“Está bien buscar las mejores formas para desestimular que alguien conduzca en estado de ebriedad; sin dudas, estamos de acuerdo en eso. Pero yo soy partidario de seguir pensando cuáles son las mejores formas de atender esa problemática”, dijo el intendente de Canelones, Yamandú Orsi. El jefe comunal reconoció que las medidas que ha tomado el gobierno para regular el consumo de alcohol han impactado sobre la vitivinicultura “de una manera que no esperábamos. “Viene bien sentarnos a hablar para ver si lo que estamos haciendo es lo mejor, sacándanos la camiseta partidaria y poniéndonos la de Canelones y la de la producción”, dijo.

Orsi hizo estas declaraciones el viernes 30 ante decenas de vinicultores, durante un acto en el que se bautizó a la ruta 69 con el nombre Juan Toscanini, en homenaje a quien fundara la bodega Toscanini en 1908. En la actividad participaron también el ex intendente y actual senador Marcos Carámbula y el ministro de Transporte y Obras Públicas, Víctor Rossi.

En las últimas semanas, los productores vitivinícolas de Canelones han intensificado sus contactos a nivel político, ante anuncios de cambios normativos que no convencen al sector.

Gustavo Redín, delegado de la Organización Nacional de Vinicultores en el directorio del Instituto Nacional de Vitivinicultura (Inavi), considera que se está planteando una “falsa contradicción” entre los intereses de los vinicultores y quienes dicen “proteger a la sociedad del alcoholismo”. “Se lo hemos dicho a varios legisladores: nosotros somos amigos y defensores de la salud pública, y estamos de acuerdo en la lucha contra el alcoholismo; el tema es que si no convocan al vino a discutir estos temas con profundidad, se están equivocando”, advirtió. Redín lamentó, por ejemplo, que en la comisión especial que convocó Presidencia para analizar cambios en la normativa sobre alcohol no haya participado nadie por el sector vitivinícola, pero sí personas vinculadas a la industria de la cerveza. “La cerveza es una multinacional monopólica, y el vino son cientos de empresas y miles de vinicultores, pero no estuvo representado”, se quejó. Según comentó, la medida de bajar la tolerancia en los controles de las espirometrías de 0,3 a 0 gramos de alcohol por litro de sangre tuvo impactos negativos sobre el sector. En concreto, estiman que el consumo de vino en restaurantes cayó 15% debido a esa norma. “Es una medida efectista, que provocó una baja en el consumo de vino, más que otras bebidas”. El jerarca del Inavi explicó además que el consumo de vino ha caído en los últimos 15 años porque “hay un cambio de hábito en los consumidores”. “Sin embargo, en ese mismo período, aumentó el alcoholismo”, comparó. Redín piensa que las declaraciones de Orsi son “una buena señal”, entre otras cosas porque en Canelones se concentra aproximadamente 70% de la producción de vinos uruguayos.