En el escenario darsenero se enfrentaron dos modelos futbolísticos provenientes de fuentes diversas. Por un lado, estuvo una selección uruguaya preparada en corto plazo y que no juega con continuidad, pero de todos modos representativa. En la otra cancha se paraban, para comenzar, 11 muchachas de un fútbol femenino de primera categoría, que siempre disputa el primer lugar del mundo. Sin embargo, la representación universitaria que nos visita integra un tercer escalón, algo así como el nivel C alemán, según se encargaron de explicar los responsables de la delegación, que no ocultaban cierta incertidumbre sobre cómo se comportarían sus muchachas. Paradójicamente, de esa mezcla rara de 22 jugadoras diversas salió un partido muy pero muy parejo, con virtudes y defectos repartidos 50 y 50.

Espectáculo sin fallas

Lo más importante se esboza en el título: todo fluyó en forma excelente en el acogedor Saroldi. Todo estuvo bien: la entrega de las jugadoras a esa lucha tan equilibrada; la absoluta corrección con que dirimieron un resultado buscado con muchas ganas de hacer bien las cosas; el comportamiento tranquilo y de disfrute de varios centenares de personas que no protagonizaron un solo gesto agresivo y practicaron a la perfección la norma de cero grito ofensivo. Hubo aliento para las locales, pero también exclamaciones admirativas cuando las visitantes fueron protagonistas. Los entrenadores de ambos equipos seguramente estén muy conformes con lo que mostraron y dieron sus jugadoras en la cancha.

Sorpresas y descubrimientos

Los descubrimientos venían con cada acción alemana. Dos cosas se hicieron evidentes: jugaban con la defensa muy abierta. Lo contrario del juego uruguayo, incluyendo a esta selección femenina. Las laterales siempre jugaban abiertas y dejaban claros que fueron aprovechados por los ataques uruguayos. El aspecto positivo era el buen trato del balón y de los movimientos: cada jugadora que recibía un pase se movía hacia lugares vacíos y quedaba en situación de poder seguir combinando. En esa rotación de pases y movimientos se destacó la 10, la volante central izquierda Anja Pluger.

Las sorpresas llegaron cuando se vio la formación local: Pierina Montenegro, mediocampista de Canelones que debutaba en una selección, apareció como zaguera central. ¿Cumplió? Sí, pero verla en ese puesto fue una sorpresa. Otra situación llamativa fue que Jemina Rolfo, titular en los últimos entrenamientos como volante central, quedaba en el banco. Al estar lesionada la maragata Silvia Pity González, el resultado era un mediocampo nuevo, con Sabrina Soravilla y Ximena Velazco, dos de las seis jugadoras de Nacional que conformaban una mayoría absoluta en la integración titular.

Fue un partido con llegadas equilibradas –cabe destacar el tiro desde lejos de Velazco que dio en el horizontal a los 32 minutos–, que discurrió con buenos pasajes y rendimientos individuales muy aceptables en la formación uruguaya.

Detalles

Selección de Uruguay (4-2-2-2): Sofía Olivera; Lucía Meyer (77’ Lorena Graña), Daiana Farías, Pierina Montenegro y Valeria Colman (82’ Stephanie Tregartten); Sabrina Soravilla (74’ Jemina Rolfo) y Ximena Velazco (89’ Agustina González); Naiara Ferrari y Belén Yuvet; Paz Vila (60’ Melissa Molina) y Yamila Badell (85’ Paola Pintado).

Selección Universitaria Alemana (4-2-3-1): Katharina Hackmann; Nina Racisch (79’ Annika Kamm), Mirjam Steck, Lena Güllner (75’ Natalie Klupp) y Dana Kuppes (74’ Jana Rippberger); Sabhe Stolles y Anja Pluger; Anne Hopfengartner, Elisabeth Mayr y Magdalena Richter; Nina Heisel (61 Sylvia Arnold).

Goles: 47’ Paz Vila (U); 63’ Elisabeth Mayr (A).