El modelo de arcilla con la imagen del papa Juan Pablo II está listo para que lo lleven a la fundición y lo conviertan en una estatua de bronce de 13 metros y medio de alto del líder religioso, con la mano derecha apuntando al cielo y la izquierda sosteniendo un crucifijo.

Pero ese proyecto, que se hubiera convertido en la estatua más alta del mundo del jerarca católico fallecido, permanece en un depósito de Santiago, indicó la prensa chilena.

El Consejo de Monumentos Nacionales (CMN) fue unánime en su rechazo a la instalación de esa estatua, prevista en el barrio de Bellavista, en Santiago. Sus motivos no son religiosos sino urbanísticos, aclaró ayer a Radio Universidad de Chile Nivia Palma, la vicepresidenta ejecutiva de esa entidad. “Aquí en ningún minuto ha habido un cuestionamiento de la relevancia e importancia del personaje que se desea conmemorar, éste no es un debate religioso”, dijo Palma, aunque indicó también que el lugar en donde estaba previsto que la estatua se situara “tiene una historia muy importante, una historia laica”.

Fue la Universidad San Sebastián la patrocinadora del proyecto, previsto para el parque al que los chilenos todavía llaman “Gómez Rojas”, aunque ahora lleva el nombre de Juan Pablo II, y que se encuentra frente a la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, indicó el diario La Nación. Informes técnicos de Comisiones de Patrimonio Histórico y de Arquitectura del CMN recomendaron que la estatua no se instalara allí por varios motivos. Indicaron que son otros los edificios que dominan la zona, como la universidad. Añadieron que no existe un vínculo entre el lugar fijado para el monumento y lo que se intenta conmemorar: el encuentro del líder religioso con jóvenes chilenos en el Estadio Nacional de Chile, en 1987. Señalaron también, de acuerdo con el periódico, que este proyecto no respetaba esa zona de áreas verdes, y que además no “correspondería a la dignidad” del papa que su estatua se situara allí, sobre un estacionamiento subterráneo.