-¿Qué características personales cree que hicieron que Jorge Larrañaga le propusiera asumir este desafío?

-Intuyo que pensó que yo debería ser un buen candidato por el perfil que tengo y por haber trabajado estrechamente con él durante un año, en un clima de una confianza y una lealtad recíprocas muy grandes. Él sabe que puede confiar en mí y puede contar conmigo, y sabe también que me metí a hacer política hace un año para quedarme y no para entrar y salir.

-¿Tiene condiciones para ocupar el cargo de intendente?

-Me veo bien proyectado porque siempre me gustó lo que tiene ver con las políticas públicas. Tuve una actuación en el gobierno nacional en cargos muy importantes -subsecretario de Economía y director de OPP-, y en eso había claramente una vocación por las políticas públicas que también está dada por mi profesión, la de macroeconomista. La gestión pública me interesa y en el caso particular de las intendencias tengo algún conocimiento previo de esa época, de la relación con las intendencias del interior y también con la Intendencia de Montevideo [IMM], porque compartíamos el tema del saneamiento. Básicamente hay en mí una vocación de servicio público, y la gestión municipal es una de las distintas vertientes en que se puede dar esa expresión.

-¿Cree que su figura toma relevancia al ser un outsider de la política?

-No sé si eso fue algo en lo que Larrañaga pensó. Hay gente que ve eso. En una reunión, el diputado por Montevideo Javier García lo destacaba como un atributo, en un contexto en que muchas veces el político tradicional no tiene tanta consideración de la gente como quizás tuvo en otra época. Eso lo dijo Javier, y bueno... puede ser.

-¿Se presenta como una figura de renovación dentro de AN?

-Sin dudas. Larrañaga hizo de la renovación una bandera, una prédica y una práctica. No sólo la renovación generacional, que es obvia, sino también en la forma de hacer política, en la forma de moverse en política. Yo siento que represento eso.

-¿Qué formas de hacer política hay que renovar?

-La gestión de la política propiamente, todo lo que muchas veces al ciudadano común no le convence demasiado sobre cómo actúan los políticos; eso es lo que hay que cambiar. Recuperar la credibilidad para los políticos con una forma distinta de presentarse. Creo que no se puede seguir con la historia del doble discurso. Yo, para bien o para mal, en el acierto o en el error, sabiendo que puedo generar amores y odios, digo lo que pienso y no dudo en decir lo que pienso -hay muchas instancias recientes en las cuales eso es claro-. No mido el costo político si voy a hacer algo. Soy como soy, no finjo, no actúo ni sobreactúo, y eso no es lo común en política. Apuesto a eso porque creo que es más fácil actuar siempre igual que estar siempre fingiendo.

-Con la otra candidata del Partido Nacional (PN), Ana Lía Piñeyrúa, comparte un perfil similar: ambos son técnicos que ocuparon cargos de gobierno, y ahora manifiestan prioridades de tipo social. ¿En qué se van a diferenciar sus propuestas?

-Con Ana Lía tenemos un paralelismo en ese sentido, pero también se han cruzado nuestras vidas: ella comenzó con el Movimiento Nacional de Rocha, mientras que yo arranqué hace 20 años en el Herrerismo, y ahora ella representa al Herrerismo y yo a AN. Creo que hay un común denominador que no tiene que traducirse en un programa, porque va a ser evidente, y no solamente está en algo muy profundo como son principios, ideas, valores y filosofía, seguramente haya muchas políticas en las que vamos a coincidir, aun sin coordinarlo. Pero también hay que reconocer que hay perfiles distintos, lo más claro es que los nuestros son dos sectores marcadamente distintos -uno herrerista, otro wilsonista- y para el elector es muy claro lo que está detrás de cada una de esas dos cosas. Por supuesto que vamos a poner el énfasis en cosas parecidas: ni ella ni yo vamos a plantear una propuesta financiera ridícula, los dos vamos a hablar del equilibrio financiero de la IMM, y los dos vamos a realizar propuestas sociales, porque los dos tenemos una visión clara de que la ciudad y el departamento en su conjunto. También habrá diferencias. El otro día se planteó una: ella proponía como solución a la guerra de las patentes asimilar la patente a la contribución inmobiliaria rural, que la Constitución establezca un único valor para las patentes de todo el país; yo discrepo con eso porque lesiona la autonomía de los departamentos. En lo que depende exclusivamente de la IMM, una cosa que se puede hacer sin lesionar a otras intendencias es cobrar la patente sobre valores de mercado y no sobre valores que están muy por encima del valor del mercado. Para cobrar sobre la realidad voy a proponer que los que saben de precios sean los que los fijan a efectos de las patentes, y que el contribuyente tenga derecho al pataleo si ese aforo está muy por encima del valor real.

-¿El PN tiene chances de ganar la IMM, partiendo de 60% de intención de voto para el FA?

