Hugo Chávez abogó varias veces en sus discursos por un regreso de los juguetes clásicos como el trompo o el yo-yo. Para el presidente venezolano, los juegos electrónicos favorecen “el egoísmo, el individualismo y la violencia”. En la misma línea, la Asamblea Nacional, el parlamento venezolano, aprobó la semana pasada una ley que prohíbe las armas de juguete y todo juego bélico.

“Es el pueblo en armas. Tenemos que ser un país capaz de defender hasta el último milímetro de territorio para que nadie se venga a meter con nosotros”, decía Chávez unos días antes, el 22 de octubre, cuando promulgó una reforma de la Fuerza Armada y de la Ley de Alistamiento Militar, por la que los venezolanos de entre 18 y 60 años deben cumplir con un año de servicio militar, informó la agencia de noticias EFE. Pero este pueblo en armas sólo accederá a las de verdad, no a las de juguete.

La ley que aprobó la Asamblea Nacional busca promover una “cultura de la no violencia”, informó Telesur. La nueva norma establece penas de hasta cinco años de prisión para quien fabrique o venda juguetes violentos, aquellos que afectan el desarrollo de los niños, indicó la BBC.

Serán las “autoridades competentes” las que coordinen la destrucción de los juguetes prohibidos. Las réplicas de armas blancas o de fuego, que por parecerse a las originales “pueden ser utilizadas para cometer crímenes”, quedarán prohibidas en forma específica en cuanto sea publicada la ley. Pero de manera más general ya no se permitirá “la fabricación, importación, distribución, renta y uso de videos, juegos y juguetes bélicos de naturaleza violenta”.