Fuera de sección
Los intelectuales no lloran
No están llorando. Ya ni lagrimean. En todo caso, se quejan o hacen la mueca del cocodrilo. Los intelectuales (los críticos y los militantes, los cítricos, quizá muchos artistas) sólo están pensando en unas cosas y en ninguna otra. Ninguna otra: la vida y sus dignas lágrimas, el amor, la soledad, la ausencia.