“No puedo comprender el espíritu de aquellos que quieren desencadenar a toda costa una crisis en las tinieblas”, dijo ayer el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, ante la Cámara de Senadores, que hoy debe votar una moción de confianza a su gobierno, promovida por el oficialismo. El gobernante intentó convencer a los senadores de renovarle su apoyo al Ejecutivo.

Advirtió que “es una locura iniciar una crisis sin soluciones en el futuro inmediato” y dijo que esto podría llevar a Italia a una crisis económica como la que enfrentan varios vecinos europeos, informaron las agencias ANSA, EFE y Reuters.

El grupo de parlamentarios que responde a su ex aliado Gianfranco Fini le recomendó al primer ministro que se vaya antes de que lo echen. Los llamados “finianos” le dijeron que están dispuestos a abstenerse de respaldar una censura al gobierno en el Senado, donde Berlusconi tiene mayoría, si él se compromete a renunciar después de esa votación, antes de la que tiene prevista la cámara baja. Pero le advirtieron que si no dimite, cuando se vote la moción de censura en la Cámara de Diputados, donde el oficialismo está en minoría, su agrupación, Futuro y Libertad, la respaldará. Un voto de este tipo podría obligar a Berlusconi a adelantar las elecciones en un momento en el que no tiene asegurado tampoco el respaldo de los italianos en las urnas.

La imagen de Berlusconi está en caída, afectada por varios escándalos sexuales que lo involucran, investigaciones judiciales, peleas con sus socios políticos y críticas a su gestión. Pero los escándalos han acompañado a Il Cavaliere en su carrera política sin terminar con ella. Ayer, el escritor y académico italiano Umberto Eco, mientras presentaba un nuevo libro en España, se refirió al primer ministro de su país como “un zombi, un muerto viviente muy peligroso”, informó EFE.

Una señal de que el primer ministro no está acabado es la reacción de algunos diputados de Fini que son reacios a censurar al gobierno. Cinco diputados y dos senadores de Futuro y Libertad -partido escindido del gobernante Pueblo de la Libertad y que cuenta con 36 representantes- firmaron un documento llamando a los suyos a “no participar” en las votaciones de hoy, en lugar de pronunciarse contra Berlusconi. Debido a esa iniciativa, para promover el consenso entre los suyos, el propio Fini planteó abstenerse en el Senado si el primer ministro se compromete a renunciar.

Otras señales de que Berlusconi todavía cuenta con apoyo fueron las manifestaciones de algunos de sus partidarios, que el domingo salieron a las calles con carteles con leyendas como “Forza Berlusconi”, o la reacción del único aliado que le queda a Il Cavaliere, la ultraderechista Liga Norte. Su líder, Umberto Bossi, respondió a los partidarios de Fini que el primer ministro no va a renunciar. Otros dirigentes oficialistas no vieron con tanto desagrado la propuesta de Fini. El saldo de estas divisiones, según estimaciones de distintos medios, dejaría a la Cámara de Diputados con la mitad de sus integrantes a favor del gobierno, la mitad en contra, y uno o dos votos de ventaja para una de las dos posiciones.

Para inclinar la balanza, el primer ministro trató de acercarse ayer a los dirigentes de partidos de centro y habló de promover una “cooperación institucional amplia” con distintos sectores, además de invocar “un sentido de responsabilidad nacional”. A los diputados de Futuro y Libertad los llamó a ser fieles a los votantes que en 2008 los eligieron como representantes del Pueblo de la Libertad. A los demás les propuso “un nuevo pacto de legislatura, renovando aquello que sea necesario tanto en el programa como en la coordinación del gobierno” y dijo que él tiene la “responsabilidad” de “recomponer la unidad y la alianza de todas las fuerzas moderadas”.

Pero además insistió en advertir de las consecuencias de una eventual caída de su gobierno y se preguntó: “Para qué sirve iniciar una crisis de la que no se conocen las consecuencias y cuál es el objetivo de aquellos que la esperan”.