Israel ordenó la deportación de los casi 600 activistas que ayer continuaban detenidos, luego de su arresto a bordo del barco turco de la Flotilla de la Libertad. Se trata de la embarcación que abordaron el lunes soldados israelíes que mataron, al menos, a 10 personas e hirieron a otras 50.

La comunidad internacional había reclamado la liberación inmediata de los activistas de más de 60 nacionalidades que estaban detenidos por “inmigración ilegal” al haber intentado violar el bloqueo dispuesto por Israel a la franja de Gaza. Hasta ayer habían sido deportados 50 de los activistas que llegaron en tres barcos cargados con pasajeros y otros tres con medicinas, alimentos y material de construcción. Los deportados fueron aquellos que al llegar a tierra accedieron a firmar la deportación. Los que continúan detenidos no lo hicieron por entender que al firmarla legitimaban su detención.

El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que se reunió de urgencia el lunes de noche por casi 13 horas, pidió ayer en una resolución la liberación de los buques y de las personas, además de condenar “los actos que dieron lugar a la pérdida de al menos 10 civiles”, pero no condenó al gobierno de Israel.

El comunicado pide que se garantice la entrega de la asistencia humanitaria a los palestinos y reclama una investigación “rápida, imparcial, creíble y transparente”. También reitera que la situación en Gaza “no es sostenible” y manifiesta su “profunda preocupación por la situación humanitaria” en la franja, además de pedir a los países que actúen “con moderación” y eviten “cualquier acción provocativa y unilateral”.

La condena de la ONU fue más leve que la reclamada por Turquía, la Autoridad Nacional Palestina y otros países árabes, que pedían una resolución vinculante, que forzara a Israel a cumplir las obligaciones derivadas de las leyes internacionales y humanitarias. Pero la posición estadounidense, cuya declaración sobre el ataque fue la más suave, se inclinaba a una resolución acorde a la suya en el Consejo y esto generó algunos enfrentamientos verbales durante la redacción del texto, indicaron el diario español El País y BBC.

El único canciller presente en la reunión del Consejo de Seguridad fue el turco, Ahmet Davutoglu. De su país proviene la mayoría de los activistas que iban a bordo de los barcos.

Antes de reunirse con su homóloga estadounidense, Hillary Clinton, Davutoglu afirmó estar decepcionado por la declaración de Washington y señaló que su gobierno espera “una condena más tajante”, una completa “solidaridad” con su país, agregó.

El ministro dijo que lo sucedido, al haber ocurrido en aguas internacionales, “es un acto criminal” y agregó: “No necesitamos una investigación para saberlo”.

Por otra parte, Egipto, que mantenía cerrada la frontera con Gaza, levantó esa medida hasta nuevo aviso. Una fuente egipcia indicó en forma anónima a la agencia de noticias Reuters que la frontera “permanecerá abierta por un tiempo” para permitir “el ingreso de ayuda humanitaria y médica a la franja”.

Desde Israel, el portavoz del Ministerio de Exteriores, Yigal Palmor, calificó la condena de la ONU como “hipócrita” y dijo que fue “precipitada” y basada “únicamente en determinadas imágenes televisivas y no en un conocimiento de los hechos”. Palmor argumentó que la ONU “ni siquiera se ha dado un tiempo de reflexión para considerar todos los hechos”, por lo que la suya es una respuesta “automática”, indicó la agencia de noticias EFE.

El vocero también justificó que no se haya dado información de quiénes son los activistas que murieron durante el ataque, argumentando que aún no la tienen, y que “es muy difícil identificar a alguien muerto, que no puede responder, cuando sus amigos se niegan a dar cualquier información”.

Aun así, no se anunció el inició de ninguna investigación, ni siquiera sobre los supuestos vínculos de los activistas con los grupos terroristas, que Israel aseguró que existían. Sin embargo, una fuente oficial israelí reconoció -en diálogo con la agencia de noticias EFE- que se mantienen confiscadas las grabaciones de video, cámaras de fotos y teléfonos celulares, para “saber si hay algún material peligroso”.

Mientras las voces por la Flotilla de la Libertad no dejan de escucharse, un barco que la integra y que quedó atrás, el Rachel Corrie, irlandés, pretende acceder a Gaza.

Rachel Corrie fue una activista estadounidense pro palestina que murió hace siete años aplastada por una excavadora militar israelí, informó BBC. El barco, que estaba previsto que llegara entre anoche y hoy, debía liderar la flotilla hacia Gaza, pero quedó rezagado por problemas técnicos. Con entre 10 y 15 activistas a bordo, según la fuente que se consulte, intentará violar el bloqueo. Pero el viceministro de Defensa israelí, Mtan Vilnaí, ya aseguró que su país “no permitirá romper el bloqueo a Gaza”. El barco lleva equipos médicos, sillas de ruedas, suministros para escuelas y cemento, informó Reuters.

Mientras tanto, en tierra, fuerzas israelíes mataron a dos palestinos cuando intentaban infiltrarse en Israel y a otros tres que, supuestamente, se proponían lanzar cohetes contra el territorio de ese país.

Fuentes del movimiento islámico Hamas, que gobierna Gaza, indicaron ayer a las agencias que un número indeterminado de vehículos blindados israelíes ingresó un centenar de metros en la franja, acompañado por el disparo de varios proyectiles, lo que causó intensos tiroteos.