Un coronel retirado de la Dirección de Inteligencia del Ejército chilena (Dine) y custodio del ex agente Eugenio Berríos, Mario Cisternas, acusó en una declaración judicial al ex mayor chileno Arturo Silva y al coronel uruguayo Eduardo Radaelli de haber asesinado a Berríos en 1992. “Lo llevaron a una playa y le dispararon, matándolo”, establece la primera declaración judicial en el proceso instruido por el juez Alejandro Madrid, que se conoció el fin de semana en Chile. Berríos fue atado, lo obligaron a arrodillarse y le pegaron dos balazos en la nuca, uno cada agente. Sin embargo, Radaelli no podrá ser procesado por el crimen.

Según consigna la agencia de noticias EFE, Arturo Silva fue jefe de la Unidad de Operaciones Especiales de la Dine, que sacó a Berríos clandestinamente de Chile en octubre de 1991 con destino a Uruguay, por instrucción del ex dictador Augusto Pinochet, para que no declarara en el juicio por el homicidio del ex canciller Orlando Letelier. El otro acusado, el uruguayo Radaelli, ya había sido procesado junto con otros dos militares también uruguayos: los coroneles Tomás Casella y Wellington Sarli.

Lo novedoso de la declaración de Cisternas no es la imputación a Silva, sino el involucramiento del militar uruguayo. El propio Silva ya está procesado por ser autor material del crimen, y en setiembre, durante la instancia de plenario en la investigación judicial, solicitó que los tres militares uruguayos (Tomás Casella, Wellington Sarli y Radaelli) volvieran a declarar para que “confiesen” lo que saben. Los imputados orientales finalmente dieron su último testimonio ante Madrid el 29 de setiembre, y en esa oportunidad volvieron a deslindar responsabilidades, aunque dieron a entender que sus colegas chilenos habían roto un pacto de silencio en torno al caso. Radaelli le dijo ese día al magistrado que el caso Berríos se había coordinado entre “las más altas esferas” de Chile y Uruguay.

En el proceso penal chileno el plenario es la última instancia testimonial y de solicitud de pruebas antes de que el juez se pronuncie, lo cual se espera que acontezca en el corto plazo. Más allá de la declaración de Cisternas y los elementos de prueba que logre Madrid, Radaelli no podrá ser procesado como homicida, ya que la extradición concedida por la justicia uruguaya fue para que se juzgara a los militares uruguayos por asociación ilícita y/o secuestro, ya que la justicia uruguaya ya los había investigado por homicidio sin hallar mérito. Sin embargo, de surgir nuevos elementos en Chile, la causa podría ser reabierta en nuestro país, según confiaron fuentes de la Suprema Corte de Justicia a la diaria.