Este viernes cumple 70 años Nancy Pelosi, la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, la madrina de la reforma sanitaria, la “extraordinaria líder”, en palabras del presidente Barack Obama, que movió incansablemente los hilos necesarios para que el proyecto viera la luz.

“Un cazador que acecha en cualquier esquina, dispuesto a lanzarse sobre todo congresista que dudara”, así definían su actitud en los últimos días sus compañeros del Partido Demócrata, consultados por el diario español El País. Ya la habían definido como un “tornado humano” cuando fue nombrada presidenta de la Cámara de Representantes en enero de 2007, en el segundo período del ex presidente George W Bush, al que le hizo una férrea oposición desde el Congreso, al que en una votación de mitad de mandato dio mayoría demócrata en 2006. Fue la primera vez que una mujer dirigía la cámara, y ocupaba así el cargo con más poder luego del presidente y el vicepresidente en Estados Unidos.

Pelosi fue quien garantizó que si Harry Reid, el líder demócrata en el Senado, le escribía los nombres de los senadores dispuestos a apoyar la reforma sanitaria -los 51 necesarios-, ella se encargaría de que esa iniciativa fuera aprobada en la cámara baja.

Fue Pelosi quien aseguró que la reforma superaría cualquier obstáculo y sería aprobada, cuando todo el Partido Demócrata -incluso el presidente-, había quedado paralizado luego de perder la mayoría en el Senado por la muerte de Edward Kennedy y la elección de un republicano por Massachusetts para ocupar su banca. Pelosi dio el empujón a Obama para que presentara nuevas ideas para la reforma en busca del apoyo republicano a la iniciativa. No lo consiguió. Pero entonces se ocupó de vencer las resistencias dentro del oficialismo, para que todos los diputados demócratas aprobaran la reforma.

Pelosi es la figura demócrata más odiada por los conservadores, incluso más que Obama, por su liderazgo en el Partido Demócrata y porque se ha ocupado de mantenerlo unido desde su cargo actual.

Logró que el año pasado los demócratas votaran en bloque casi el 90% de las veces, informó la revista Congressional Quarterly. Según el diario especializado en el Congreso estadounidense The Hill, luego de la aprobación de la reforma, Pelosi se convirtió en la más grande presidenta de la cámara baja en la historia del Congreso.

Pelosi se zambulló en la vida política en 1987, después de que sus cinco hijos terminaran el liceo y le dijeran “madre, haz tu vida”. Fue electa diputada por el distrito de San Francisco, California, cargo que mantiene hasta el día de hoy. Pero sus gestiones políticas comenzaron antes. Cuando ella tenía siete años y su padre, Thomas d’Alesandro, era alcalde de Baltimore -también supo ser diputado por cinco períodos consecutivos-, Pelosi aprendió a atender el teléfono y a explicarle a quienes llamaban cómo conseguir una cama de hospital o a dónde llamar para abrir un negocio, informó la agencia de noticias EFE.

Hija también de una férrea feminista, la diputada se sitúa en el ala más liberal de los demócratas, y defiende desde allí el derecho al aborto, los derechos civiles de los homosexuales y la ciudadanía para los inmigrantes ilegales que cumplan con ciertas condiciones. Sostiene, según su biografía, publicada en la página del Congreso, que Estados Unidos debe continuar su tradición de abrir las puertas a los inmigrantes de todo el mundo y pretende que las leyes migratorias así lo consagren. Se prevé que en la reforma migratoria, que según prometió Obama se trataría este año, Pelosi tendrá también un papel fundamental. La dirigente es además una defensora del medio ambiente, se opone a la pena de muerte y a la libertad de portar armas.

Los legisladores la eligieron presidenta de la cámara luego de que dirigiera la minoría demócrata desde 2002, cuando se retiró el líder anterior, Dick Gephardt. Desde ese cargo, Pelosi fue una crítica dura hacia el gobierno de Bush, al que no dudó en tachar de “incompetente” en su campaña para diputada en 2004. Por esos días aseguró que el ex presidente estadounidense no tenía “criterio” ni “experiencia”, informó en su momento el diario argentino La Nación. Como diputada ya había votado en contra de la guerra de Irak y desde su cargo actual impulsó proyectos para comenzar la retirada de las tropas estadounidenses de ese país.

Al asumir como presidenta de la Cámara de Diputados prometió conducir “el Congreso más ético de la historia”, y con ese fin impulsó leyes que limitaban la presión de los lobbies sobre los congresistas, aunque esas normas no tuvieron el apoyo necesario. También impulsó la creación de varios comités de ética independientes, con potestad para investigar pero no para juzgar.

Madre de cinco y abuela de seis, fue la segunda demócrata en recaudar más fondos para su partido en la campaña electoral de 2008, unos 59 millones de dólares, cantidad que sólo superó la actual jefa de la diplomacia estadounidense, Hillary Clinton.

Desde la Cámara de Representantes tiene una importante incidencia en temas de política exterior, porque si bien ésta depende del presidente, el financiamiento depende del Congreso. Por eso luego de asumir su cargo bajo la administración Bush se apresuró a asegurar que no respaldaría una invasión a Irán, así como no apoyó la de Irak en su momento. En la línea internacional mantiene lazos con los congresistas relacionados al lobby judío y justificó el apoyo estadounidense a Israel, señalando que la historia del conflicto con Palestina “no es la ocupación” de la franja de Gaza, sino la necesidad israelí de ser respaldado “en su derecho fundamental de existir”.

Sus allegados dan vuelta el dicho de que “detrás de un buen hombre hay una gran mujer”, incluso ella bromea y asegura que da “gracias al cielo por Paul Pelosi”, un inversor en bienes raíces que apostó su fortuna al futuro de su mujer, informó el diario español El País, con evidentes buenos resultados. La fortuna familiar de la dirigente se estima en unos 25 millones de dólares, en gran medida gracias a los negocios inmobiliarios que gestiona su marido.

El domingo, Pelosi aparecía en las fotos de prensa al llegar al Congreso, llevando en la mano el martillo con que el demócrata John Dingelll aprobó la legislación sobre el seguro médico en 1965. Desde entonces no hubo otra tan grande hasta la aprobada el lunes. Ayer Pelosi festejaba la promulgación, por parte de Obama, de la nueva reforma sanitaria, que abarcará a 32 millones de personas más.