Tres regiones fueron declaradas en estado de emergencia a causa del vertido de “barro rojo”, una sustancia química muy tóxica, proveniente de una empresa de aluminio. Ocurrió en el pueblo húngaro Ajka, de 900 habitantes, que tiene inundados unos 40 kilómetros cuadrados en sus alrededores. Esto sucedió por la ruptura del dique de la represa que contenía los residuos de la fábrica productora del metal.

El “barro rojo” tiene grandes cantidades de silicio, hierro y otros metales pesados, y causa quemaduras al contacto con la piel. A largo plazo, en caso de inhalación continua puede ser cancerígeno, lo que ocurriría si no hay una correcta limpieza posterior. Incluso cuando este barro está seco puede contaminar el aire y los vientos pueden extender su efecto negativo, advirtió Greenpeace, que meses atrás había anticipado sobre la posibilidad de este accidente.

Desde el lunes murieron cuatro personas que fueron arrastradas por el lodo, y hay 120 desaparecidos, informó la agencia de noticias Reuters. Todos eran de los siete pueblos afectados por el vertido y otras ocho personas se encuentran en estado grave. Otras 500 tuvieron que ser evacuadas por las inundaciones.

El ministro de Medio Ambiente, Zoltán Illés, indicó que “es una catástrofe ecológica”, quizás la más grave en Hungría e incluso en Europa; centenares de bomberos, equipos de rescate y soldados fueron movilizados para intentar contener la fuga y ayudar a los afectados.

Se teme que el vertido contamine las aguas subterráneas, en una región que es eminentemente agrícola. Illés advirtió que habrá que retirar la tierra que haya sido cubierta con el barro rojo para que se pueda cultivar nuevamente, lo que llevará al menos un año.

El primer ministro, Viktor Orbán, señaló que el gobierno indemnizará económicamente a los afectados y reconstruirá las viviendas en las zonas que están inundadas. Orbán prometió investigaciones exhaustivas que aclararán los detalles de lo ocurrido, informó el diario húngaro Népszabadság, citado por la agencia de noticias EFE.

La empresa productora de aluminio, MAL Zrt, explicó en un comunicado que la inspección de la represa el lunes no detectó problemas ni mucho menos señales de un desastre inminente.

Los equipos de limpieza están volcando toneladas de yeso desde puentes y helicópteros sobre el río Marcal, afluente del río Danubio, para evitar que el barro rojo llegue a este último, el segundo río más largo de Europa. El vertido actualmente está a poco más de 100 kilómetros del Danubio.