No fue tan así

A diferencia de lo que ocurrió en las elecciones nacionales, cuando las encuestas se aproximaron en líneas generales a los resultados finales, en esta ocasión hubo algunas que estuvieron lejos de reflejar lo que terminó sucediendo. Los casos más notorios fueron los de Salto, Paysandú y Rivera. En territorio sanducero, Interconsult informó el 26 de abril, con un margen de error de 4%, que el Frente Amplio (FA) tendría 42% de los votos, el Partido Nacional (PN) 34% y el Partido Colorado (PC) 16%. El escrutinio primario mostró que el 9 de mayo los blancos cosecharon 42% (+7), el oficialismo cayó a 41% (-1) y el PC a 7% (-9). Según el director de Interconsult, Juan Carlos Doyenart, el cambio se debió a un corrimiento del electorado colorado hacia el PN. “Existían buenas posibilidades de que los colorados impidieran el triunfo del FA, que fue lo que finalmente ocurrió”, dijo Doyenart, para quien el sondeo dado a conocer “no tuvo un error, porque hay una explicación para este fenómeno”. En Salto, una encuesta de Ágora Consultores difundida después del 20 de abril había arrojado los siguientes porcentajes: 44% para el FA, 29% para el PC y 19% para el PN. Por el contrario, las urnas determinaron que el FA obtuvo 41% (-3), el PC 42% (+13) y el PN 12,6% (-6,4). En su página web la empresa litoraleña hizo su autocrítica y manejó como explicaciones las siguientes hipótesis: la sobreestimación de los niveles electorales que podía sostener el FA, el tiempo que pasó entre la medición (16 al 20 de abril) y los resultados finales, y que la “mala relación” de la empresa con el PC haya influido en los ciudadanos consultados a contestar de manera contraria a lo que harían. Por último, en Rivera, mientras que Interconsult pronosticó un “empate técnico” entre los tres partidos -PC 29%, FA 28% y PN 28%-, se registró una holgada victoria colorada: PC 47% (+18), PN 23% (-5) y FA 20% (-8). Según Doyenart, el trabajo había sido pedido por el propio PC, que fue “subvalorado de forma escandalosa”. “Reconozco que llevaba error, fue sesgada y por tanto no reflejó la realidad”, admitió el empresario, quien también argumentó que no hubo mala intención, ya que el cliente era el propio PC. “Fue un error técnico, esto puede ocurrir cuando se hace una sola encuesta”, argumentó.

El ex intendente de Salto, que perdió la reelección, Ramón Fonticiella es uno de los que recurren al concepto del voto “rosado”. “Las familias ideológicas se fusionaron, y eso no tiene nada de ilícito, pero en definitiva concretó una realidad”, señaló el ahora senador de Alianza Progresista. En su evaluación no aparecen signos de autocrítica, sino que reivindica que respecto de las elecciones de 2005 el electorado del FA creció. “La población no le sacó apoyo al FA sino que se lo dio a las familias ideológicas, que jugaron de otra manera”, dijo, y recalcó que el PN, luego de haber obtenido 37,4% de los votos en mayo de 2005, recogió 12,1% en esta instancia, lo que permitió el triunfo del colorado Germán Coutinho.

Para otros dirigentes de la izquierda local, por ejemplo, el diputado Andrés Lima, “la falta de llegada de los candidatos” y la compleja interna durante los cinco años de gestión afectaron las chances de los tres postulantes oficialistas (ver la diaria del 11/05/10). Fonticiella, sin embargo, no cree lo mismo. “El responsable de eso sabrá; yo jamás elevé una sola voz sobre otro compañero, así que él estará admitiendo su propio error”, respondió.

Para Julio Pintos (PS), la derrota en su departamento es explicada por varios factores, aunque todos ellos confluyen en uno solo, que tiene que ver con la forma en que el ciudadano utiliza la herramienta del voto. El ex intendente, que buscó la reelección el 9 de mayo, considera que “hay muchos frenteamplistas que no son de ningún sector” y que no comulgaron con la forma en que se desarrolló la campaña, que “fue muy diferente a la anterior en la que los candidatos demostramos mucha unidad y defendíamos una idea central. Los tres estuvimos presentes en las reuniones con los sindicatos, con las asociaciones de comerciantes, con las agrupaciones sociales, mientras que en ésta hubo dos candidaturas muy diferentes, alejadas una de la otra”.

