Sólo 14 diputados de los 128 que integran el Congreso de Honduras votaron ayer por la restitución del presidente electo, Manuel Zelaya, destituido de su cargo por militares el 28 de junio. Ese mismo día, el Congreso aprobó una resolución que avala la destitución de Zelaya y nombra a Roberto Micheletti como presidente “interino”.

Ayer, luego de leer los informes del Ministerio Público, el Tribunal Supremo de Justicia, la Procuraduría y la del Comisionado de Derechos Humanos -a los que el Poder Legislativo pidió su opinión- los legisladores iniciaron una discusión que duró más de ocho horas, cumpliendo con el Acuerdo de San José de Costa Rica, que indicaba que sería el Congreso quien decidiera sobre el regreso de Zelaya a la Presidencia para finalizar su mandato, que termina el 27 de enero.

Según informó la BBC, la mayoría de los diputados argumentaron que para “fortalecer la democracia” estaban en contra del regreso de Zelaya a la presidencia y se felicitaron por la “limpieza” y la “transparencia” de las elecciones del domingo, en las que fue elegido presidente el candidato del Partido Nacional, Porfirio Lobo. Fuera de Honduras, esas elecciones son cuestionadas o directamente no reconocidas. Además persisten dudas sobre su representatividad, porque los datos oficiales indican que votó el 63% de los habilitados, pero el Frente de Resistencia, que apoya a Zelaya, asegura que a lo sumo lo hizo el 35%. En las elecciones anteriores votó el 55% de los habilitados.

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, y el de Brasil, Lula da Silva, fueron criticados en la sesión y acusados de ser “intervencionistas” por los diputados que se oponían a la restitución de Zelaya.

Una diputada que sí apoyaba al mandatario derrocado dijo que en el Congreso “se actúa con cobardía, detrás de cuatro cordones policiales, porque no se quiere dar la cara al pueblo hondureño ni responsabilizarse de las decisiones que se están tomando”. Se refería a los cuatro cordones policiales con equipos antimotines que cerraron las calles en torno al edificio del Congreso, para impedir la entrada de personas no autorizadas.

El Frente de Resistencia se congregó en una plaza cercana, con consignas como “¡Si no hay restitución, habrá revolución!”. Aunque sus integrantes no se hacían ilusiones de que Zelaya fuera restituido, el resultado de la votación despertó gritos de protesta.

Las críticas de Zelaya no se hicieron esperar. Desde la embajada de Brasil en Honduras, dijo que el Congreso “avergüenza” a Honduras y que ratificó el golpe de Estado. Advirtió que, ahora que el gobierno de facto tiene el respaldo de los parlamentarios, a quienes calificó de “traidores” a la democracia, será “más represivo”.

Que Zelaya no vuelva antes de que asuma Lobo, el 27 de enero, puede comprometer el reconocimiento internacional al próximo presidente, quien ya declaró su voluntad de “respaldar” y “respetar” la decisión del Congreso, porque eso era lo que se exigía desde la comunidad internacional.

Algunos países estaban dispuestos a legitimar las elecciones del domingo si Zelaya era restituido, entre ellos, España, México y Estados Unidos, cuyo gobierno se manifestó ayer “decepcionado” por la decisión del Congreso. La OEA, que se reunirá mañana para buscar una posición común acerca de Honduras, manifestó que quedan “obstáculos importantes” para retirar la suspensión a ese país como miembro de la organización.

Marvin Ponce, jefe de la bancada de uno de los partidos menores, declaró a BBC a la salida del Congreso que “la intolerancia política que demostró el sector que dio el golpe de Estado se ha demostrado nuevamente”.