Demócratas y republicanos celebraron ayer elecciones primarias en California, en busca de un candidato para competir por el cargo de gobernador del estado en las elecciones de noviembre. El actual gobernador, el republicano Arnold Schwarzenegger, deberá dejar su puesto este año tras dos mandatos consecutivos.

La crisis económica que afecta a Estados Unidos se sintió con fuerza en California, el estado más rico del país, y fue un tema central en la campaña electoral. Semanas atrás, el 14 de mayo, Schwarzenegger presentó el último presupuesto de su administración, que fue criticado por la oposición demócrata por incluir recortes y eliminación de programas sociales, informó la agencia de noticias EFE.

El actor de Hollywood y ex Mister Universo anunció que para afrontar el déficit sin subir impuestos eliminaría el programa CalWorks, que consiste en unos 500 dólares de asistencia temporal a familias con pocos ingresos y que abarca a más de dos millones de personas. También eliminó servicios estatales de cuidado de niños, redujo gastos en educación primaria y fondos destinados a la atención de personas con enfermedades mentales. “No nos quedan más que decisiones difíciles... sé cuánta gente está sufriendo ahí afuera y cómo va a ser esto de duro”, dijo el gobernador de un estado poco acostumbrado a tener una tasa de desempleo como la actual, de 12%.

Después de esos anuncios rompió los ojos el despliegue de gastos que hicieron los republicanos en la campaña electoral para las primarias de ayer. Los demócratas, que criticaron el derroche en propaganda, no tuvieron que apostar tanto porque su interna conducía sin sobresaltos a la candidatura de Jerry Brown, de 72 años, quien ya gobernó el estado de 1975 a 1983.

Pero en el Partido Republicano sí había competencia, que enfrentaba a dos millonarios ex ejecutivos de empresas de Silicon Valley. La campaña de la ex ejecutiva eBay Meg Whitman costó unos 80 millones de dólares, con algún aporte de la propia precandidata. Su rival, Steve Poizner, fundador de empresas de tecnología GPS para celulares, puso de su bolsillo 24 millones de dólares para impulsar su precandidatura, indicaron EFE y el diario The New York Times. El gasto fue objeto de críticas en la interna pero continuó durante toda la campaña.

Al momento de confrontar ideas, Whitman se jactó de lo dura que será con los inmigrantes ilegales si los electores la apoyan y prometió una gestión con un gasto público mucho menor que el de Schwarzenegger. Por su parte, Poizner apuntó primero a atacar a su rival, a quien acusó de hacer una campaña demasiado cara, pero al ver que bajaba en las encuestas, centró su discurso en la promesa de reducir el déficit del presupuesto.

El cambio de estrategia no se dio a tiempo, porque Poizner llegó a las primarias de ayer muy por debajo de su rival en intención de voto. Ella superaba el 50% de respaldo en distintos sondeos, mientras que él se ubicaba entre 25% y 29%. De acuerdo con esos datos, parecía bastante probable que Whitman se convirtiera ayer en la candidata del Partido Republicano. Los estudios de intención de voto para noviembre indicaban que deberá trabajar para superar la leve ventaja que le lleva el demócrata Brown.

Lejos de la imagen de estrella de Hollywood con músculos ultradesarrollados de Schwarzenegger, la probable candidata republicana a sucederlo aparece como un exceso de sobriedad, con camisas abotonadas hasta el último ojal, trajes oscuros, escaso maquillaje y su melena rubia corta y moldeada. Acorde con esa imagen conservadora, Whitman reúne apoyos entre los mayores referentes de la derecha de su país. El ex presidente Dick Cheney, el ex candidato presidencial John McCain y la ex secretaria de Estado Condoleezza Rice están de su lado.