-El 60% de intención de voto fue en octubre, en una elección nacional muy distinta a la departamental. Es muy distinto el menú electoral que se presentó en octubre del que se va a presentar ahora; no van a estar ni Lacalle ni Mujica; vamos a estar Varela o Martínez, Piñey-rúa, yo y alguien del Partido Colorado y el Partido Independiente. Es evidente que hay departamentos que tienen un mayor núcleo de votantes de determinado partido. En Montevideo, igual que en Canelones, es notorio que el FA es relativamente fuerte, así como el partido blanco es fuerte en otros. En ese sentido el punto de partida del FA es más alto, pero yo no creo que esté laudado nada. Porque hay un cierto cansancio, un desgaste de la función de gobierno, y es muy sana y democrática la rotación, entonces no descarto para nada la posibilidad de que podamos ganar las elecciones.

-¿Qué tipo de campaña piensa realizar?

-De propuestas, mucha propuesta. Trabajar para el día después, nada de ataques, nada de enfrentamiento negativo, solamente por lo alto y por la positiva, para que haya una agenda del departamento que sea lo más amplia posible, para que haya políticas de Estado en el departamento. Y espero que dé mucho debate. Yo quiero debatir con los candidatos, especialmente los del FA, para cotejar lo que ellos han hecho en estos 20 años con lo que nosotros queremos proponer. No tengo miedo, quiero debatir: cuando quieran, cuantas veces quieran y en todos los medios que quieran.

El lugar indicado

-¿Tiene designado un jefe de campaña?

-El jefe de campaña soy yo mismo, porque es muy corta y eso es indelegable. Voy a tener un comando integrado por una mezcla de técnicos y políticos, y estoy armando equipos de programa, de finanzas y de comunicación. Tengo estos pocos días de la semana que viene para completarlos.

-En cierta forma usted tiene la ventaja de que los tres ediles y el ex candidato del PN son de AN. ¿Buscará además apoyo en asesores no políticos?

-Sí, sin duda. Ya estoy invitando gente que conozco de la actividad profesional y social, que son muy buenos en lo suyo, para ver si se incorporan a trabajar. Me voy a reunir el lunes con el doctor [Rodolfo] Saldain, experto en políticas sociales; estoy en contacto con el contador [Alberto] Sayagués por el tema de la reforma del Estado, con ingenieros y arquitectos muy notorios por planeamiento urbano, con un experto internacional en medio ambiente; les he pedido a los jóvenes del partido, por intermedio de Federico Ricagni, que elaboren una propuesta de la juventud, porque aparentemente lo único que hace la IMM por los jóvenes es música, y creo que eso es subestimarlos.

-Larrañaga dijo que las arcas del partido están vacías. ¿Cómo piensa financiar la campaña?

-Parto de cero. Larrañaga fue muy claro, hizo el aviso a los navegantes. Estoy armando un equipo de gente conocida, de mi más estrecha confianza, algunos que ya tienen experiencia política en ese tema y otros que no, y estoy empezando a visitar gente que confía en una forma distinta de hacer política, gente que ve en mí atributos que quizá no son muy comunes en la política, y que está dispuesta a apoyar económicamente.

-Uno de sus planteos pasa por aplicar la reforma del Estado en la IMM.

-Justamente, si a los montevideanos les hacemos una encuesta y les pedimos tres oficinas que funcionan mal, estoy seguro de que la IMM está en la lista. Mujica plantea la reforma del Estado, yo coincido 100% con eso: hagámoslo primero que nada en la IMM, que sea un caso estrella para después extrapolarlo a otras actividades del Estado. Si soy intendente la primera cosa que voy a hacer es pedirle a Mujica trabajar juntos.

-¿En esa reforma también incluiría la descentralización que lleva adelante la comuna?

-La propuesta de descentralización que lleva actualmente la IMM es multiplicar por 19 el problema original, que está en el edificio central de Ejido y 18. Los centros comunales [CCZ] tienen que hacer que la IMM vaya al vecino y no que el vecino vaya a la IMM, porque en definitiva eso no cambió; el vecino va a la IMM pero un poco más cerca de su casa, con la misma burocracia y el mismo tipo de atención. Yo creo que los CCZ, así como todo lugar municipal, los museos o las plazas públicas, tienen que ser centros de apoyo. Para trámites, sin duda, pero también tiene que haber baños públicos, acceso a internet para el barrio. ¿Por qué no puede haber un puesto para un policía en los CCZ? Tienen que ser ámbitos en los cuales se faciliten las cosas, y no cuesta plata. Eso es lo peor, que no cuesta plata. Es falta de ganas, falta de voluntad.

-¿La presión tributaria sobre el contribuyente va a ser uno de los temas de campaña?

-La presión tributaria es la que es. A mí no me gusta vender espejos de colores, justamente muchas veces he criticado propuestas que son facilistas e ilusorias y no son realistas. Vamos a no hacernos trampas al solitario. La recaudación es la que es; tiene que ajustarse el tema de los aforos de los autos, porque es absurdo lo que se cobra, y eso se va a compensar con una menor emigración de vehículos a otras intendencias, incluso con el retorno de muchos. No creo que eso tenga ningún costo financiero para la IMM. En materia de contribución inmobiliaria ya se ha avanzado bastante en estos últimos años, puede haber situaciones de injusticia que habrá que analizar caso por caso para ir a un sistema de más justicia pero no con un sentido fiscalista. Lo otro tiene que ser con una mayor eficiencia de la función, por eso la necesidad de una reforma del Estado. Hay que gastar mejor en funcionamiento para poder invertir más, que es lo que no se hace.