

Para Soto y Cuadrado, estos cargos significan un gran paso, ya que, “de hecho, los que estamos a nivel rural tenemos una alta dedicación, porque trabajamos muchas horas y nos pagan por muchas menos; es reconocer lo que está pasando”.

Además de mal pago (350 pesos la hora), el trabajo del médico rural está mal planificado, en algunos casos, y por eso, para algunos, termina siendo “esclavizante”. Opinaron que el nuevo marco regulatorio ayudará a “la perdurabilidad, porque, si no, el recurso humano se cansa”, dijo Soto.

El médico de Valentín señaló otro factor que no ayuda a que los profesionales jóvenes opten por los cargos rurales. “Estás solo”, dice. Agrega: “Mi hija está terminando la carrera de medicina y me dice: 'Yo me iría, pero si estás vos'. Las generaciones nuevas necesitan espalda, conocer el territorio, pero, aparte, ella sabe que yo me fui hace 28 años y no volví más”.

Pese a las desventajas, resaltan los aspectos positivos de la medicina rural. “El trabajo rural por excelencia te da el contacto diario con la familia, la comunidad; ves al gurí en la escuela o en el liceo –porque llevás al tuyo–, lo ves en el almacén, en la cancha de fútbol, en la policlínica también. Pero vos convivís en el pueblo, entonces no tenés la urgencia del consultorio para ver algunos determinantes”.

En lo personal, tiene otras gratificaciones. “Me encanta, porque trabajás con otro ritmo. La gente del interior del país es diferente: una vez que lográs comunicarte con ella, te entendés de manera muy amigable; a su vez, te empezás a enamorar, después de tantos años, de la comunidad donde trabajás. No te querés ir, estás en contacto con la naturaleza, vivís a otro ritmo, y eso te da salud”.

Cómo y cuánto | El acuerdo establece el “nuevo régimen de trabajo” para la medicina rural, y comprende a “médicos generales o especialistas de la medicina familiar y comunitaria que residan y/o desempeñen sus funciones en centros urbanos menores a 5.000 habitantes y área rural dispersa”. Según el texto, el área geográfica no podrá exceder el radio de los 30 kilómetros de la policlínica rural central, y el límite de usuarios referenciados a cada cargo será de 1.000; superado ese número, debe crearse otro cargo. Se definió una carga horaria de 48 horas semanales (se prevé también la creación de cargos de 40 horas), que comprende horas de atención directa en policlínica, de urgencia y emergencia, llamados centralizados, atención domiciliaria, actividades dirigidas a la comunidad y horas de actividades institucionales de coordinación, planificación y formación. Por hora, cobrarán 984 pesos, lo que da un salario mensual de 205.664 pesos.