Más allá de este punto, Pintos aseguró: “El triunfo del PN nos sorprendió”, ya que hasta pocos días antes de las elecciones no se preveía que pudiera ocurrir, entre otras cosas porque “el PC estaba haciendo un esfuerzo por mantener los votos de octubre, pero perdió el 50%”. Pintos sostuvo que no hubo un voto en contra de la gestión -mencionó que durante los cinco años tuvo un alto nivel de apoyo-, sino que “el ciudadano hace uso del voto separado de las elecciones nacionales de las departamentales y eso hay que aceptarlo y adaptarse”.

De estructura y circunstancia

En Treinta y Tres el trasiego de votos entre los partidos de la oposición ayudó al triunfo blanco de Dardo Sánchez, pero no fue definitorio ni sorpresivo. Para los frenteamplistas cuesta entender que Gerardo Amaral (PS) haya perdido la reelección si su gestión al mando de la intendencia tenía, según los sondeos de opinión, 66% de aceptación.

“Hay ciudadanía que vota por un proyecto político; otros votan por pertenencia ideológica y otros por elementos circunstanciales, como, por ejemplo, promesas de baja de patente de motos, de cambio de horario de los bailes”, consideró Amaral. El ex intendente aseguró que lo ocurrido el domingo debe dar paso a una “reflexión profunda y seria” para definir estrategias de proyectos de gobierno futuros que permitan, a la vez de encarar “políticas vinculadas a la construcción de ciudadanía, fortalecimiento de la sociedad, políticas sociales y culturales, también políticas que aseguren a través del rédito electoral la continuidad de los procesos”.

Amaral alegó: “Quizás no hemos sabido comunicar por qué se trabaja en determinado sentido y no en otro; por qué las políticas apuntan, en lugar de a construir paredes, techo y baño, a construir familias, mejorando la autoestima del ciudadano... ¿A cuántos les llega eso? A la familia y al barrio, y de pronto ahí se hizo una inversión de mucho tiempo y bastante dinero, que en otros ámbitos podría dar más rédito”, graficó. El dirigente aseguró que no considera que este análisis “vaya a cambiar los ejes estratégicos de un gobierno de izquierda, pero sí puede poner en consideración aspectos que no hemos ponderado adecuadamente y en los cuales los partidos tradicionales tienen mucha más experiencia”.

En la misma línea, el otro candidato frenteamplista, José Olascuaga (MPP), que fue director de Higiene y Medio Ambiente durante la gestión de Amaral, opinó que en este período falló el diálogo entre la fuerza política y la gestión departamental, que llevó, a su vez, a que no hubiera militancia activa. “Desde el FA no hubo acompañamiento, al contrario, hubo un permanente enfrentamiento”, que desde la gestión tenía su contraparte en que muchos directores de la comuna, que a su entender eran más técnicos que personas con “cabeza política”, “no participaban de la fuerza política e incluso se negaban a ir”. Para Olascuaga, que integra la Mesa Política del FA de Treinta y Tres, el FA “sigue pecando de un centralismo muy importante y eso joroba”. “En el interior no tenemos capacidad de tomar decisiones independientemente de la Mesa Política Nacional, y allá se siguen tomando definiciones políticas a contrapelo de la realidad del interior”, afirmó.

En Artigas, en donde el PN perdió en favor del FA, el ex intendente y aspirante a la reelección Julio Silveira (Una) atribuyó “especialmente” su derrota al desempeño del FA en Bella Unión. “Les montaron un esquema electoral allí de 70 millones de dólares. Si yo fuera de Bella Unión también estaría agradecido”, argumentó. No obstante, se jactó de haber sido más votado que la intendenta electa Patricia Ayala (FA), y de superar los 15.000 votos, que fueron “más que los que me hicieron intendente”. Además, agregó que el candidato de Alianza Nacional, Mario Ayala, “no votó bien”, por lo cual tuvo que llevar el partido sobre sus “hombros”.

Por su parte, el candidato colorado de la lista 1530 Rodolfo Riani (Proba) sostuvo que se trató de una elección “polarizada entre el FA y el PN” en la que el departamento se volcó al “exitismo” de la izquierda, que “es cosa nueva” en Artigas. Para el dirigente, su sector estaba muy debilitado porque el candidato no pudo ser Carlos Signorelli, y muchos de sus votantes “se volcaron al FA”, en tanto que “la otra pata del PC era nueva”, por lo que “se llegó a 9,8%, una votación bajísima”. Riani, si bien reconoció el carisma de la intendenta electa, opinó que “de haberse postulado Signorelli los blancos hubieran ganado, porque habría habido tres patas fuertes en la elección, y, aunque al PC no le hubiera dado para ganar, sí le habría sacado votos al FA”.