Ayer al mediodía, en la sede del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), las autoridades ministeriales se reunieron por separado con representantes de los trabajadores de Tienda Inglesa y de la empresa, con la novedad de que se unieron a las conversaciones Gabriel Molina y Milton Castellano, del Secretariado Ejecutivo del PIT-CNT.

Según dijo Molina a la diaria, se necesita “más tiempo e información para construir una solución que permita a los empleados mantener sus puestos de trabajo” sin perder los beneficios adquiridos. Por ahora la situación está en punto muerto, y se espera una nueva convocatoria del ministerio, con más datos, para avanzar en los acuerdos.

El conflicto entre los trabajadores y la nueva dirección de Tienda Inglesa atravesó un momento intenso el sábado 22, cuando se firmó un preacuerdo entre el Sindicato de Trabajadores de Tienda Inglesa, la Federación Uruguaya de Empleados de Comercio y Servicio y la dirección de la empresa, en el que se establecía la pérdida de algunos beneficios de los que goza el personal de la cadena, por ejemplo un aguinaldo complementario que se abona a fin de año y la devolución de un porcentaje del Impuesto a la Renta de las Personas Físicas.

Pocos días después, el lunes 26, la asamblea de trabajadores de Tienda Inglesa rechazó ese preacuerdo y, casi de inmediato, la empresa respondió con la advertencia de que podrían perderse aproximadamente 1.000 puestos de trabajo. El jueves 29, en una reunión en el MTSS, la empresa ratificó ese aviso. Sostiene que en 2008, con las mismas diez sucursales de ahora, tenía 1.000 empleados menos y que, además, emplea el doble de trabajadores que otras cadenas de supermercados con similares cifras de ventas.

Luego de rechazar el preacuerdo y de recibir el anuncio de que se perderían 1.000 puestos, los trabajadores contrataron a un abogado para que asumiera su defensa, lo que generó rispidez con los sindicatos, que ya se dieron por superadas.