Ecuador comenzó ayer el día con el principal regimiento de Quito, las instalaciones de la Policía Judicial y un cuartel ocupados por la Policía, que también había bloqueado algunas calles con patrulleros y vehículos pesados. En otras tres provincias la Policía se negó a trabajar, hubo quema de neumáticos y estallidos de bombas lacrimógenas. El aeropuerto Mariscal Sucre de Quito estaba ocupado por militares, y los mandos medios de las Fuerzas Armadas respaldaron la demanda policial.

Policías y militares reclamaban beneficios económicos. El miércoles por la noche la Asamblea Nacional sesionó para intentar, sin éxito, levantar el veto parcial del presidente Rafael Correa a la Ley Orgánica del Servicio Público. Esta ley disponía derogar las normas que dieran bonificaciones o estímulos económicos a los empleados públicos, excepto las que afectan a las Fuerzas Armadas y a la Policía Nacional. Esa excepción fue vetada por Correa. Por lo tanto, si ayer se hubiera aprobado la ley, como estaba previsto, sin la excepción, militares y policías perderían esas bonificaciones.

En las Fuerzas Armadas, los militares tienen más de cien tipos de condecoraciones y la mayoría de ellas tenían un beneficio económico. El veto estableció que “también se derogan aquellas [leyes, normas o reglamentos] que reconocen la entrega de medallas, botones, anillos, canastas navideñas y otros beneficios materiales”, informó el diario ecuatoriano El Comercio.

La ministra de Política, Doria Solís, advirtió el miércoles que si la Asamblea revertía el veto de Correa, el mandatario no descartaba la posibilidad de declarar la “muerte cruzada”, una figura prevista en la Constitución que permite al presidente disolver el órgano legislativo y convocar a elecciones legislativas y presidenciales. “Es un escenario que nadie quisiera, pero es una posibilidad cuando no hay condiciones para ir impulsando el proceso de cambio”, dijo la ministra, quien pidió “coherencia” a los legisladores oficialistas, mayoría en la Asamblea.

A primera hora de ayer Correa fue al regimiento de Quito, donde fue recibido al grito de “Correa, te jodiste; con la Policía te metiste”. En un encendido discurso, el presidente aseguró que no daría ni un paso atrás en sus políticas y sostuvo: “Señores, si quieren matar al presidente, aquí está, mátenlo si les da la gana, mátenlo si tienen poder, mátenlo si tienen valor en vez de estar en la muchedumbre cobardemente escondidos [...] ¡Si quieren destruir la patria, aquí está!, pero este presidente no dará ni un paso atrás”, informó el diario ecuatoriano La Hora.

A la salida del regimiento, el presidente Correa, que contaba sólo con sus guardias de seguridad presidenciales, fue agredido por los manifestantes, quienes le lanzaron, entre otras cosas, una bomba lacrimógena que explotó muy cerca de él y lo dejó aturdido. Además, en el tumulto, el mandatario fue empujado y se lastimó una rodilla, que había sido operada por última vez hace dos semanas, por lo que lo trasladaron al hospital más cercano, casualmente, el Policial.

Horas después Correa dijo a Radio Pública que el hospital estaba rodeado por los policías que protestaban y que habían intentado ingresar por el techo de su habitación para agredirlo. “Es un intento de golpe de Estado de la oposición”, sostuvo el presidente, “son ciertos grupos enquistados en las Fuerzas Armadas y la Policía que siempre estuvieron; básicamente, el grupo de Sociedad Patriótica”, el partido político del ex presidente Lucio Gutiérrez, que gobernó de 2003 a 2005 y fue derrocado por protestas populares. En declaraciones a la agencia de noticias EFE Gutiérrez rechazó ser el responsable y sostuvo que “el único responsable del caos es el gobierno de Rafael Correa”.

Tanto el jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, Ernesto González, como el jefe del Estado Mayor de la Policía, Florencio Ruiz, señalaron su respaldo al presidente y solicitaron a los funcionarios que abandonaran las medidas, aunque también pidieron que la ley sea reconsiderada.

La sesión de la Asamblea prevista para ayer fue suspendida por falta de seguridad policial. Aun así, los legisladores oficialistas permanecieron en la sede del Legislativo en rechazo a la sublevación, informó la agencia de noticias Reuters. El presidente de la Asamblea Nacional, Fernando Cordero, señaló que hasta que la ley “no se termine de publicar, se pueden hacer mejoras. Las protestas en este caso son mal utilizadas”, informó el diario ecuatoriano El Universo. Horas después la Asamblea fue ocupada por la Policía, que impidió a los legisladores entrar o salir.

El gobierno decretó el estado de excepción por una semana, delegando a las Fuerzas Armadas la seguridad interna y externa del país. El gobierno sostiene que son sólo algunos los militares que se sublevaron, y que la mayoría respalda al gobierno.

Con el correr de las horas se formó frente al Palacio de Carondelet, la sede de la presidencia, una manifestación de apoyo al gobierno que fue respaldada por parlamentarios y miembros del gabinete. Desde un balcón, el canciller Ricardo Patiño pidió “a los valientes que están aquí abajo” que “rescaten al presidente” del hospital donde “están intentando meterse por los techos para afectar su integridad personal”.

Cuando la manifestación de miles de personas, liderada por Patiño, se dirigió al hospital fue agredida con bombas lacrimógenas por la Policía, informó la radio Quito. Como consecuencia de la represión hubo varios heridos.

Mientras tanto en Guayaquil, la segunda ciudad del país, considerada el bastión de la oposición, los policías cerraron el puente de acceso y hubo varios saqueos y un fallecido.

Correa habló en cadena nacional y reiteró que no claudicaría ni renunciaría a su cargo. “Con estas medidas de hecho, olvídese de cualquier acuerdo o cualquier diálogo”, sostuvo y agregó que saldrá del hospital “como presidente o como cadáver”. Representantes de los policías sublevados se habían contactado antes con Correa.

Mientras tanto, un grupo de personas vestidas de civil y encapuchadas invadieron el canal de televisión estatal, Ecuador TV, la señal que repetían los demás canales como una de las medidas incluidas en el estado de excepción, e interrumpieron la emisión, que fue sustituida por la de Gamatv, también estatal. “Están agrediendo a nuestros compañeros en el control máster, han roto las puertas”, dijo una de las periodistas al aire.

Cerca de la medianoche, militares lograron romper el cerco de los policías que manifestaban todavía fuera del hospital policial, en un operativo en el que según las primeras informaciones hubo balazos y gases lacrimógenos. El diario ecuatoriano El Universo informó que los militares lograron sacar del hospital al presidente, con máscara antigás y en silla de ruedas. Poco después, los canales de televisión mostraban a Correa ya en Carondelet. Allí denunció que fue “secuestrado” en el hospital y que hubo al menos dos muertos en el operativo para rescatarlo.

Gobiernos y organismos internacionales como la ONU y la OEA manifestaron su respaldo al gobierno de Ecuador. Para anoche estaba convocada de urgencia una cumbre presidencial de la Unión de Naciones Suramericanas. Los mandatarios de la región viajaban anoche hacia Argentina para participar en ese encuentro. Antes de la reunión, el canciller argentino, Héctor Timerman, sostuvo: “Tenemos que garantizar que las instituciones democráticas en América Latina no permitan en Ecuador lo que sucedió en Honduras”.