Los primeros sondeos a pie de urna de las elecciones británicas celebradas ayer otorgan la victoria al Partido Conservador, liderado por David Cameron, aunque sin la mayoría absoluta en el Parlamento. Los tories obtenían 305 escaños -la mayoría absoluta es de 326-, mientras que el Partido Laborista del primer ministro, Gordon Brown, lograría 255 escaños y los liberales demócratas de Nick Clegg, 61, según los sondeos de los canales BBC, Sky e ITV. Los partidos minoritarios obtendrían 29 escaños, según estos primeros sondeos, que fueron elaborados por las firmas NOP y Mori.

Con estos resultados, ni siquiera una alianza entre laboristas y liberales lograría la mayoría parlamentaria, necesaria para nombrar al primer ministro, que debe ser el candidato del partido mayoritario en el Parlamento. Desde 1974 no ha habido en el Reino Unido un Parlamento en el que un partido no tuviera la mayoría absoluta, como va a suceder esta vez si se confirman los sondeos.

Respecto de las elecciones de 2005, los conservadores crecieron en 95 escaños; los laboristas, que gobiernan desde hace 13 años, perdieron 94 y los liberales perdieron uno.

Unos 45 millones de británicos votaron ayer en unos 50.000 colegios electorales dispuestos para unas elecciones cuyo resultado se proyectaba muy parejo desde los sondeos, aunque ya en la mañana la prensa británica señalaba a Cameron como favorito. Uno de los aspectos que reflejan los primeros sondeos es que, más allá del crecimiento en la intención de voto, para los liberales no fue suficiente para que se tradujera en escaños. Los liderados por Clegg quedaron en un lejano tercer lugar, aunque podrían jugar un papel clave si se alían con alguno de los partidos tradicionales.

El vicepresidente de los liberales, Vince Cable, dijo que estos primeros resultados son “muy extraños” y recordó que en el pasado las encuestas a pie de urna se han equivocado “de forma espantosa”.

La falta de una mayoría clara había sido anunciada en las encuestas, por ello el secretario de Gabinete, sir Gus O’Donnell, publicó directrices en las que indicó que cuando unas elecciones no ofrecen una clara mayoría, el gobierno en funciones -en este caso, el de Brown- “tiene derecho a esperar a que se reúna el Parlamento para ver si puede conseguir la confianza de la Cámara de los Comunes o dimitir (ante la reina Isabel II) si está claro que no es probable que pueda conseguir esa confianza”, citó el diario español El País.

Estas directrices permiten a Brown permanecer en su cargo, si cree que puede lograr las alianzas necesarias para formar un nuevo gobierno laborista. Tiene tiempo hasta el 12 de mayo, día en que se constituye el nuevo Parlamento. Una semana después de esa fecha, el primer ministro que asuma presentará su programa de gobierno.