Barack Obama se preparaba anoche para hablar a los estadounidenses en un discurso televisado desde el Salón Oval de la Casa Blanca, en el horario de mayor audiencia. Su mensaje estaba dedicado a hablar del derrame de petróleo ocurrido en el Golfo de México. El vertido de crudo causado tras el hundimiento de la plataforma petrolera Deepwater Horizon, que operaba la firma British Petroleum (BP), costó la muerte a once trabajadores y se convirtió en el peor desastre medioambiental que haya sufrido Estados Unidos, según reconocen las autoridades de ese país. Casi dos meses después del accidente, que ocurrió el 20 de abril, el crudo seguía fluyendo al océano.

Nuevos cálculos al respecto, que el gobierno estadounidense dio a conocer ayer, indicaban que se vertían entre 5,5 y 9,5 millones de litros de crudo cada día.

A tono con la gravedad que alcanzó el derrame, el presidente estadounidense dijo ayer que esta “catástrofe sin precedentes” amerita “una respuesta sin precedentes” de parte de su administración. En un discurso que dio en la base militar de Pensacola, ante 3.500 soldados, Obama declaró: “Mi gobierno hará lo que sea necesario, durante el tiempo que sea necesario, para hacer frente a este desastre”. En la base militar de Florida, el mandatario terminaba una gira por las zonas más afectadas por el derrame y la “marea negra” que se formó en el océano. Este recorrido lo llevó por los estados de Mississippi y Alabama. Durante su discurso, Obama reconoció que los estadounidenses están “asustados” y “enojados” por lo ocurrido, pero prometió que la zona “volverá a prosperar”, indicó la agencia de noticias EFE.

En la misma actitud de reconocer la gravedad de las consecuencias del vertido, Obama declaró el lunes al diario Politico: “Al igual que nuestra percepción de los puntos débiles de nuestra política exterior fue moldeada profundamente por el 11-S, creo que este desastre cambiará la forma en la que pensamos sobre el medioambiente y la energía durante muchos años”.

Una encuesta parecía dar ayer la razón a quienes definieron este desastre como “el Katrina de Obama”. Algunos medios señalaron días atrás que las críticas que recibe la gestión de esta crisis por parte de su gobierno se asemejan a las que sufrió la administración de George W Bush ante los daños causados por el huracán Katrina en Nueva Orleans, en 2005. Según señaló BBC, ese año el 64% de los estadounidenses consideraba en forma negativa la respuesta del gobierno a aquella situación. Una desaprobación todavía mayor recibe la reacción del actual gobierno estadounidense ante el vertido, de acuerdo a un sondeo de la empresa Gallup publicado por el diario USA Today. La encuesta indicó que el 71% de los estadounidenses cree que Obama no fue lo bastante duro con BP, y que la empresa tiene que pagar por los daños que causó el derrame. Ocho de cada diez encuestados piensa que el vertido puede ocasionar daños en la economía del país y la mayoría cree que las consecuencias se sentirán durante una década o más. Otros dijeron que algunas zonas y especies no se recuperarán nunca, señaló EFE.

Es en este contexto que anoche el presidente se disponía a dar su discurso televisado. De acuerdo a lo que adelantó la Casa Blanca respecto a su contenido, incluiría el anuncio de la creación de un fondo de compensación para las víctimas del derrame, con varios miles de millones de dólares.

Según declaró ayer el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, al programa de televisión “Good Morning America”, Obama también anunciaría anoche la designación de un responsable a cargo del plan para la recuperación de la zona afectada.

El discurso del presidente también tenía previsto hacer un repaso de las tareas realizadas con el fin de detener el vertido y evitar que la marea negra afectara las costas del país. Incluiría además iniciativas de cambios en las regulaciones de la actividad petrolera para evitar que un accidente similar ocurra otra vez. Además, Obama se referiría a su plan de promover energías limpias como la solar y la eólica, en el marco de su plan de reformar la matriz energética del país de forma tal de reducir la dependencia del petróleo, con la dependencia del exterior que trae aparejada, y disminuir también la emisión de gases contaminantes.

Como antesala del mensaje presidencial, ejecutivos de empresas petroleras transnacionales evitaron responder ante el Congreso la pregunta de un legislador acerca de si BP cometió errores al construir su pozo, indicó la agencia de noticias Reuters. Pero en un testimonio escrito, el presidente ejecutivo de Chevron, John Watson, consideró: “Creo que una investigación independiente mostrará que esta tragedia era evitable”.